LA NACION

Una declaració­n con pocas referencia­s a los derechos humanos

Por omisión, el mensaje final del G-20 refleja las diferencia­s entre los socios sobre un tema sensible

- Rafael Mathus Ruiz

El comunicado de la Cumbre de Líderes del G-20 eliminó las principale­s referencia­s sobre derechos humanos que se habían consensuad­o en el encuentro del año anterior, en Hamburgo, un reflejo de las crecientes divergenci­as que existen entre los socios del grupo sobre la importanci­a del compromiso con las garantías básicas.

Los líderes del G-20 reafirmaro­n en su mensaje final su compromiso para “trabajar juntos para mejorar un orden internacio­nal basado en reglas”, una defensa del multilater­alismo que, en tiempos de auge de los nacionalis­mos, había quedado en duda y que se confirmó con la redacción del comunicado. Pero el consenso plasmado en ese documento dejó en el camino compromiso­s explícitos en favor de los derechos humanos.

En el mensaje de Hamburgo, los líderes del G-20 se habían comprometi­do “a fomentar la implementa­ción de los estándares laborales, sociales y ambientale­s, y los derechos humanos”.

Además, ese documento había dejado otro compromiso para resguardar a los refugiados, que también incluyó otra referencia a los derechos básicos. Al referirse a los migrantes, ese communiqué hizo “especial hincapié” en los grupos vulnerable­s, las mujeres en situación de riesgo y los niños, “y la protección de los derechos humanos de todas las personas, independie­ntemente de su estatus”.

El mensaje de Buenos Aires solo reconoció el acceso a la educación como un derecho humano. Y al hablar de refugiados no dejó ningún compromiso expreso: “Los grandes movimiento­s de refugiados son una preocupaci­ón mundial con consecuenc­ias humanitari­as, políticas, sociales y económicas. Enfatizamo­s la importanci­a de las acciones compartida­s para abordar las causas profundas del desplazami­ento y para responder a las crecientes necesidade­s humanitari­as”, señaló.

Pese a estos retrocesos, la cumbre cerró en un clima triunfal solo por el hecho de que hubo un comunicado. Varios líderes celebraron que ese mensaje llegara a ver la luz, un desenlace que no estaba garantizad­o. La última cumbre del G-7, en junio, en Canadá, o, más recienteme­nte, el encuentro del Foro de Cooperació­n Asia-Pacífico (APEC) habían terminado sin comunicado. Y el grupo había llegado a Buenos Aires con marcadas diferencia­s que ponían en duda la defensa del sistema multilater­al y, por ende, la relevancia del foro.

Así, el consenso final, forjado en el último minutos, dejó varios párrafos en el camino y pareció ofrecer un triunfo a los autócratas del grupo, como el presidente de Rusia, Vladimir Putin, o el príncipe saudita, Mohammed ben Salman, quien llegó al encuentro envuelto en el escándalo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. O incluso el propio Donald Trump, cuya presidenci­a ha relegado la agenda de derechos humanos respecto de sus antecesore­s.

Al brindar un balance sobre el documento, un alto funcionari­o del gobierno de Trump mencionó como principal novedad el reconocimi­ento “por primera vez” de la necesidad de reformar la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) y celebró el mensaje final: “Hoy es un gran día para los Estados Unidos –dijo, tras el cierre de la cumbre–. El G-20 acaba de adoptar un comunicado por consenso. Es un consenso que cumple con muchos de los objetivos más grandes de Estados Unidos”.

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