El conflicto de la Fed versus Donald Trump y su impacto en los mercados emergentes
El 8 de noviembre pasado la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) finalizó su habitual reunión mensual de política monetaria. Previo al cierre de la misma, el “consenso” del mercado descontaba –tal como efectivamente ocurrió– que la entidad iba mantener la tasa de referencia en su nivel actual de 2,25 por ciento. Por lo tanto, la expectativa de los analistas se focalizaba no ya en el nivel de la misma sino, más bien, en cómo iba a reaccionar su presidente Jerome Powell ante los increíbles ataques que venía sufriendo por parte del presidente Donald Trump
En efecto, en los últimos meses, en la medida en que la Fed mantenía una adecuada suba gradual de tasas y se acercaban las elecciones de medio término, en repetidas ocasiones el presidente de Estados Unidos –haciendo caso omiso de la tradicional y correcta independencia de la autoridad monetaria respecto a la Presidencia– declaró que se había equivocado con la decisión de nombrar a Powell como reemplazante de Janet Yellen, anterior presidente de la entidad. Su pueril argumento consistió en que la política de endurecimiento monetario (suba de tasas y absorción de liquidez) seguida actualmente por la autoridad monetaria daría lugar a un “serio deterioro” en los niveles de actividad. Más grave aún, dos semanas atrás –haciendo uso de su ya característica e irresponsable incontinencia verbal– no tuvo mejor idea que declarar que la Fed se estaba volviendo “loca” y que estaba “fuera de control”.
Ante este patético escenario, antes de la mencionada reunión, el mercado se preguntaba si la Fed iba a sucumbir a la presión de Trump para flexibilizar su política monetaria o si, por el contrario, mantendría su visión de una economía en fuerte crecimiento pero sujeta a presiones inflacionarias y, por lo tanto, ratificaría su actual y correcta política de suba gradual de tasas y de absorción monetaria.
Una señal clara
Afortunadamente, a través del comunicado de prensa –que, como es habitual, fue publicado al finalizar la reunión– la entidad dio una clara respuesta al interrogante planteado. En efecto, se afirma que la economía continúa su sólido crecimiento, el mercado laboral se halla prácticamente en una situación de pleno empleo, el consumo y el ingreso real presentan niveles record, y la inversión permanece en un terreno positivo.
Sin embargo, advierte que los salarios (que ya superan un incremento del 3% interanual) han comenzado a presionar sobre los actuales niveles de inflación, razón por lo cual sería imprudente –tal como pretende Trump– deteFed ner o ralentizar el actual esquema gradual de suba de tasas. Más claro aún, un párrafo del comunicado expresa literalmente que la autoridad monetaria “estima que adicionales incrementos de la tasa de referencia serán consistentes con una sostenida expansión de la actividad económica, un mercado laboral en franco crecimiento y una inflación contenida en el orden del objetivo del 2% anual”.
A la vez, al finalizar el encuentro Powell envió un nuevo y claro mensaje al presidente Trump, afirmando públicamente: “La entidad define sus políticas en función de factores macroeconómicos y no políticos. Precisamente, la solidez del actual crecimiento se debe en gran parte a la actual política monetaria que nos está permitiendo, con el mandato dual que nos ha señalado el Congreso, máximo nivel de empleo con estabilidad de precios”.
Queda claro entonces que la mantendrá a rajatabla su independencia y que, basada en su propia visión de una economía en franco crecimiento pero sometida a crecientes presiones inflacionarias continuará –contrariamente a lo “sugerido por el presidente Trump”– con su actual política de suba gradual de tasas y absorción monetaria.
Un último comentario. Dada la firmeza de la Fed y su correcta e independiente visión del escenario económico, a nuestro juicio, de aquí a fines de 2019 se darían al menos cuatro nuevas subas de la tasa (la cual llegaría a 3,25%) y continuaría el actual esquema de reducción de la liquidez vía absorción monetaria. Si este fuera el caso, tal como puede esperarse, los países fuertemente endeudados (básicamente los emergentes en general y –dadas sus vulnerabilidades internas y externas– nuestro país en particular) deberían tomar debida nota de este pronóstico de suba de tasas y menor liquidez mundial, so pena de tener que afrontar eventuales crisis de sus sectores externos.
En efecto, la nueva situación del mercado internacional impediría a dichos países continuar financiando sus crónicos déficits con endeudamiento externo, al menos a costos razonables. Es imperioso, entonces, que las economías emergentes se empeñen en ajustar a la brevedad sus desequilibrios fiscales y de cuenta corriente.
Dada la situación en el plano internacional, es imperioso que las economías emergentes ajusten a la brevedad sus déficit fiscales y de cuenta corriente