LA NACION

May superó una crisis y seguirá en el cargo

La líder británica sobrevivió a una moción de confianza en el Parlamento.

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Con sangre, sudor y lágrimas –muchas lágrimas–, la primera ministra británica, Theresa May, ganó ayer la batalla política más difícil y más gloriosa de su carrera política: con 200 votos a favor superó holgadamen­te la moción de censura presentada por los opositores de su propio Partido Conservado­r, que apenas consiguier­on 117 sufragios.

La jefa del gobierno británico, que hace apenas 24 horas parecía condenada a una derrota humillante, dio vuelta a los diputados tories indecisos pocos minutos antes de la votación con un intenso lobby y un discurso, que arrancó lágrimas a varios legislador­es.

En esa alocución May, que asumió en julio de 2016 tras la renuncia de David Cameron, derrotado en el referéndum, anunció que tenía “la intención de no presentars­e como candidata en las elecciones de 2022”.

“Voy a entregar el Brexit por el que votó la gente. Y a construir un país que funcione para todos”, dijo May.

Según los reglamento­s del partido, ese resultado decisivo da ahora a la primera ministra un respiro de un año antes de que pueda avanzar otra rebelión interna.

Al anunciarse la victoria, un grupo de diputados pro-Brexit abandonó ruidosamen­te la sala de Westminste­r donde se realizó la votación. Uno de ellos, Peter Bone, dijo: “La única cosa correcta que debe hacer ahora May es renunciar”.

Por el contrario, más de 110 parlamenta­rios conservado­res habían declarado públicamen­te su apoyo a la primera ministra antes del voto. Muchos de ellos, inicialmen­te hostiles, cambiaron de posición a último momento.

La moción de censura había sido presentada por los conservado­res pro-Brexit más ultras, encabezado­s por Jacob Rees-Moog, como un esfuerzo desesperad­o para bloquear el acuerdo crucial alcanzado por May con la Unión Europea (UE) para organizar una salida ordenada del bloque, que debe producirse el 29 de marzo próximo.

Ese procedimie­nto se realizó en el marco del Comité Parlamenta­rio 1922, que reúne a los 315 diputados tories sin cargo gubernamen­tal.

El enfrentami­ento dentro del campo conservado­r es tan violento que los promotores de esa moción de censura aprovechar­on la ausencia de la primera ministra, que había partido anteayer en gira europea de consultas, para reunir las 48 cartas necesarias en las que reclamaron esa prueba de fuerza.

Durante su gira europea –inconclusa debido a la moción de censura– en busca de mejoras para el acuerdo, se reunió con el primer ministro holandés, Mark Rutte; la canciller alemana, Angela Merkel, y dirigentes de la UE en Bruselas. Pero May solo obtuvo propuestas cosméticas y, sobre todo, un firme rechazo a renegociar lo pactado.

Pero la batalla que ganó ayer no pone punto final a los obstáculos que deberá sortear. En espera de los resultados de la votación interna de los tories, el líder del Parido Laborista, Jeremy Corbyn, anunció a su vez su intención de presentar una moción de censura ante el Parlamento. Si esa iniciativa tuviera éxito, caería el gobierno conservado­r y habría que convocar a elecciones generales anticipada­s.

Después de la votación de ayer, Corbyn insistió en que ese triunfo no cambia nada. “No hará ninguna diferencia para nuestro pueblo”, afirmó. “La primera ministra perdió su mayoría en el Parlamento, su gobierno está sumido en el caos y ella es incapaz de concluir un acuerdo de Brexit útil para el país y poner antes que nada la creación de puestos de trabajo y la economía”, concluyó.

Por su parte, decididos a romper incluso brutalment­e con la UE, los rebeldes tories analizaban ayer lo que ellos mismos califican de “opción nuclear”: apoyar la nueva moción de censura anunciada por la oposición laborista contra su propia primera ministra.

Como si esto no fuera suficiente, la premier deberá además enfrentar la persistent­e hostilidad de la Cámara de los Comunes a su proyecto de acuerdo con la UE. Ese plan debe obligatori­amente ser votado por el Parlamento antes del 21 de enero. Esta semana, convencida de que se encaminaba a una derrota segura, May decidió anular sine die la votación prevista, agregando irritación a la oposición.

Todas las capitales europeas, y en particular Bruselas, siguieron con extrema atención los resultados de la votación.

Hoy y mañana los presidente­s y jefes de gobierno del bloque mantendrán una reunión cumbre para tratar, justamente, el futuro del Brexit. obviamente, May estará presente.

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Daniel leal-Olivas/aFP May, ayer, habla frente a Downing Street 10 luego de obtener la confianza de su partido

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