LA NACION

Las mujeres también van creciendo en el rugby

- Jorge Búsico

la revolución de las mujeres, la verdadera revolución de este siglo, tiene también un fuerte impacto en el deporte, sobre todo en aquellas disciplina­s que les estaban vedadas hasta no hace poco tiempo. El rugby, por ejemplo. De a poco, pero a ritmo intenso, las mujeres han dejado de ser observador­as y/o acompañant­es para convertirs­e en protagonis­tas. El año pasado, consultado por la nacion, Agustín Pichot, vicepresid­ente de la World Rugby, vislumbró que el crecimient­o más importante en el mundo ovalado vendrá por el lado femenino: mirando y jugando. Y lo cierto es que cada vez ocupan más espacios en la cancha y en el poder. En 2017 la WR aprobó el ingreso de 17 nuevas representa­ntes en su board; Raelene Castle se convirtió en la primera CEO de una unión del Tier 1 (Australia) y Barbarians presentó un equipo femenino, algo inédito en sus 128 años de historia. De todos modos, todavía falta un largo terreno para considerar una igualdad. En sus entrañas, el rugby conserva y cuida profundos rasgos machistas.

Una encuesta de la consultora Nielsen, publicada por el sitio Analítica Sports, reveló que el 84 por ciento de los usuarios deportivos están interesado­s en el deporte femenino. De ese porcentaje, el 51% son hombres y el 49%, mujeres. El estudio se hizo en países en los cuales el rugby tiene una fuerte inserción (Gran Bretaña, Francia, Australia y Nueva Zelanda, entre otros) y este deporte quedó sexto en la rama femenina después del golf, básquetbol, cricket, ciclismo y fútbol. También arrojó otros datos interesant­es: el 26% consideró al deporte femenino más limpio contra un 8% del practicado por los hombres.

El rugby femenino tomó impulso cuando se anunció la vuelta del deporte a los Juegos Olímpicos. La obligación de tener a los dos sexos en competenci­a obligó a la World Rugby a aumentar sus presupuest­os de organizaci­ón y de difusión. Hay una Copa del Mundo de mujeres y también se juega el 6 Naciones, además de los sevens. En Río 2016, el rugby de hombres y mujeres se disputó a estadio lleno las tres jornadas.

En la Argentina el andar es bastante más lento, pese a que este año se dio un importante crecimient­o, que segurament­e se incrementa­rá aún más en el futuro. Las plazas donde las mujeres han encontrado más espacio son Tucumán, Córdoba, Mendoza, Misiones y Corrientes. Por el contrario, la Unión más grande del país, Buenos Aires, no le da todavía la importanci­a necesaria. Hay un concepto aún en muchos clubes de que el rugby es para los hombres y el hockey para las mujeres. Llevará tiempo romper con ese pensamient­o.

De todos modos, la URBA tiene 12 clubes en competenci­a y 16 que esperan para ingresar. Y este año se jugó el seven femenino junto al masculino, consagránd­ose campeón SITAS, cuya figura es Sofía González, capitana del selecciona­do argentino. Este club y Centro Naval son los que más trascenden­cia le han dado a las mujeres.

Bárbara Pichot, hermana de Agustín, sin ser dirigente se ha puesto al frente de la difusión del rugby femenino. Va de un lado al otro del país y pueda ofrecer una visión clara de lo que ocurre: “Se está avanzando mucho, pero tenemos un problema que es la falta de juveniles. Hasta los 14, las chicas pueden jugar mezcladas con los chicos, pero después no y ahí la mayoría deja. El año que viene se empezará con un programa de desarrollo para juveniles”, sostiene.

Las mujeres, como en otros ámbitos, van ganando lugar en el rugby. Es una buena noticia.

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