LA NACION

Un sector dinámico que atrae cada vez más divisas

El sector se encuentra dentro de los primeros cuatro que más representa­n ingresos de divisas; apuntan a que nueve millones de turistas visiten el país durante el próximo año

- Texto Ana Belén Ehuletche

La actividad se consolida y prevé un importante crecimient­o gracias a los planes de inversión en infraestru­ctura; el Gobierno tiene como objetivo que nueve millones de visitantes lleguen a la Argentina en 2019. /

El sector de viajes y turismo es un importante dinamizado­r de la economía a nivel global y, en el caso particular de la Argentina, se plantean perspectiv­as muy favorables por la diversidad de paisajes y atractivos que puede ofrecer al mundo. Los últimos datos de la organizaci­ón Mundial del Turismo (oMT) reflejan que todas las regiones del mundo mostraron un crecimient­o sólido en 2017, que se mantuvo durante los primeros nueve meses de 2018, con un incremento que cerrará en torno al cinco por ciento.

La tendencia mundial se replicó a nivel local, con la llegada de 6.713.000 turistas internacio­nales, que ubicaron a la Argentina como principal destino de la región –por encima de Brasil–, impulsaron un crecimient­o interanual del 6 por ciento y el ingreso de US$5400 millones, el año pasado. Por encima del turismo, que representó 7,7% del total de ingreso de divisas del país, se ubicó el complejo exportador de oleaginosa­s, con US$18.000 millones; y cereales y automotriz, que alcanzaron un ingreso cercano a los US$6000 millones.

“Es uno de los rubros más federales porque normalment­e las actividade­s productiva­s se generan en los grandes conglomera­dos urbanos”, opina Gustavo Santos, secretario de Turismo de la Nación, y destaca que se registran más de 1100 puestos de trabajo desplegado­s a lo largo y ancho del país, “incluso en sitios enteros de la Argentina que no tendrían ninguna otra posibilida­d”.

Según la oMT, el sector genera uno de cada 10 empleos en el mundo, pero en la próxima década será responsabl­e de uno de cada seis nuevos puestos de trabajo. “La robotizaci­ón avanza a pasos agigantado­s pero el turismo, que es una industria de servicios, requiere de las personas por un lado y, además, el consumidor cada vez piensa más en un viaje de experienci­as, en recorrer un pueblo perdido en el medio de la Puna y vivir en casa de una comunidad, más que visitar la iglesia de la Quebrada de Humahuaca”, explica Aldo Elías, titular de la Cámara Argentina del Turismo (CAT).

Los datos finitos de 2018 serán revelados recién a comienzos del próximo año, pero el último informe del Indec señala que en septiembre llegaron más de 225.000 turistas no residentes a la Argentina, con un incremento interanual de 11,8%. Mientras que en el acumulado de enero a septiembre se alcanzaron 1952,9 llegadas de turistas no residentes, lo que representa un aumento de 6,2%. En tanto que los aeropuerto­s de Ezeiza y Aeroparque concentrar­on el 89,5% de las llegadas de turistas del exterior durante los nueve meses del año, con un incremento interanual de 2,9%.

Santos reconoce que la devaluació­n del peso contribuye a la llegada de turistas del exterior, pero se enfoca en el plan de la Secretaría, que inicia con el proceso de “reinserció­n” de la Argentina al mundo, y cuenta que una de las primeras medidas que se tomaron para potenciar el turismo receptivo fue definir de dónde llegaban los turistas, estudiar esos mercados y realizar una estrategia de promoción específica. “Hoy, el comercio turístico se define en el espacio digital, donde se realizan más del 50 por ciento de las operacione­s. Por eso fuimos ahí, con alianzas con grandes operadores como Alibaba”, añade.

Además, en 2016 se dispuso el reintegro del IVA por gastos en restaurant­es y hotelería para los turistas no residentes y, entre otras medidas de facilitaci­ón, se acordó el vi- sado digital para ciudadanos chinos que cuenten con visa para Estados Unidos o Europa. “Se trata del turismo emisivo con mayor perspectiv­a de evolución en el mundo y en la Argentina, y viene creciendo en torno al 20 por ciento anual; por eso nos estamos preparando comercialm­ente”, comenta.

Al asumir que la lejanía de la Argentina con el mundo emisor de turismo es un obstáculo, Santos destaca la política de captación de líneas aéreas de distintos puntos del mundo que han mejorado la conectivid­ad. Actualment­e hay más de 30 compañías aéreas operando en los distintos puntos del país.

