Tres años de Macri. Un presidente obligado a renovar las expectativas
El apoyo a Cambiemos se movió a la par de las turbulencias económicas y las victorias políticas; el Presidente inicia el último tramo de su mandato con el objetivo de ser reelegido
Como el dibujo de un electrocardiograma, la aceptación del gobierno de Mauricio Macri subió y bajó al ritmo de las expectativas sobre su capacidad para revertir las dificultades que enfrenta la economía argentina. Macri cumplió ayer tres años de mandato, tras haber asumido el 10 de diciembre de 2015. Y desde entonces debió dar pruebas sobre su capacidad para enfrentar los desafíos que sacudieron su gestión como el primer político que desde la recuperación de la democracia llega a la presidencia sin provenir de los partidos mayoritarios.
Con una imagen positiva cercana al 70%, Macri aprovechó su primer año para encarar una serie de reformas en la economía, como el levantamiento del cepo y el sinceramiento de las tarifas de los servicios públicos, además de reducir la estructura del Estado. Pero la aprobación de su mandato se desgastó frente al rigor de la debilidad económica.
Pese a las dificultades, Cambiemos amplió el apoyo de la sociedad en las elecciones de medio término en un contexto de confrontación con el kirchnerismo.
El último año del mandato en curso fue el más turbulento. Tras un primer trimestre que parecía contagiar en la economía los resultados auspiciosos de su desempeño electoral, el Gobierno enfrentó una crisis financiera que forzó una reducción del gabinete y cambios en el sistema de poder alrededor de Macri. El financiamiento que habían alimentado las arcas públicas se cerró. Una vez más, el Presidente debió dar pruebas que satisficieran las expectativas, en este caso, de los mercados. La postal que selló el momento fue la necesidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, el tercer año de su gestión llega a su fin con una revalidación de su capacidad para cumplir una meta: la Cumbre del G-20.