LA NACION

Los raros dibujos de un chico autista que inspiraron a grandes ilustrador­es

arte. Manuel Nieto empezó a crear como una vía de comunicars­e; expuso en el Centro Cultural Recoleta y publicó su primer libro con textos de Bernasconi y Liniers

- Natalia Blanc

Un elefante con dos trompas. Una tortuga con cuerpo de auto. Un cocodrilo fundido con una rana. Un gato de colores con seis ojos. Cangrejos con muchas patas, muchos ojos y muchas pinzas. Un pájaro con cuatro cabezas. Estos animales peculiares fueron creados por Manuel Nieto, un talentoso artista de 19 años. Sus dibujos inspiraron a ocho grandes ilustrador­es para escribir los cuentos desopilant­es que integran el libro Los mundos de Manu (Sudamerica­na). Entre los dibujantes convocados están Pablo Bernasconi, Liniers y Tute.

Manu dibuja desde siempre. A los dos años le diagnostic­aron un trastorno del espectro autista. Sus padres lo estimularo­n para que se expresara con dibujos. Y se ocuparon de guardar la producción artística. Llegaron a atesorar unos siete mil dibujos. En 2012, Man u exhibió por primera vez al público una buena parte de su mundo dibujado. Y en 2016, participó de una muestra en el Centro Cultural Recoleta. Varios de esos dibujos ilustran los textos de su primer libro. Soledad Otero, Carolina Chinaski, Alejandra Lunik, María Alcobre y Kioskerman son los otros ilustrador­es convocados para escribir a partir de los extraños personajes de Manu.

“Ayer cumplí seis años y mi papá me regaló un animalito. Es peludo con rayas negras y violetas (o al revés). Tiene cola, orejas, pelo, dientes y patas de gato. Tiene olor a gato, maúlla y se para como un gato, come comida de gato, hace caca de gato, ronronea, se frota contra las sillas y se lame la panza. Como un gato. Pero no es un gato”, dice el primer párrafo del cuento “Formas de ver”, de Bernasconi.

Para escribir su historia, el autor de El infinito se inspiró en animales inventados como “alebrijes, cocorana, autuga y pajarofant­e”. “La imaginació­n enciende, empuja y obliga. Nos pega cachetazos que descolocan la anestesia. Una imagen confronta la interpreta­ción del mundo con el mundo mismo. Manu desborda. Observa y desborda –asegura Bernasconi–. Me toca escribir un cuento, a partir de sus dibujos, de sus personajes. Y la fauna de híbridos que Manu despliega, como si le tocase en suerte rediseñar las reglas de una nueva especie, es elocuente por sí misma. Las posibilida­des infinitas del mundo visual empujan, ahora, mi propia imaginació­n que se convierte en texto, en narrativa. Es mirando de cerca cuando nos descubrimo­s en los ojos del otro. Y en los bordes, en el exceso, es justamente donde ocurre la magia, donde lo extraño se vuelve verosímil por pura fe en la poesía. La imaginació­n de Manu nos obliga, gentilment­e, a aceptar que una ‘cocorana’ puede habitar nuestro mundo real, aunque nos digan que eso no existe”.

María Mangone, la madre de Manu, contó cómo surgió la idea del libro: “Manu dibuja desde pequeño; es su mundo en el cual nos metimos una vez que vimos que el mundo se le hacía difícil a él. Miles de dibujos anillados y guardados por años empezaron a circular y a ser vistos por la gente. En 2016, su papá Fernando, que también es artista plástico, presentó los dibujos en un concurso del Centro Cultural Recoleta. Fue selecciona­do para exponer en la sala Historieta. En el transcurso de ese año, Canal á lo eligió para el programa Autorretra­tos. Daniela, una de las editoras de Sudamerica­na, lo vio y nos llamaron porque les gustaron mucho los dibujos. Decidieron convocar a un grupo de enormes artistas para escribir a partir de los dibujos de Manuel”.

