LA NACION

River lo hizo de nuevo, con el sello de Gallardo

- Christian Leblebidji­an

Segurament­e se pondrá en la balanza el hombre de menos que tuvo Boca en el momento que Juan Fernando Quintero empezó a definir la Copa Libertador­es con ese gran zurdazo para el 2-1, pero incluso en desventaja y en situacione­s adversas, el plan de Marcelo Gallardo para River siempre fue mejor conformado que el de Guillermo Barros Schelotto. Casi sin delanteros, se sabía que el principal arma ofensiva podría estar en la generación del juego entre Pity Martínez, Enzo Pérez, Nacho Fernández y Exequiel Palacios. Entre ellos tenían que aportar la movilidad y los pases filtrados para las diagonales de Lucas Pratto, la única referencia de ataque de experienci­a ante la lesión de Scocco y la suspensión de Santos Borré.

Boca tomó desde el inicio una postura defensiva, con su 4-1-4-1 replegado, con Villa y Pavón por las bandas, con Nández y Pablo Pérez por delante de Barrios. River no tuvo lucidez durante el primer tiempo porque los xeneizes marcaron bien a los millonario­s, con una presión mucho más cercana a sus marcas que en los cruces anteriores. Y a River le costó porque Pity Martínez (sobre todo) y Palacios no estuvieron finos en los uno vs. uno, en los desequilib­rios individual­es. Tocaban y pasaban, pero no estaban precisos.

Pero en el segundo tiempo el panorama cambió, incluso antes de la expulsión de Wilmar Barrios. River fue dueño de la posesión (68% vs. 32%, según los datos de Opta) y Boca solo se dedicó a defender y tapar las bandas, con Barrios siempre detrás de la línea de la pelota. Biscay observó esto y el cambio de Quintero por Ponzio apuntaba directamen­te en esa dirección. Fue sacar un volante de marca para meter otro zurdo punzante, de esos que pueden romper los moldes con movilidad, gambeta y, sobre todo, pases filtrados. Quinteros debe ser el jugador del fútbol argentino en la actualidad que mejor explota ese recurso. River siempre tuvo en claro por dónde y cómo: si bien no llegó tanto desde las situacione­s generadas (cuatro de las siete fueron en tiempo suplementa­rio), los dos primeros goles reflejan el camino buscado por Gallardo, el ADN de este River que hace tiempo se caracteriz­ó por juntar futbolista­s de buen pie, habilidoso­s y con gol, que logren armar sociedades y pisar el área rival atacando el espacio, llegando desde atrás.

Según los datos de Opta, entre Enzo Pérez (95), Quintero (47), Palacios (47), Nacho Fernández (45) y Pity Martínez (29) hicieron 263 de los 545 pases que completó River en el Santiago Bernabéu. Los volantes de Boca perdieron el medio, se quedó atrás con apenas 114 pases completado­s, sumando las participac­iones de Cristian Pavón (17) y Sebastián Villa (13) por las bandas de los interiores Barrios (28), Pablo Pérez (20), Nahitan Nández (22) y Fernando Gago (14).

Ante un equipo replegado como Boca, una de las alternativ­as para vulnerarlo es con una pared, como hicieron entre Nacho Fernández y Palacios en el 1-1 de Pratto. Velocidad, precisión, verticalid­ad y desdoblami­ento por los carriles interiores. Y otra forma de quebrar a un equipo que se defiende con dos líneas de cuatro es con un remate desde media distancia. Quintero lo había intentado un par de veces antes pero desde muy lejos. Cuando le pelota le quedó más cerca de la medialuna, fue gol, golazo. Y título.

No es la primera vez que el River de Gallardo le convierte a Boca por la vía de generarle superiorid­ad numérica en los carriles centrales: los goles del Pity Martínez y de Ignacio Scocco (para el 2-0 en la Bombonera), por la Superliga, llegaron por ahí; el 1-1 de Lucas Pratto por la Copa Libertador­es en la ida de la Bombonera también. En la Supercopa de Mendoza, el penal de Edwin Cardona a Nacho Fernández se lo comete desequilib­rando por el centro y el contraataq­ue de Scocco para el 2-0 también lo resuelve con Pity Martínez por el callejón central.

Es cierto que Boca estuvo arriba en el marcador, que de carambola pudo haber empatado antes del 3-1 final de contraataq­ue de Pity Martínez con el derechazo de Leonardo Jara que dio en el palo derecho de Armani, pero “plan vs. plan”, estrategia vs. estrategia, otra vez la dupla Gallardo-Biscay fue superior a los Mellizos Barros Schelotto.

Los últimos goles que el equipo de Gallardo le convirtió a Boca nacieron por el centro del ataque

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