Birmajer se hace cuento en vivo para cerrar el año
El escritor se sube al escenario a relatar sus historias con canciones de fondo
“Soy contador e inventor de historias”, dice el escritor Marcelo Birmajer sobre su vocación esencial, la que le dio un nuevo impulso para decidirse a poner el cuerpo y la voz arriba del escenario. Quiere terminar el año como lo empezó, en la sala El Extranjero, del barrio del Abasto, con su espectáculo autogestionado Birmajer se hace cuento en vivo: esta vez, serán solo dos funciones, mañana y el sábado, siempre acompañado por guitarra y las canciones de Guido Di Carlo. No es stand up (no son chistes con remate) ni narración oral al estilo Ana María Bovo (son historias de su autoría), pero con algo de ambas y mucho de quien reúne a la tribu alrededor del fuego para ser escuchado, el clima que logra Luis Landriscina o el exrepresentante de Maradona Guillermo Coppola con sus anécdotas, “el mejor contador que conozco”, según el escritor.
“La idea surgió porque muchos editores me proponían publicar una antología de los cuentos que escribo desde hace ocho años, todos los sábados ininterrumpidos, en Clarín. Pero yo quería mantener esa levedad e inmediatez del que encuentra algo sin buscarlo y a la vez que no se perdieran del todo, como pasa con el diario al otro día. Por eso elegí narrarlos y dejarlos en el viento, como dice Dylan”, explica Birmajer, a quien aconsejaron en la puesta en escena el director Mariano Stolkiner, dueño de la sala, y el productor Sergio Sapoznik. Si bien en cada función cambia las historias, mantiene un núcleo duro de “hits”: “La partida”, el cuento que coescribió con su hijo Simón; “El luchador”, y el que abre el show, “La Cenicienta”, incluido en su libro Los caballeros de la Rama.
El público es heterogéneo, pero tiene en común haberlo leído alguna vez: o las notas sobre política, o alguno de sus Historias de hombres casados, o los infantiles. Un consenso que prefiere no romper después de “sufrir un escándalo” en plena función: “La remera del Che es uno de mis relatos humorísticos y lo conté en las primeras presentaciones. Trata sobre un padre que le dice a su hija por qué él tiene que ser su héroe y no el Che Guevara. En fin, pasó que una señora se levantó y se fue enojada, gritando. Y la platea se dividió por lo que decidí, ya que momentos de crispación tenemos muchos, que fuera una hora amable y lo saqué del repertorio”.
También autor de obras de teatro (la infantil Cuatro vientos y el saxo mágico, El amor en una isla desierta y Ese no es el problema), Birmajer trabajó con el cineasta Daniel Burman en dos guiones muy exitosos, El abrazo partido (Oso de Plata en Berlín 2004) y Dos hermanos, con Graciela Borges y Antonio Gasalla. A esa lista se agregaría la versión animada de su novela infantil Escape a la India (Loqueleo, en colaboración con Gastón Gorali), que la dupla Juan José Campanella y Cris Morena quieren adaptar.
“Soy muy afortunado. Pero no todo sale. En realidad, en todos los órdenes de la vida, siempre es más lo que no sucede que lo que sí”, dice y da dos ejemplos: el guion de Bonavena, la película sobre el boxeador producida por Sebastián Ortega que no pudo ser (no sabe por qué), e Historias de hombres casados, libro que compró Fox sin ningún resultado. “No tengo la ambición de llegar al audiovisual, no escribo novelas pensando en eso, pero si sucede, mucho mejor”, dice el autor de El rescate del Mesías (Sudamericana), su última novela que retoma la pregunta de una anterior, Los tres mosqueteros, sobre judíos militantes en Montoneros, organización contraria a la existencia del estado de Israel. “Volví a abordar ese tema, que me apasiona desde los veinte años, pero ahora con mucha más experiencia. Creo que ‘lo judeo-algo’ es un género en sí mismo, en Nueva York, en Buenos Aires y en Marte, siempre con características comunes y diferentes, como pasa con la identidad italiana en los Estados Unidos y en la Argentina. Tipos como Burman, Damián Szifrón, Roberto Moldavsky, representan hoy ese color”, dice el contador de un universo que admite todos los formatos.