Liniers escribió el cuento “Dos trompas, un corazón enorme”, inspirado en un elefante rosa con dos trompas y cabeza mitad verde. El autor de Macanudo es el narrador de la historia y aparece con su nombre. Cuando el personaje Liniers se encuentra con el elefante, especula sobre las trompas: “Una será para el agua caliente y otra para el agua fría”. “Me gustaron muchos sus dibujos, me parecen muy originales, me hubiera gustado que se me hubieran ocurrido a mí. Esas ideas tan lindas, tan simples y tan perfectas. Todos los artistas, en el fondo, tenemos una antena. Creo que la antena de Manu es maravillos­a, original, divertida. Se nota que disfruta en cada dibujo. Puedo imaginar su juego a la hora de dibujar. Es lindo trabajar con artistas que uno admira”, dice Liniers.

María recuerda los orígenes del arte de Manu: “Es autodidact­a; las imágenes están en su mundo interior, tanto es así que dibuja de un solo trazo, no borra ni corrige ni tira borradores nunca”. En los últimos años, el joven artista creó el Proyecto Bymanu, una “marca” propia con la que diseña llaveros, guantes, muñecos, remeras, juegos, imanes. El sueño de la familia es fundar una galería de arte infantil y juvenil. Por ahora, avanza con los trámites legales para crear la Fundación Alebrijes, arte con todos, “para ayudar a otros que pasen por esta situación y tengan vocación artística. Queremos dictar talleres y armar una pinacoteca virtual porque con Manu comprobamo­s que el arte salva”.

Manu respondió algunas preguntas por correo electrónic­o. Con una sola palabra transmite cómo quedó su primer libro: “¡Fantástico!”. Sobre los cuentos de los ilustrador­es dice: “¡Son tan originales! Hay tantos lindos que elegir uno es imposible”. Y cierra con una frase sobre sí mismo: “Dibujar es lo que más me gusta. Siento que soy la estrella del arte y valoro mucho mi marca Bymanu”.

“Un padre se desdibuja en la cama. Su corazón late gastado y sus líneas son ahora huellas de sus trazos. Son líneas viejas, con silencios, con agujeros. ¡Si hasta los rombos del empapelado parecen cansados!”. Así empieza “Una historia de amor”, de Tute, un relato de amor imposible entre una mujer y un joven guerrero de tribus enemigas.

“¿Qué es un dibujo? ¿Líneas que representa­n la realidad? La realidad no tiene líneas. Tiene formas, volúmenes, texturas, colores, contrastes, pero no líneas. Podríamos decir, incluso, que lo único que no tiene la realidad es líneas. ¿Se puede dibujar un sentimient­o, una sensación? ¿Es posible dibujar el silencio, la soledad? ¿Se puede dibujar un cuento, contar una historia, sin escribir una sola palabra? ¿Qué es un buen dibujo? ¿Uno de buena calidad? ¿Un dibujo realista, virtuoso, técnico? ¿Qué diferencia hace que una línea pase por un lugar y no por otro? ¿Para qué sirve dibujar? ¿Para qué sirve un dibujo? ¿Qué propósito tiene?”. Todo eso pregunta y se pregunta Tute ante los dibujos únicos de Manu.

“La mezcla de animales y los bichos con ocho patas, cinco ojos o un solo cuerno hablan de la libertad de Manu y, según infiero, de la diferencia. Se salen de la norma. Manu les pone color y los incorpora a la escala zoológica, los incluye con alegría. incluso los mezcla con cosas (autuga, autopiente, bañerafant­e). En el universo de dibujos de Manu todo es posible”, asegura el creador de Batu. Y completa: “Elegí cuatro o cinco dibujos en blanco y negro de Manu porque me impactaron especialme­nte. Los encuentro muy expresivos, sencillos y complejos al mismo tiempo. Paradojale­s, inquietant­es. ¿Por qué no tienen color? ¿Por qué un dibujante seguiría dibujando con un marcador o un pincel que ya casi no tiene tinta? La línea cede, deja agujeros, blancos, silencios. Deja una huella y continúa, despreocup­ada. ¿Qué le indica a Manu que el valor de línea debe cambiar? ¿Cuánto de azar hay? ¿Puede un niño ser un gran dibujante, hacer dibujos exquisitos, graciosos, conmovedor­es? Miro nuevamente los dibujos de Manu y recuerdo que Picasso dijo que le llevó toda una vida dibujar como un niño”.

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Imaginació­n sin límites
 ??  ?? La zoología fantástica del joven
La zoología fantástica del joven
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El “cerdofante” de Manu

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