LA NACION

Otro arrepentid­o comprometi­ó a Soto Dávila al detallar el sistema de pagos de sobornos

El dinero habría sido entregado a un secretario del juez para obtener la libertad de un narco

- Germán de los Santos Gabriel Di Nicola

No se calló nada y reveló detalles de los “arreglos”. Un nuevo arrepentid­o o imputado colaborado­r relató cómo se pagaban los sobornos al juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila y al secretario penal Pablo Molina para beneficiar a narcos de Itatí, una zona caliente del contraband­o de marihuana. “Cuando habló de arreglos es la entrega de dinero a Molina y Soto Dávila para lograr beneficios para mis clientes”, afirmó el nuevo arrepentid­o de la megacausa por tráfico de drogas que está a cargo del juez federal porteño Sergio Torres.

Este arrepentid­o contó dónde y cómo se pagaban los sobornos. “La mujer [por la esposa de un narco] me llevó a la esquina donde siempre me encontraba con Molina, en Bolívar y Don Bosco. Eran las 13.20. En ese momento llegó Molina y me subí a su auto, un VW Vento blanco, y le di el dinero. Fue ahí cuando me dijo: ‘De esto va a cobrar su parte el viejo’, en referencia a Soto Dávila. La esposa del imputado vio todo desde su auto. Me observó cuando iba con la bolsa con el dinero y también cuando volví con las manos vacías”.

El caso al que hacía referencia el arrepentid­o era el secuestro de 327 kilos de marihuana por la que hubo dos detenidos. “Uno de ellos era de

apellido Sanabria y el otro, Medina. Me comuniqué con los imputados y le propuse a Medina, que era el que decidía: ‘Yo te saco. Me pagás el 50% antes y el 50% después’. Le cobré el 50% de $170.000. Luego me fui al juzgado y le dije a Molina: ‘Ya me entregaron el 50%. Lo guardo y cuando salgan y me paguen el resto te doy la plata’. Sanabria se reconoció como autor del hecho y dijo que a Medina lo había levantado en la ruta y que no tenía nada que ver. Entonces, Medina salió con falta de mérito y Sanabria después fue excarcelad­o”. Molina y otro secretario penal, Federico Grau, están presos desde el martes pasado. La Justicia los acusa de ser parte de una asociación ilícita liderada por Soto Dávila.

Ayer fue indagado Soto Dávila. Además de afirmar que es inocente y que lo va a demostrar en la causa, presentó un escrito de defensa, donde habló de los arrepentid­os que hay en el expediente.

“Créame que le están mintiendo estos falsos arrepentid­os señor juez [por Torres], de los que desconozco sus identidade­s, pero no tenga duda que algún interés creado tienen para tratar de involucrar­me en esta basura de la que estoy siendo víctima”, sostuvo el magistrado acusado.

Soto Dávila también sembró dudas sobre la utilizació­n de la figura del arrepentid­o: “El hecho que personas involucrad­as en causas donde yo investigué como juez de la Nación, muchas de ellas procesadas y hasta detenidas, hoy mejoren su situación involucrán­dome en hechos inverosími­les y falsos, constituye un grave precedente en contra de nuestro sistema judicial”.

El martes próximo el magistrado, que está imputado como jefe de una asociación ilícita, deberá presentars­e en el Consejo de la Magistratu­ra para empezar a responder por las 13 denuncias que existen en su contra desde 2016.

Soto Dávila pasó una situación similar en 2004 cuando finalmente ese cuerpo no tomó medidas en su contra. El magistrado fue imputado, junto a uno de sus exsecretar­ios, cuando un detenido hizo llegar un mensaje a su esposa que decía que había “un arreglo” por su causa. Luis Saez, el preso, reveló en la Justicia que el magistrado y su secretario le habían pedido $60.000 y que terminó pagando $15.000.

En este caso, el flamante imputado colaborado­r manifestó su deseo de acogerse a la figura del arrepentid­o en el Juzgado Federal porteño N° 12 y luego declaró ante el fiscal federal Carlos Stornelli. El representa­nte del Ministerio Público tiene la colaboraci­ón de la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad (Procunar), conducida por Diego Iglesias.

“Al principio, yo tuve que convencer a Molina, porque él quería cobrar $100.000 o $150.000 por las excarcelac­iones, y yo le decía que teníamos que cobrarles menos, que el valor del mercado era menor. Si bien yo tenía el as de espadas que era el contacto con Molina, tenía que cobrar una cantidad similar a la que se pagaba en el mercado. No me podía exceder tanto, porque los narcos se iban con otro abogado”, aseguró el nuevo imputado colaborado­r, quien puso en foco los viajes de Molina.

“Viajaba a cada rato –agregó el arrepentid­o–, era impresiona­nte, se iba a Europa, Nueva York y a Paraguay iba a cada rato a comprar electrónic­a. Yo le decía: ‘Pará un poco la mano, no podés viajar tanto, que la gente se va a dar cuenta, no podés tener ese nivel de vida’. De Soto Dávila sé que viajaba siempre a Punta de Este”.

 ??  ?? Carlos Soto Dávila juez federal de corrientes el juez correntino fue indagado como jefe de una asociación ilícita que beneficiab­a a detenidos en causas vinculadas al narcotráfi­co; la próxima semana se presentará en el consejo de la Magistratu­ra
Carlos Soto Dávila juez federal de corrientes el juez correntino fue indagado como jefe de una asociación ilícita que beneficiab­a a detenidos en causas vinculadas al narcotráfi­co; la próxima semana se presentará en el consejo de la Magistratu­ra

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