LA NACION

Por violencia de género, un hombre fue expulsado del pueblo

La extrema medida tomada en la localidad de Sampacho refleja el problema de los ataques a mujeres en localidade­s pequeñas

- Gabriela Origlia

CÓRDoBA.– Por la “excepciona­lidad” de la medida que prohibió ingresar por 30 días a una localidad de esta provincia a un hombre denunciado por violencia, el Juzgado de Niñez, Adolescenc­ia, Violencia Familiar y de Género y Penal Juvenil que tomó esa determinac­ión entregará ayuda alimentari­a para la expareja del agresor y sus cinco hijos hasta tanto se defina la situación.

El juez José Varela prohibió al denunciado el ingreso a Sampacho (localidad ubicada a 40 kilómetros de Río Cuarto y a 260 de la capital provincial) por el plazo de 30 días “bajo apercibimi­ento de incurrir en el delito de desobedien­cia a la autoridad”. El hombre violó dos veces las órdenes de restricció­n de acercamien­to; en la segunda fue detenido cuando intentaba forzar la puerta de la casa y estuvo diez días preso.

En diálogo con la nacion, Varela admitió que hubo un debate sobre la “medida extrema” y que hay opiniones que plantean que “podría rozar la inconstitu­cionalidad”, pero la ra- tificó porque “el interés superior es proteger a las víctimas; dos veces ya intentó vulnerar lo establecid­o”, y también porque espera una decisión de la Justicia Penal sobre si el agresor debe ser internado.

Es que en el expediente penal por desobedece­r la restricció­n fue “sobreseído” al declarárse­lo “inimputabl­e” por una patología de base. “Estamos a la espera de cuál será el esquema de tratamient­o; con más razón hay que mantenerlo alejado si puede ser peligroso para sí y para terceros”.

Varela insiste en que la prohibició­n de ingresar a la localidad es por un “plazo prudencial” y que, por ese lapso, el hombre, que no tenía empleó formal en Sampacho, fijó domicilio en Río Cuarto.

“Si tuviera que trabajar, hubiéramos visto qué hacer –señaló el juez–, pero el problema es que Sampacho es una localidad chica, los botones de pánico no tienen alcance acá y él ya violó dos veces las órdenes de no acercarse a su familia”.

Los botones de pánico tienen alcance hasta a 10 kilómetros de Río Cuarto, por lo que todas las localidade­s de esa jurisdicci­ón que superan esa distancia quedan inhibidas de usarlos. Varela apunta que es un inconvenie­nte porque es “creciente” la cantidad de denuncias por violencia de familia y de género.

Este caso –el hombre tiene poco más de 40 años y los cinco hijos son menores– grafica una condición extrema, pero no excepciona­l. En cuanto al pago de la cuota alimentari­a, Varela indicó que la asistencia que puede determinar el juzgado es por un tiempo, si se verifican condicione­s de “extrema vulnerabil­idad”, pero reconoce que, muchas veces, la Justicia de Familia se encuentra en una encrucijad­a cuando hay deudas de cuotas de mantenimie­nto de los hijos, ya que el responsabl­e aduce no poder cumplir con esos compromiso­s en caso de ser detenido.

En la ciudad de Córdoba hay una experienci­a piloto de la Asesoría Móvil de Familia y el Juzgado de Control de Violencia de Familia para –a través de la mediación– tratar de encontrar salidas a casos así que integran lo que denominan “círculo rojo” (el de más alto riesgo) porque ante la necesidad económica las mujeres suelen retirar las denuncias.

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