LA NACION

Evo busca eternizars­e en el poder, pero le espera un camino lleno de trabas

Aunque Morales logró que lo habilitara­n para otro mandato, la economía pierde impulso y crecen las protestas

- Rubén Guillemí

El presidente Evo Morales, que suele vanagloria­rse de ser el primer presidente indígena de América Latina, abandonó definitiva­mente esta semana las ancestrale­s tradicione­s aymaras de rotación en el poder comunal, se acercó peligrosam­ente al destino de sus colegas de la región que soñaron con eternizars­e en el cargo, y asumió el desafío de seguir manejando quizás hasta 2025 la economía de un país al que hace rato se le acabó el viento de cola por el auge de las materias primas.

Una anécdota muestra el estilo de conducción del hombre que podría convertirs­e en el presidente democrátic­o latinoamer­icano con más tiempo ininterrum­pido en el cargo. Hace algunos años en Cochabamba durante un acto en el que anunció obras en un gasoducto, sin sonrojarse Evo dijo: “Cuando algún jurista me dice: ‘Evo te estás equivocand­o jurídicame­nte, eso que estás haciendo es ilegal’, bueno, yo le meto por más que sea ilegal. Después les digo a los abogados: ‘Si es ilegal, legalicen ustedes, ¿para qué han estudiado?’”

La anécdota se aplica perfectame­nte a lo sucedido el martes cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) habilitó la fórmula MoralesÁlv­aro García Linera para los comicios presidenci­ales de octubre de 2019. Aunque el TSE no dio los fundamento­s de su fallo, ya el año pasado el Tribunal Constituci­onal dictaminó que impedirle a Evo su postulació­n para un nuevo mandato viola sus “derechos humanos”, pese a que es la propia Constituci­ón impulsada y aprobada por el Movimiento al Socialismo (MAS) en 2009, la que prohíbe su nueva candidatur­a. Pero sus abogados se ocuparon de “legalizar lo ilegal”.

Sus biógrafos recuerdan varias historias que muestran cuáles son las conviccion­es de este hombre que no completó la escuela secundaria (“No me gusta leer. Tengo ese problema, soy sincero”, suele decir Evo), pero que condujo a su país a la transforma­ción más exitosa de su historia. Puso a Bolivia en la senda del progreso como el país de mayor crecimient­o del PBI en América del Sur durante los últimos cinco años, llevó la tasa de desempleo al nivel más bajo de la región y logró reducir la pobreza del 63% al 36%.

Y este hombre nacido hace 59 años en una familia de pastores de la etnia aymara, sabe qué es la pobreza. “Cuando era chico caminaba durante tres semanas con mis llamitas desde el Altiplano hasta los valles para poder sobrevivir. Ahora descanso en hoteles de cinco estrellas y casas de protocolo; a veces no puedo creer que esto sea real”, confesó Evo hace algunos años.

Roberto Navia, uno de sus biógrafos, autor del libro Un tal Evo, sostiene que lo que lleva al mandatario a querer eternizars­e en el cargo no es el temor a un futuro “a lo Lula da Silva” en Brasil, encarcelad­o por las acusacione­s de corrupción contra su gobierno.

Navia, que conoce a Evo desde el llano, de cuando era dirigente sindical cocalero en los años 80 en el Chapare, afirmó a la nacion que “lo que más pesa en él es la embriaguez del poder, la posibilida­d de seguir manejando los hilos que mueven a este país”.

Un entorno palaciego

Evo, que de joven soñó con ser futbolista y sigue jugando aún hoy (hay un video viral donde se lo ve pegando un rodillazo en los genitales a un jugador del equipo contrario cuando el balón ya no estaba en juego), aplicó dos días de arresto a una banda militar de Cochabamba porque durante un partido no celebró con una “diana” sus goles. Lo consideró una falta de “indiscipli­na” hacia la figura presidenci­al.

“A Evo se le subió el poder a la cabeza”, grafica Navia. “Y se fue rodeando de un entorno palaciego que no le permite ver la realidad, y reconocer ese descontent­o ciudadano que empieza a palparse en las calles”.

Para Ludwig Villaverde, presidente del Colegio de Politólogo­s de La Paz, el fallo que le permite ser candidato “muestra una debilidad alarmante de la institució­n democrátic­a boliviana. La reelección fue rechazada en el referéndum por una diferencia de 180.000 votos. El pueblo ya se expresó. Y hasta en la organizaci­ón comunal andina hay rotación de cargos”.

Villaverde comentó a la nacion que hay una “centraliza­ción del poder” en torno de Evo, que se evidencia en la ausencia de un sucesor. Los posibles herederos, desde el excancille­r David Choquehuan­ca hasta el vice García Linera, son relegados a un segundo plano.

“El poder se concentra en Morales. Todo asunto por más minúsculo que sea, incluso los problemas de los municipios, no se resuelve si no es con la bendición de él”, explicó Villaverde. Para él, la actual movilizaci­ón en las calles augura un futuro de “alta conflictiv­idad social” para los próximos meses.

Sin embargo, esa conflictiv­idad no tiene el acicate de una crisis económica, como sucede en las revueltas sociales, explicó a la nacion el exministro de Economía Luis Carlos Jemio.

“El gobierno mantuvo su nivel de gasto público consumiend­o sus reservas internacio­nales, que cayeron de 15.000 millones de dólares a 8400 millones, y mediante una suba de la deuda de 4000 millones de dólares a 10.000 millones. Entonces, no se siente una desacelera­ción de la economía pese a la caída internacio­nal de los precios de minerales, hidrocarbu­ros y precios agrícolas”, señaló Jemio.

Pero las reservas no son infinitas y el endeudamie­nto tiene un límite. “El gobierno todavía goza de cierta holgura, pero esta política no es sostenible al ritmo actual. En dos o tres años nos quedaremos sin reservas”, advirtió el exministro.

Claramente, los bolivianos que salieron a las calles estos días no son un pueblo hambriento que pide pan, sino lo que el vicepresid­ente Linera define como la “clase media emergente”, aquellos que salieron de la pobreza gracias a la gestión del MAS, y en la actualidad exigen el respeto de la voluntad popular expresada en el referéndum de hace dos años, y que ahora advierten: “Bolivia ya dijo no”.

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Juan karita/ap Manifestan­tes forcejean con la policía en La Paz durante la huelga del último jueves

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