“se quiso naturalizar una desigualdad artificial”
El psiquiatra, psicoanalista y escritor definió las bases culturales que llevaron a que la mujer no pudiera desarrollarse plenamente
“Se ha pretendido naturalizar una desigualdad artificial sostenida en el miedo, el dominio, el sometimiento y en la incapacidad de compartir y crear una simetría que permita despegues nuevos”. Así es como José Eduardo Abadi, psiquiatra, psicoanalista y escritor, definió las bases culturales que de manera consciente e inconsciente llevaron a que la mujer no pudiera desarrollarse de manera plena.
En un mano a mano con Carla Quiroga, periodista de la nacion, Abadi felicitó a las mujeres por su lucha contra la desigualdad de género, acto que despertó los aplausos del auditorio del Hotel Four Seasons. El especialista explicó que, durante años, la sociedad patriarcal ha querido naturalizar “algo artificial: que el hombre es más, es superior o bien más capaz que la mujer”. En contraste, subrayó cómo la mujer empezó “a decir, pensar, gozar y desear; y a tener una inclusión dentro de los distintos estamentos totalmente renovadora y con resultados promisorios”.
El autor de libros como El sexo del nuevo siglo, Los miedos de siempre y los terrores de hoy y No somos tan buena gente explicó que el cambio de paradigma es netamente gracias a las mujeres. “Es importante que quede claro que para quien está en una situación de apremio, opresión e inferioridad, que deje de estarlo depende de un grupo que diga basta y rompa ese límite”, describió, y detalló que “la mujer lo ha hecho” y que con esto se han beneficiado hombres y mujeres. “Hoy hay un mundo con paradigmas distintos que habilita y es habilitado por los cambios que se dan en la mujer”, agregó.
En plena transición hacia una sociedad más igualitaria, Abadi explicó que aún prevalece un contexto de falta de oportunidades. “Hay una incapacidad de recibir y de convocar a lo distinto, porque se teme que sea peligroso. Al hombre le da miedo quedar sumiso y bajo el ‘dominio de’. Entonces, se instala una cosmovisión artificial que se inscribe dentro de una educación, de una cotidianeidad, de lo que es una regulación dentro de las actividades de nuestra sociedad que prioriza lo masculino como si esto fuera lógico por su condición de superior”, analizó el psiquiatra.
Por esto mencionó que, por un lado, hay falta de oportunidades y, por otro, aún hay mujeres que no se animan a presentarse a búsquedas laborales por creer que no están capacitadas. “Uno a veces escucha a los hombres y dice ‘qué autoestima tan preservada, cómo se atreven’”, bromeó, y disparó risas en el auditorio.
“Hay una especie de afirmación que las mujeres se terminaron creyendo y es que a ellas no les corresponde, que es una transgresión y que necesitan permiso”, aclaró, y continuó: “Es por eso que sienten y sentían que tenían que dar más pruebas sobre su idoneidad y más pruebas de su capacidad”.
En este sentido, llamó a las compañías e instituciones presentes a dar tiempos coherentes tanto a madres como a padres para garantizar un cuidado equitativo de los hijos y evitar situaciones de discriminación o soledad relacionados con la maternidad. “La sociedad le ha hecho creer al padre que él puede estar ajeno a esto. Por otro lado, en la idea de que una mujer va a ser madre, entonces, no se le puede pedir que aspire a determinados cargos. Preguntémonos por qué la sociedad no da tiempos para que haya más cariño y, por lo tanto, menos violencia y soledad”, evaluó.
Hacia el final de su participación de la cuarta edición de Mujeres Líderes, Abadi explicó que la mujer está desequilibrando muchas teorías insertadas en la cultura. Por esto pidió a las presentes que continúen en este camino con su propia melodía, porque la mujer “tiene la propia para decir con su cadencia y su sonoridad”. Y concluyó: “Una sociedad que considera que lo original es peligroso y que lo distinto también lo es está muy apremiada en su posibilidad de desarrollo”.