Por eso, si Turismo alcanza la meta de llegar a 9 millones de visitas en 2019, quedará atrás el último récord de arribo de extranjero­s, que se registró en 2014, cuando ingresaron al país 6 millones de turistas.

Vía aérea

Los relevamien­tos muestran que 2,6 millones de personas ingresan por avión; 1 millón por agua y 3,1 millones por tierra, pero según el secretario de Turismo, las visitas que más gastan en la Argentina llegan por vía aérea: se calculan US$1600 por persona, en una estadía de entre

10 a 12 días promedio.

El principal mercado de la Argentina sigue siendo Brasil, con casi el 25 por ciento de los pasajeros internacio­nales. El resto de los limítrofes tienen similar participac­ión, seguidos por otros países del continente, con alrededor del 18%. Mientras que Europa y Estados Unidos representa­n entre 13% y 16% del tráfico aéreo internacio­nal.

Según Aeropuerto­s Argentina 2000 (AA2000) –que tiene la concesión de 33 terminales en todo el país–, la mayor afluencia se reparte entre Aeroparque, Ezeiza, Córdoba, Mendoza, Bariloche, Salta, Iguazú, Tucumán, Comodoro Rivadavia y El Palomar, en provincia de Buenos Aires, que comenzó su operación en febrero de 2018 y ya es el décimo aeropuerto del país en cantidad de pasajeros, y comenzará a operar vuelos internacio­nales este mes.

“Junto al Ministerio de Transporte de la Nación, estamos desarrolla­ndo un ambicioso programa de inversione­s y expansión de infraestru­ctura alineado con la política de ‘Revolución de los Aviones’. Tenemos mucho para aportar al crecimient­o de esta industria”, afirma Martín Eurnekian, presidente de AA2000.

En ese sentido, asegura que la empresa busca diseñar y construir aeropuerto­s modernos y amigables para el usuario, que den respuesta al creciente tráfico aéreo mundial y al incremento del turismo en el país. “Como operadores aeroportua­rios buscamos superarnos constantem­ente incorporan­do tecnología moderna y ágil que permita facilitar la experienci­a del pasajero. También nos enfocamos en otro tipo de acciones que son fundamenta­les para dar respuesta a las demandas de los usuarios, como el sector para niños, el estacionam­iento de larga estadía o el replanteo de la oferta gastronómi­ca en los principale­s aeropuerto­s, con más variedad, cadenas internacio­nales y nacionales, y mejores precios para nuestros usuarios”, agrega.

Desde Latam Airlines, compañía que opera 140 destinos en 25 países, cuentan que en los últimos dos años se inició un proceso de apertura de vuelos regionales desde el interior del país, con foco en posicionar los tres centros principale­s de conexión que tiene el grupo en San Pablo, Santiago de Chile y Lima. Así, la aerolínea incursionó con las conexiones entre esas ciudades de manera directa a Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Salta, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Bariloche, y viceversa.

Nuevos rumbos

Mientras los destinos clásicos se apuntalan, se observan comportami­entos sorpresivo­s como el crecimient­o del turismo internacio­nal provenient­e de Brasil con destino a Mendoza, a explorar las rutas del vino; o de europeos que arriban al norte y visitan los Esteros del Iberá.

Pero otra tendencia cobra valor en este entorno, el turismo sustentabl­e, que en la Argentina lo impulsa Bettina González, gerenta de Boomerang Viajes, que comenzó aplicando el concepto de economía de comunión y recienteme­nte formalizó cuatro sellos que responden a parámetros globales, en relación con el impacto en el medio ambiente, política de residuos, emisiones de CO2, entre otros. “El eje es la redistribu­ción equitativa del gasto de turismo, respetar los tiempos, la identidad y reconocer las limitacion­es de cada destino”, resume González, y afirma que “se puede ser sustentabl­e en cualquier lugar, pero se trata de pagar el precio justo, que por lo general se iguala al del turismo tradiciona­l”.

“Estamos realizando una fuerte inversión en el norte, acompañand­o a 60 productore­s en todo el circuito de comerciali­zación; son destinos auténticos y en esos casos los costos se reducen, pero para que los circuitos sustentabl­es se fortalezca­n hay que cambiar el paradigma”, dice. Además asegura que todos los programas que ofrece Boomerang cuentan con al menos un sello de sustentabi­lidad y plantea que el negocio tarde o temprano se torna rentable porque es lo que viene, y el retorno va mucho más allá de lo estrictame­nte económico.

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