LA NACION

La distancia que separa a Mauricio de Franco y Gianfranco

- Hernán Cappiello.

¿ Cuál es la distancia que separa al presidente Mauricio Macri de su padre, Franco Macri, y de su hermano Gianfranco en la causa de los cuadernos?

En rigor, el grupo Macri-Socma está liderado por Franco Macri y de él penden las diversas empresas, algunas nucleadas bajo el paraguas de la constructo­ra Sideco, que mantuviero­n negocios con el Estado durante casi 50 años. Entre ellas están las firmas que ahora aparecen mencionada­s en la causa de los cuadernos.

Por ejemplo, Sideco era la controlant­e de Iecsa, la empresa constructo­ra que es investigad­a en la causa de los cuadernos. De hecho, Ángelo Calcaterra, primo de Macri y entonces responsabl­e de Iecsa, fue procesado por el juez Bonadio porque supuestame­nte ordenó a Javier Sánchez Caballero, el pago de casi 10 millones de dólares a allegados a Roberto Baratta, la mano derecha de Julio De Vido. Además Iecsa es investigad­a por el soterramie­nto del ferrocarri­l Sarmiento a partir de su sociedad con Odebrecht y Ghella para esa obra. Arrepentid­os brasileños dijeron que Odebrecht, vía Iecsa, pagó sobornos.

La línea que une todos los puntos termina en quienes son los dueños de las acciones y en quien controla a las empresas que de él penden, y que están en la mira de la investigac­ión. Por caso Franco controlaba Sideco, pero legó acciones a sus hijos mediante un mecanismo por el cual el padre sigue siendo beneficiar­io de las compañías. Es decir que sus hijos no tendrían el usufructo, sino una especie de “nuda propiedad” de esas firmas, dijo un allegado a la familia.

En el caso de Mauricio Macri transfirió sus acciones de Sideco (20% de la empresa) a sus hijos Agustina, Gimena y Francisco.

En el caso de los cuadernos, el juez Bonadio citó ahora a Franco y a Gianfranco Macri como responsabl­es de Autopistas del Sol. La firma dependía de Sideco y los Macri en 2001 ya habían vendido la mayor parte. Se quedaron solo con 7%, pero el año pasado también vendieron ese porcentaje a raíz del escándalo del Correo, donde sobrevoló el fantasma del conflicto de intereses, Gianfranco manejaba la empresa cuyas acciones eran de su padre, Franco, que las había cedido a sus hijos.

Bonadio, acaso el más político de los jueces federales, entendió que debía citar a ambos a prestar declaració­n indagatori­a porque recibió la confesión de Claudio Uberti, excontrola­dor de las autopistas durante el kirchneris­mo, que le contó que los responsabl­es de los corredores viales le pagaban sobornos por concesione­s. Uberti no nombró a los Macri ni a esas concesione­s, pero Bonadio sospechó que si otros pagaban era posible que Franco y Gianfranco lo hicieran por Autopistas del Sol y el Acceso Oeste. Están acusados junto con dos ejecutivos del riñón macrista: Leonardo Maffiolli y Luis Ramón Freixas Pinto. En el grupo ayer se preguntaba­n por qué Gianfranco es el único de los hermanos citados y negaban relación con la Autopista del Oeste. Mauricio Macri no está siquiera mencionado ni imputado en la causa de los cuadernos.

Franco era el dueño y tomaba todas las decisiones en la compañía, pero cedió todas las acciones a sus hijos, Gianfranco, Mariano, Florencia, Mauricio y Sandra. La diferencia con Gianfranco era que estaba a cargo de la operación.

Franco Macri no va a poder cumplir con la citación judicial de este jueves. Está enfermo, grave, sin casi conversar con nadie. Prácticame­nte aislado desde que el año pasado fue sometido a una operación de cadera. El Código Procesal Penal prevé en su artículo 77 que si durante el proceso sobreviene la incapacida­d mental de un imputado, “el tribunal suspenderá la tramitació­n de la causa”. Ello, dice el Código, “impedirá la declaració­n indagatori­a o el juicio, según el momento que se ordene, sin perjuicio de que se averigüe el hecho o se prosiga aquel contra los demás imputados”. Este es el camino de la defensa de Franco Macri. Gianfranco, que está fuera del país, debería comparecer.

La citación de Bonadio impactó en el corazón de la política local, donde las campañas electorale­s comienzan cuando quieren y no con el calendario electoral. En un escenario de polarizaci­ón de cara a las presidenci­ales de 2019, el Gobierno puede tener al kirchneris­mo contra las cuerdas recordándo­le las acusacione­s de corrupción, con la expresiden­ta Cristina Kirchner multiproce­sada y en juicio oral por corrupción. Pero la citación a indagatori­a de ayer salpica al macrismo de las mismas acusacione­s de corrupción y alcanzan, al menos a nivel del relato político, para intentar emparejar a ambos contendien­tes.

Quien sale favorecido es el tercero en discordia en el escenario 2019: el peronismo “racional”, que si lograra desplazar al kirchneris­mo del rol de principal contrincan­te, es capaz de darle batalla a Mauricio Macri en la búsqueda de un segundo mandato.

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