River pasó del “vení a jugar” a una carta de desacuerdo por el partido en Madrid
A tres días del desafío de D’Onofrio a Angelici, el presidente millonario expuso por escrito a la Conmebol su decepción por la sede
Debiera girar alrededor del fútbol la final de la Copa Libertadores, pero es una novela dramática. La pelota rueda muy poco, casi nada, y se superponen los capítulos fuera de la cancha. Con palabras, con hechos, con acciones, con mensajes públicos y privados. La final de todos los tiempos parece que no fuera a terminar más.
Definido por el Tribunal de Disciplina de la Conmebol que el partido revancha se juegue, tras la suspensión por incidentes en el Monumental, y elegido el estadio Santiago Bernabéu, de Madrid, como sede, mientras avanzan en la logística para viajar, ambos clubes exteriorizan su enojo en un show de comunicados. Lo hizo Boca en la semana, amenazando con no presentarse e ir hasta las últimas consecuencias, así llegue hasta el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Ayer, desde River, cuyo presidente Rodolfo D’Onofrio había retado a su par Daniel Angelici con un tajante “Vení a jugar”, se emitió una carta a Alejandro Domínguez, presidente la Conmebol, en la que expresa su rechazo al cambio de sede y se enumeran las razones.
Entre otros puntos, se fundamenta: 1) La responsabilidad por la falla del operativo de seguridad fue asumida por las más altas autoridades del Estado. 2) Más de 66.000 asistentes al estadio aguardaron pacientemente (...) y ahora se les niega la posibilidad de presenciar el espectáculo, en virtud de la evidente diferencia de costos y la distancia. 3) Es incomprensible que el clásico más importante del fútbol argentino no pueda desarrollarse con normalidad en el mismo país en el que en los días que corren se desarrolla un G20. El fútbol argentino y la AFA no deben permitirse que un puñado de violentos impidan el desarrollo del Superclásico en nuestro país.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, dio una conferencia de prensa en el marco del G20, donde tiene tratamiento de jefe de estado, y salió al cruce. “Siempre se tiene que jugar, la pelota no se puede parar”, sentenció el dirigente suizo. “No jugar un partido es siempre una pérdida. La Conmebol cree que la única manera es jugarlo en España, y como es otro continente, la FIFA lo ha aprobado y va a tomar parte. Tenemos que lograr que sea una fiesta del fútbol sudamericano. Se jugará en Madrid, que es un poquito Sudamérica”.
Desde Montevideo, adonde viajó junto a Infantino para el acto de aprobación del nuevo estatuto del fútbol uruguayo, Domínguez también marcó territorio, como si ya no quisiera escuchar a nadie más. “Si algo tengo por seguro es que el partido se va a jugar en el Bernabéu, eso es irreversible. Angelici y D’Onofrio me dieron su palabra. Y la palabra, para mí, vale”.