Metas y logros que trascienden las finanzas y el comercio
Vivimos una de las reuniones más importantes de la historia reciente argentina. Los principales líderes del mundo se convocaron en nuestro país a definir nuevos lineamientos de política global con repercusiones perdurables para toda la humanidad.
A pesar de la tradicional preponderancia de los temas financieros, el presidente Mauricio Macri apostó a que este G-20 esté centrado en las personas, y así quedó plasmado en el lema de nuestra presidencia: “Construyendo consenso para un desarrollo justo y sostenible”. En esta línea, la Argentina ha trabajado arduamente a lo largo del año en incluir dentro de las negociaciones internacionales medidas con impacto más evidenciable en la vida cotidiana de la ciudadanía.
Por ejemplo, por primera vez en la historia del G-20 se constituyó un Grupo de Trabajo de Educación, el cual abordó la necesidad de establecer nuevas políticas educativas que fomenten el desarrollo de habilidades, en un mundo en el cual las nuevas tecnologías están cambiando las estructuras tradicional es del trabajo.
Por otro lado, a través del Grupo de Trabajo de Desarrollo (GTD), se acordó la iniciativa del G-20 para el Desarrollo de la Primera infancia, que incentiva la inversión a través de diversos mecanismos para el cuidado y desarrollo de los niños y niñas en sus primeros 1000 días de vida. Estas medidas cobran relevancia teniendo en cuenta que el 43% (250 millones) de niños y niñas menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios corren el riesgo de no alcanzar su máximo potencial de desarrollo debido a la pobreza, la desnutrición, la falta de estimulación adecuada y/o acceso a la educación temprana y al agua potable, entre otros factores.
En referencia al mundo de los negocios, desde una mirada social se acordó el Llamado del G-20 para el Financiamiento de negocios inclusivos. A través de esta convocatoria se buscó impulsar el desarrollo de modelos de negocios inclusivos e innovadores que no solo tengan como estrategia la búsqueda de retornos económicos, sino que también apunten a generar impactos sociales y ambientales positivos, incorporando, por ejemplo, a personas en situación de vulnerabilidad a sus cadenas de valor.
A su vez, teniendo en cuenta que para 2050 se estima que la población mundial llegará a 9700 millones de personas, de las cuales cerca del 70% habitará en zonas urbanas, el GTD también acordó establecer los Principios de Alto nivel sobre Hábitat Sostenible a través de la Planificación Regional, con el objetivo de mejorar las condiciones habitacionales y promover el desarrollo urbano, periurbano y rural a largo plazo.
Bajo la presidencia argentina, el G-20 también acordó acciones en materia de empleo y trabajo. A través del Grupo de Trabajo de Empleo, se presentó la “Estrategia del G-20 para erradicar el trabajo infantil, el trabajo forzado, la trata de personas y la esclavitud moderna en el mundo del trabajo”, al mismo tiempo que se establecieron principios para la integración al mercado de trabajo de las personas con discapacidad, considerando que cerca de 1000 millones de personas a nivel global tienen alguna forma de discapacidad.
Como rasgo distintivo, cabe destacar que la Argentina, como presidente del foro, incorporó a cada debate la perspectiva de género, con especial énfasis en el empoderamiento económico y financiero de la mujer, y la igualdad de oportunidades y derechos entre el hombre y la mujer en el mundo del trabajo y en la sociedad en general.
Desafíos de políticas públicas
Todos los acuerdos y consensos generado salo largo de este año en los distintos grupos de trabajo del G-20 fueron tratados por los líderes mundiales. Esto conlleva a importantes desafíos de política pública a mediano y largo plazo. Por eso resulta crucial materializar estos acuerdos en compromisos y consolidar acciones para fortalecer las tres dimensiones reales del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.
Debemos garantizar que se comparta la prosperidad, que el crecimiento económico sea inclusivo, que se proteja el medio ambiente, y que se sostenga y promueva la paz para, tal como nos insta el lema de la Agenda 2030, “no dejar a nadie atrás”.
La autora es ministra de Salud y Desarrollo Social