LA NACION

San Martín tuvo su éxtasis en el clásico tucumano

- Claudio Mauri

Treinta y siete años después de la última vez que se había disputado en Primera División, por el torneo Nacional que tenía la cuota de federalism­o que le faltaba al Metropolit­ano, el clásico tucumano irrumpió anoche en la Superliga con un torrente de emociones, suspenso y giros imprevisto­s en el resultado. Ganó el más necesitado, San Martín, el que cuenta las centésimas para mantenerse en la categoría tras el ascenso de mitad de año.

Se fue con una dura derrota el que está consolidad­o en Primera, el que incorporó roce internacio­nal en las últimas dos temporadas con las copas continenta­les, el que hubiera llegado al primer puesto en caso de una victoria. Atlético Tucumán iba camino a una fiesta en su estadio, el Monumental José Fierro, lleno de hinchas propios y vedado para los visitantes. Ganaba 2-0 al término del primer tiempo, pero San Martín consiguió lo impensado en un lapso de 26 minutos de la segunda etapa. Lo dio vuelta y alcanzó un 3-2 al que le caben múltiples lecturas positivas para el equipo de Gastón Coyette. Además de la alegría que perdurará varios días y de la reivindica­ción que desparrama­rá en una capital tucumana que venía siendo testigo del crecimient­o del Decano, San Martín también celebra cuestiones más tangibles. Los tres puntos de anoche le permitiero­n por primera vez en 14 fechas salir de los cuatro puestos de descenso. San Martín (San Juan) debería vencer hoy a Unión para equiparar el promedio de su homólogo tucumano (1,142 puntos).

Fue la primera victoria como visitante, condición en la que arrastraba cuatro derrotas y dos empates. San Martín parece haber hecho un quiebre en su campaña a partir del 2-1 sobre Racing en la Ciudadela, hace cinco fechas, cuando también reaccionó con dos goles de Bieler ante la ventaja de la Academia, que tenía un jugador más por la tempraña expulsión del arquero Arce. Ingresó Carranza, que por seguridad y solvencia se afirmó en el puesto y pareció darle un punto de apoyo al despegue del equipo. Antes de ese encuentro, San Martín se hundía con cuatro derrotas e igual cantidad de empates. Desde entonces, logró tres éxitos e idéntico número de empates.

Raro fue que a un conjunto de Zielinski se le escapara una victoria por dos goles. Atlético imponía su mayor oficio, con el toque y la pausa de Mercier; el cambio de ritmo de Aliendro y Barbona, y la sociedad inteligent­e y punzante que adelante integran la “Pulguita” Rodríguez y Matos.

La fiesta era de Atlético, que al comienzo del segundo tiempo se imponía 2-0. Quizá se confió o subestimó a un rival que se metió rápidament­e en el partido con el descuento de Pons. Atlético pareció confundido, Lucchetti no dio seguridad y San Martín se animó a dar el gran golpe, a quedarse con un clásico que se recordará por mucho más tiempo que los 37 años que llevaba sin jugarse en Primera.

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TWITTER Tino Costa ya hizo el tercer gol, se lamenta Atlético

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