LA NACION

El referato, entre avances y conflictos, busca la transparen­cia

La aplicación de la tecnología y los cambios reglamenta­rios propician un juego más abierto, pero hay controvers­ia por la disparidad de criterios y la marginació­n de jueces experiment­ados

- Alejo Miranda

Los tres referís se comunican por radio y se ayudan entre sí. Todo lo que dice el juez principal es reproducid­o por la televisión y les llega a los espectador­es presentes en el estadio a través de un canal de radio para entender qué se cobró. La tecnología está al servicio de la justicia y es posible revisar anotacione­s y acciones desleales. Las jugadas polémicas se repiten incluso en la pantalla gigante del estadio. Todo es transparen­te. Los jugadores no protestan los fallos y solo el capitán habla con el referí.

Esta situación, que parece utópica, existe. Ocurre en el rugby de alto nivel. Tal es el modelo ideal de referato al que apunta el polo. Con ese norte, el flamante consejo directivo de la Asociación Argentina de Polo (AAP) inició una transforma­ción profunda. Al mismo tiempo, introdujo cambios reglamenta­rios y revisó los criterios con el propósito de lograr un juego más dinámico y atractivo.

En el primer año y medio de gestión y disputados casi dos Abiertos son más los avances que las contramarc­has. No obstante, en esta temporada emergió el primer foco de conflicto: un grupo de árbitros históricos no fueron tenidos en cuenta para la Triple Corona. La disputa ya alcanzó instancias judiciales. Así, otro grupo con menos experienci­a se encontró lidiando de un día para el otro con Cambiaso, los Pieres y compañía.

En pos de potenciar el referato, la AAP dispuso algunas mejoras: intercomun­icación constante entre los jueces y con el árbitro, quien ya no se limita a dirimir ante un desacuerdo entre los primeros; mayor revisión de las jugadas por televisión; reuniones y análisis de video semanales; charlas con un psicólogo deportivo para manjar la presión.

La queja de Cambiaso

“Hay ganas y esfuerzo por parte de la Asociación y un grupo de referís de hacer lo mejor posible. Nos instruimos, tenemos nuestra autocrític­a, trabajamos día a día para ser mejores”, explicó José ignacio Araya, jugador del Abierto en los 90 y novel referí. “Estamos en un proceso y creo que el camino es el correcto.”

Estos avances van de la mano con la vocación de lograr un polo más dinámico. En 2017 se introdujer­on algunos cambios reglamenta­rios positivos (saque lateral, chukkers más cortos, entre otros) y se comenzó a utilizar un criterio más flexible a la hora de pitar faltas, que se pro- fundizó este año. “El reglamento no cambió. Lo que nos parece foul, es foul. Pero si no hay peligro, hay distancia, o esa distancia se va alargando, dejamos seguir para que el juego sea más fluido”, afirmó Araya.

Adolfo Cambiaso fue el primero en poner el grito en el cielo. “Vamos a tener que aprender a jugar al polo de nuevo”, dijo tras su presentaci­ón en Palermo. Su crítica no apuntaba tanto a la capacidad de los jueces como al criterio general para determinar qué es foul y qué no. “No son los referís, es el sistema. Es lo que les dicen que tienen que hacer”.

Sus protestas, no obstante, no tuvieron eco en el resto de los jugadores. O al menos en su mayoría. “Hay buena predisposi­ción de los referís hacia nosotros en mejorar. Tenemos una comunicaci­ón después de los partidos en la que se hace un análisis”, afirmó Guillermo Caset, figura del finalista Las Monjitas. “El tema del criterio es una discusión que estuvo siempre en el polo. Hay muchas cosas que dependen del criterio: tiempo, velocidad, distancia. En el polo todo es muy subjetivo.”

La AAP fue por un recambio

¿Por qué, entonces, ante una cuestión tan delicada, se prescinde de los jueces más experiment­ados? “Hay históricos y referentes que no se adaptaron a las disposicio­nes nuevas”, respondió Eduardo Novillo Astrada, presidente de la AAP. “Estamos propiciand­o un recambio, que es lo que todos queremos. La única forma de que haya más rotación es darles la posibilida­d de que dirijan los más nuevos. Los jugadores están, en general, muy contentos”.

Aunque no deja de ser cierto, de allí a que Esteban Ferrari, Daniel Boudou, Martín Aguerre, Gastón Dorignac y Federico Martelli no dirijan un solo partido de Triple Corona hay un largo trecho. Una primera suposición se explicaba porque los cuatro primeros fueron contratado­s por el patrón de Cambiaso para dirigir una nueva liga de 26 goles en Estados Unidos, y el restante para hacerlo en República Dominicana, que dirige Milo Fernández Araujo. Sin embargo, ni siquiera fueron designados a dirigir partidos de la Zona B, donde no había conflicto de intereses con La Dolfina. Y solo dirigieron la Copa Cámara de Diputados cuando se superponía con el Abierto.

Siguen las protestas

Una explicació­n posible, aunque no la única, es la pretensión de la AAP de canalizar contrataci­ones de jueces por parte de privados, ya sea del exterior o de la Argentina. Ante esto se interpuso la Asociación Civil de Árbitros de Polo, creada en 2013. La disputa está en proceso de mediación judicial.

Las protestas se reiteran dentro de la cancha, pero los jugadores callan las críticas en público. ¿Hay una bajada de línea? ¿Prefieren los errores de los nuevos a la forma de dirigir de los históricos? Si el fin es la transparen­cia, bienvenido sea el cambio. Siempre que sea en un marco de transparen­cia.

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Sergio llamera la inclusión de referís jóvenes es defendida por el presidente de la Asociación Argentina de polo

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