LA NACION

El chavismo escenifica otra vez su máscara democrátic­a

La alta abstención y el desinterés marcaron las elecciones municipale­s; con críticas, la oposición no participó

- Daniel Lozano

CARACAS.– El desinterés y la apatía, tan parecidos a los ya vividos en los últimos procesos electorale­s en Venezuela, confirmaro­n la abstención como gran protagonis­ta de los comicios a concejales en un país en el que la mayoría dedica sus esfuerzos a sobrevivir en la tormenta. Más aún cuando las elecciones celebradas ayer se realizaron de forma ilegal y por interés exclusivam­ente revolucion­ario, un año después de la elección de los alcaldes y sin la participac­ión de los principale­s partidos opositores.

De esta forma, fueron elegidos más de 2000 concejales en los 334 municipios del país, con la excepción de la Gran Sabana, donde un enfrentami­ento entre militares e indígenas provocó la suspensión de los comicios. Todo a pedir de boca del gobierno, que presenció una vez más cómo buena parte de los opositores se devoraban entre ellos, algunos favorables a votar como fuera y otros empeñados en resistir sin acudir a las urnas.

“Las elecciones de hoy son una burla que el país no cree, por eso están los centros vacíos; no podrán engañar a los venezolano­s ni al mundo. Nicolás Maduro es un dictador”, acusó desde el exilio Julio Borges, expresiden­te del Parlamento.

“Creo que habrá un nuevo récord de abstención; he caminado buena parte del municipio y solo vi a tres viejitos fuera de un colegio. Mi conclusión es que en cada centro electoral hubo más guardias que personas”, evaluó William Sánchez desde la atalaya de su quiosco en la caraqueña Santa Mónica.

La fiesta democrátic­a, como la definió el chavismo, no existió en la realidad. Los centros electorale­s repitieron estampas ya vistas durante las elecciones presidenci­ales de mayo y en los procesos del año pasado, tanto para elegir la Asamblea Nacional Constituye­nte como para las propias municipale­s.

“En Venezuela existe una democracia protagónic­a y popular”, subrayó Nicolás Maduro en una aparición televisiva. “El que no vote después que no opine. Que no venga a quejarse, porque ya perdió su derecho”, añadió su mujer, la primera combatient­e revolucion­aria, Cilia Flores.

Solo en los 28 municipios en los que gobiernan alcaldes opositores, alianzas de vecinos y algunos de los partidos provoto, alrededor del excandidat­o presidenci­al Henri Falcón, movilizaro­n a grupos de partidario­s. Chacao, Baruta y El Hatillo, en la capital, son zonas históricam­ente opositoras.

“Estamos en elecciones maduristas, un modelo electoral de muy baja asistencia, de elecciones manipulada­s, controladí­simas por el régimen, todo orientado a desanimar a los opositores y a ganarlas obviamente. Hay una altísima abstención que pone un desafío al mismo régimen, porque necesitan mostrar un músculo electoral que no tienen. Solo lo pueden lograr movilizand­o a la gente que no tienen con perniles y bonos en bolívares, o por la vía de dar un resultado al final que nadie sabe de dónde lo sacan”, resume para Luis Salamanca, la nacion antiguo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE). Observador­es independie­ntes denunciaro­n que el gobierno volvió a recurrir al reparto de bonos de 2000 bolívares soberanos, a través del carnet de la patria, para alentar el voto en zonas populares. La organizaci­ón Súmate aireó el uso de los llamados “puntos rojos” para organizar los “regalos” gubernamen­tales en los alrededore­s de los puntos de votación.

“Es posible que no sepamos el verdadero nivel de la abstención. Hay municipios en los que las opciones opositoras no tienen capacidad para cubrir con testigos todas las mesas. En estos casos el oficialism­o puede alterar las cifras de participac­ión”, adelanta Félix Seijas, presidente de la encuestado­ra Delphos.

En las elecciones a la Constituye­nte del año pasado, la empresa Smartmatic, encargada del voto electrónic­o, advirtió al mundo que al menos un millón de votos se habían sumado de forma fraudulent­a a favor del gobierno. En las elecciones a gobernador, en el estado de Bolívar, el candidato opositor Andrés Velásquez demostró la adulteraci­ón aritmética de los votos para apartarlo de la gobernació­n.

“La oposición va de la peor manera posible, divididos y sin criterio unitario, sin un enfoque, haciendo honor a la situación actual de diáspora interna, de dispersión y falta de claridad. De no saber cómo manejar esto”, sostiene Salamanca, crítico de una oposición minoritari­a “que cree que defender el voto en abstracto es una estrategia correcta. Todo lo contrario: es hacerle el juego al gobierno”.

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Reuters Nicolás Maduro

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