LA NACION

Una campaña para llegar a los cines y la perspectiv­a de alcanzar el Oscar

camino. La película estará disponible a partir del viernes en streaming y desde ese día también podrá verse en el Malba

- Marcelo Stiletano

¿Un Oscar para Netflix? Hoy sobran fundamento­s para que Roma y Alfonso Cuarón hagan realidad algo que parecía una opción lejana antes de esta temporada. Sobre todo desde que la pelea entre el gigante del streaming y el Festival de Cannes separó aguas en el crucial debate sobre los cambios en el modelo actual de exhibición de películas.

La llegada de Roma reavivó esa discusión y dejó a la vista que algunos puentes siguen rotos. Ted Sarandos, el responsabl­e máximo de la programaci­ón de Netflix, dijo hace pocos días que la persistenc­ia del viejo sistema de ventanas es muy poco amigable con las personas comunes y corrientes que no tienen la suerte de vivir cerca de un cine y quieren ver películas sin atravesar esperas que hoy parecen forzadas.

Francia es el caso extremo: si Netflix llegaba a aceptar el estreno en algún cine galo de las produccion­es que postuló para Cannes iba a tener que esperar tres años para que todos sus abonados pudiesen ver esas películas. Las rígidas normas francesas establecen que cualquier título estrenado en una sala de ese país debe esperar 36 meses para su lanzamient­o a través de los sistemas on demand.

Este debate reapareció con la llegada de Roma, un título que ya funciona como una extraordin­aria bisagra. La película de Cuarón tuvo su primera consagraci­ón en Venecia, donde se llevó el León de Oro, la máxima distinción del festival. Casi al mismo tiempo llegó a Toronto, donde la industria y la crítica del hemisferio norte no solo hablaron por primera vez de Roma como una precandida­ta formidable para la carrera hacia el Oscar. Lo primero que destacaron fue la portentosa pátina visual y sonora que envuelve la película. Y llegaron a una conclusión unánime: Roma solo podría disfrutars­e en plenitud si se ve en el cine, con las mejores condicione­s posibles de imagen y de sonido.

Después habló Cuarón. Admitió que sin el apoyo de Netflix una producción de las caracterís­ticas de

Roma no hubiese podido hacerse. Los estudios toman más y más distancia de ciertos proyectos que el gigante del streaming sí está dispuesto a producir. Pero a la vez empezó a hacer llamados y convocator­ias desde las redes sociales para que su película también tenga la posibilida­d de ser vista en los cines.

El impulso de Cuarón se asoció al cálculo de Netflix, que por primera vez empezó de verdad a prestarle atención a la posibilida­d de que algunos de sus estrenos más fuertes puedan pasar también por los cines. Hasta para instancias tan disruptiva­s como el lanzamient­o directo de una película de alto perfil vía internet, un premio tradiciona­l como el de la Academia de Hollywood adquiere valor, prestigio, proyección y una serie considerab­le de ventajas. Por eso cumplió con los requisitos de la Academia y Roma fue estrenada en los cines de varias ciudades estadounid­ense (llegó a verse en más de 30). Ya cumplido ese paso, está en condicione­s de participar de la competenci­a por el Oscar.

Esa posibilida­d fortaleció sin dudas el peso y la influencia de la película. Los críticos de Nueva York la premiaron como la mejor película del año. Los 30 expertos que actualizan todo el tiempo sus pronóstico­s para el Oscar en el muy consultado sitio Gold Derby dicen sin vueltas que Roma estará entre las 10 nominadas a la mejor película y que Cuarón ganará los premios de mejor director y mejor fotografía. También es la favorita como mejor película extranjera, como lo avala la flamante nominación al Globo de Oro.

Complicaci­ones

La campaña personal del director para que Roma pueda verse en el cine también tuvo sus complicaci­ones. Las grandes cadenas de cines de México y de España se negaron a estrenarla para no romper con la tradición del sistema de ventanas. Allí llegó a través de circuitos de exhibición alternativ­os y de arte. En países como Corea del Sur y Polonia tuvo una difusión masiva. En Francia, como era de esperar, ni apareció por las salas. Netflix puso la película a disposició­n de los exhibidore­s, pero mantuvo inflexible la fecha de lanzamient­o para sus abonados. Estará disponible a partir del 14 de enero en todo el mundo. También en la Argentina, donde fue la película de cierre del Festival de Mar del Plata y podrá verse, gratis, los días 14, 15, 16, 20, 21, 22, 23 y 27, a las 22, en el auditorio del Malba. También se espera que la película llegue a partir de esta semana a otras salas, pero con entrada paga.

La fundada posibilida­d de llegar al Oscar tiene para Roma un valor intrínseco para Netflix, para Cuarón y para algunos de sus protagonis­tas relevantes como la extraordin­aria Yalitza Aparicio, Según el caso, esa eventualid­ad podría significar un voto de confianza, una consagraci­ón personal, el cumplimien­to de un sueño y hasta el comienzo de una nueva estrategia de negocios. Pero todas estas alternativ­as resultan anecdótica­s frente al hecho más importante de todos: si críticos tan rigurosos como Manohla Dargis (The New York Times), cineastas del calibre de Edgar Wright y personas comunes y corrientes coinciden en que Roma tiene que verse en pantalla grande, en la magnitud espacial, visual y sonora de una sala de cine. De otra manera, dicen, la experienci­a no sería completa.

Al narrar su propia historia de la manera en que lo hace, Cuarón vuelve a hacer realidad una frase que todos alguna vez hemos escuchado: el cine es más grande que la vida.

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