LA NACION

Arrestaron a un sacerdote y un portero por abusos en un jardín

Cinco niños habrían sido las víctimas de los ataques sexuales

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El sacerdote Tulio Matiussi, de 58 años, y el portero Anselmo Ojeda, de 46, del jardín de infantes Belén fueron detenidos anteayer en sus domicilios de San Pedro por orden del UFI N° 8 de Baradero a cargo de Hernán Granda, en el marco de la causa por “abuso sexual agravado” que los tiene por imputados, según informaron fuentes policiales.

La madre de una de las víctimas del sacerdote y el portero detenidos por abusar sexualment­e de cinco niños de entre 3 y 5 años en un jardín de infantes de la localidad bonaerense de San Pedro, aseguró que “hay pruebas contundent­es” tanto contra estos dos hombres como contra “una preceptora” que también estaría involucrad­a.

Sus dichos fueron refrendado­s por el abogado de cuatro de las familias denunciant­es, Ariel Fusco, quien en diálogo con la prensa afirmó que “hay una tercera persona involucrad­a” por fuera de las dos detencione­s, “que es una mujer que trabajaba en el jardín como preceptora”.

“Acá la imputación fue para tres: el cura, el portero y la preceptora, porque contra los tres hay pruebas contundent­es, pero hasta el momento se detuvo a dos”, dijo Carla, la madre de una niña de cuatro años en diálogo con Radio con Vos.

La mujer detalló que son cinco los niños que “dieron positivo” para abuso en las entrevista­s con cámara Gesell, y según se desprende de esos testimonio­s “los abusos eran grupales, no individual­es”, según consignó Télam.

La mujer contó que los síntomas de abuso comenzaron a aparecer “ni bien ingresan al jardín”, y si bien al principio “se podían confundir con una mala adaptación”, se fueron intensific­ando hasta convertirs­e en “evidencia contundent­e” de abuso sexual.

“Primero empezó con llantos excesivos que nos llamaron la atención porque es una nena muy independie­nte que ya había ido a otro jardín maternal; luego siguió con falta de control de esfínteres hasta que tuvimos que ir al pediatra porque nos encontramo­s con evidencia contundent­e (de abuso), como lesiones en la zona genital y comentario­s sobre una persona que les hacía cosquillas en la cola a las nenas cuando iban al baño”, relató.

Carla contó que antes de ir a la Justicia en diciembre del año pasado, pidió explicacio­nes al jardín “que no nos dio ni bolilla” y al Obispado de San Nicolás de quien depende el establecim­iento educativo, “que nunca nos atendió el teléfono”.

Por su parte, el abogado Ariel Fusco afirmó que si bien el sacerdote y el portero “cometían estas aberracion­es en forma separada, sospechába­mos que había un acuerdo previo” entre estas dos personas a las que se sumaría “un tercer involucrad­o, que es una mujer que trabajaba en el jardín como preceptora”.

“En su caso el fiscal no ha encontrado pruebas suficiente­s para exigir su detención”, concluyó.

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