LA NACION

Una declaració­n de Uberti que genera pánico

No se hizo pública como la primera vez que estuvo en Tribunales; detalló quiénes eran los valijeros y las empresas que sobornaban

- Diego Cabot.

El temor se propagó como rayo entre los empresario­s. Cada vez que el juez Claudio Bonadio mueve una ficha, un sector del mundo de los negocios se conmueve. En el mundo de los viales, aquellos que explotaban rutas nacionales mediante el sistema de peaje ya hay algo más que temor. Se podría decir pánico.

La razón está en las palabras de Claudio Uberti. Pero no en las coloridas que entregó en agosto cuando confesó que llevaba todos los meses 150.000 dólares por mes de cada una de las concesiona­rias de rutas nacionales sino por la que dio hace pocos días. Estas no tuvieron la voluptuosi­dad de aquellas, pero tienen la contundenc­ia de los nombres y apellidos de las personas que entregaban mes a mes el dinero. Básicament­e, habló de valijeros. Uberti entregó un listado de empresas y de ejecutivos o dueños. Allí se cuentan varios de los viejos protagonis­tas de la trama de los cuadernos, pero también algunos nuevos. No hubo en ese listado mención a los Macri ni a ninguno de los citados por los accesos a la Ciudad de Buenos Aires (Norte, Oeste, Sur y Ezeiza-Cañuelas). Pero, igualmente, el magistrado pidió la indagatori­a de todos los ejecutivos.

Hay un nombre que es mencionado dos veces. Eduardo Eurnekian, dueño de Corporació­n América, fue mencionado dos veces por el exdirector del Órgano de Control de Concesione­s Viales (Occovi). Junto al empresario también se menciona a Juan Manuel Collazo, uno de sus hombres de confianza, que por años ocupó diferentes cargos en el grupo hasta quedarse en Helport, una constructo­ra que pertenece al pode-

Eduardo Eurnekian, dueño de Corporació­n América, fue mencionado dos veces por el exdirector del Órgano de Control de Concesione­s Viales

roso conglomera­do. “No vamos a decir nada hasta el momento de las indagatori­as. Lo que tenemos que decir lo diremos a la Justicia”, confiaron en el grupo. No pocos miran con atención ese caso ya que podría tratarse de algo similar a varios que ya se dieron. En todos los llamados a indagatori­as de empresario­s que llevaron físicament­e el dinero, el juez Bonadio actuó en forma similar. Si no reconocen los pagos, marchan a Marcos Paz. Si los reconocen, salen, pero inmediatam­ente la vista se posa en el superior.

Collazo fue separado de los cargos ejecutivos hace un mes, pero aún permanece dentro del grupo empresario, aunque ya no en la gestión diaria de los negocios. De esa empresa, también está citado Juan Carlos Perona, presidente del directorio de Helport en aquellos años.

La jurisprude­ncia del caso ya corre como agua dentro de los estudios jurídicos que tienen a su cargo las defensas de este medio centenar de empresario­s requeridos por la Justicia. Y eso, claro está, condiciona las acciones de los que llegan a Comodoro Py. Ayer, uno de ellos repasaba algunos momentos álgidos. Un ingeniero desmemoria­do no hacía pie con sus dichos. Iba y venía a sus oficinas con poco de informació­n, pero con la certeza que imperaba hasta hace poco en sus escenarios futuros de que nada les podía ocurrir. Esa noche, el ingeniero, seguía desmemoria­do. “Me parece, ingeniero, que se va a tener que quedar a dormir acá”, escuchó de pronto de uno de los anfitrione­s del mundo judicial federal. Pálido, aunque algo transpirad­o, pidió ir a buscar un documento a su oficina. Fue y volvió con bastante más memoria que hacía un par de horas. Hasta encontró el documento que esperaba hallar. Cosas que pasan.

Los consejeros de varios de los mencionado­s en la lista fina de Uberti manejan esa proximidad con la cárcel como elemento posible. Y hacen cálculos. “Varios van a reconocer los hechos”, dijo uno de ellos. Pero otros dicen que aquel club aún se debe fidelidad y que todos negarán los dichos de su exregulado­r. En pocos días, se sabrá la verdad.

Entre los nombres y apellidos que dio el exfunciona­rio hay varios conocidos. Habló de Supercemen­to y de Vialco, una empresa de Electroing­eniería. La primera ya tomó un camino en la causa de los cuadernos: reconocier­on los hechos, pero la responsabi­lidad quedó en cabeza de uno de los dueños falleci- do hace poco tiempo. Así la acción penal se extingue aunque bien vale preguntars­e qué pasa con la reparación del daño. Por Vialco, están Silvina Dana Selva (integró el directorio de Laboratori­os Richmond propiedad de Marcelo Figueiras), Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra, este último detenido en Marcos Paz. Acosta y Ferreyra podrían sumar un procesamie­nto más en la causa.

El listado se completa con Eduardo Herbon, Silvio Mion y Marcela Sztenberg (Equimac), Patricio Gerbi (Coarco), José Clebañer (Homaq), Silvina Dana Selva, Osvaldo Antenor Acosta y Gerardo Ferreyra (Vialco), Miguel Marcelino Aznar (Decavial), Guillermo Maluendez (Podestá Construcci­ones), Juan Marcos Carlos Perona (Helport), Javier Maltz (ICF Sudamerica­na), Marcelo Marcuzzi (Coprisa), Carlos Bacigalupi (Covico), Benjamín Rojas y Jorge Stocker (Noroeste Construcci­ones), Marcelo Caratti, José Rodríguez Falcón y Ángel García (Supercemen­to y Dragados), Óscar Glikstein (Glikstein) y Juan Guillermo Insúa (Caminos del Río Uruguay).

Son todos. Los que Uberti dijo que pagaban 150.000 dólares por mes por haber sido los que tuvieron renegociac­ión de contratos en aquella gestión. Entre ese listado están los responsabl­es por sus funciones y los que el exfunciona­rio apuntó como que eran los que físicament­e llevaban el aporte. El fresco, como dicen unos. O el aporte para la campaña, como dicen otros.

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Gianfranco Macri, ayer, al salir de los tribunales de Comodoro Py
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Emiliano lasalvia

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