LA NACION

Estiman que un clan narco lavó en la Argentina más de US$15.000.000

Los hermanos José y Erwin Loza contaban con una consolidad­a estructura comercial para blanquear el dinero originado por el contraband­o de varias toneladas de cocaína a Europa

- Germán de los Santos

ROSARIO.– El salto de los hermanos José y Erwin Loza, detenidos ayer en Buenos Aires y España, fue notable en los últimos 20 años: pasaron de traer cocaína al Mercado Central de Buenos Aires a proveer de estupefaci­entes a los principale­s carteles europeos; de nacer en la pobreza en Salta a dar vueltas en la Ferrari que usó Diego Maradona en los años 90; de ser socios del exportador narco Delfín Castedo a comer en restaurant­es de lujo con alfiles de la mafia italiana.

Lograron reducir todas esas distancias y contrastes en su extensa historia criminal siendo invisibles durante más de dos décadas en el tráfico de grandes cargamento­s de cocaína a Europa, sin que las fuerzas de seguridad ni los organismos de control pudieran descubrir cómo llegaban varias toneladas de cocaína a España, donde –como si fuera un calco de la causa Carbón Blanco– fue secuestrad­a la droga que manejaba el cartel.

Tras una extensa investigac­ión encabezada por las procuradur­ías de Narcocrimi­nalidad (Procunar) y de Lavado de Activos (Proselac), en conjunto con la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI), entre otros, lograron detectar en la Argentina la compleja estructura de lavado de dinero que comandaban los hermanos Loza, que manejaron, según se calcula, unos US$15.000.000.

Las autoridade­s españolas centraron sus investigac­iones en descubrir la ruta de la cocaína, que manejaba el clan Loza para proveer de estupefaci­entes a distintos eslabones del crimen organizado en Europa. En los operativos realizados anteayer por la Gendarmerí­a, en la denominada Operación Cambalache, fueron detenidos en la Argentina 14 miembros de la banda, entre ellas, Erwin, y sus sobrinos Gonzalo, alias Junior, y Alan Loza. Y en España fueron aprehendid­as 26 personas, una de ellas José Loza, considerad­o junto con su hermano, el líder de la asociación ilícita, según la causa del juez en lo Penal Económico N° 2 Pablo Yadarola.

En la investigac­ión se usó un nuevo recurso, que es el “acuerdo de equipo conjunto de investigac­ión” para la incorporac­ión de pruebas en ambos países. España lo utilizó para casos de terrorismo con otras naciones, como Francia.

En el pequeño pueblo de Lugano, a 22 kilómetros de Gijón, España, se sospecha que los Loza guardaron un cargamento de 1400 kilos de cocaína, que –según la policía española– había llegado a la costa española en un velero que tripularon un argentino y dos uruguayos.

El 14 de octubre de 2017 José Loza y el peruano William Weston Millones decidieron cambiar de planes y regresaron a la Argentina. El viaje fue inesperado, pero su hijo Junior quedó a cargo de las funciones del padre, como ya lo había hecho antes por la grave enfermedad que sufre José Loza. Junior viajó a Málaga para que el italiano Stefano Di Profio le entregara el dinero por el cargamento.

Se habían enterado de que unos días antes, la policía española había entrado en el galpón de Lugano, por lo que se dieron cuenta de que seguían la carga. Los efectivos intercepta­ron 20 días después en un camión de patente inglesa que iba de Oviedo a Granada más de 1100 kilos de cocaína.

El dinero que los Loza obtenían por el tráfico de cocaína era transporta­do a la Argentina a través de mulas que reclutaba el español Francisco González González. El 20 de noviembre de 2017, la Aduana argentina detuvo en Ezeiza a Bienvenido González Lomeña y Víctor Calvente Cavero con tres valijas con 365.000 euros. Era un adelanto que había pagado el italiano Di Profio, que contaba con antecedent­es por narcotráfi­co desde 2006.

Una banda en expansión

Un arrepentid­o en esta causa describió que la organizaci­ón funcionaba a pleno desde 2008, y explicó que los contraband­os de cocaína a Europa se realizaban desde la Argentina y otros países productore­s de la droga. Se sospecha que desde Perú y Bolivia. Uno de los proveedore­s de la cocaína al clan Loza era, según la investigac­ión, Cristian Ferreyra Callau, quien en agosto de 2017 viajó con su madre a Madrid para reunirse con José Loza, que fue buen anfitrión y los alojó en su casa.

El clan Ferreyra maneja la producción de cocaína en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y era uno de los antiguos proveedore­s de Delfín Castedo, quien actualment­e está preso en la cárcel de Güemes, en Salta, tras ser detenido en el partido de Ituzaingó en julio de 2016.

Castedo estuvo una década prófugo de la Justicia, acusado de ser uno de los narcos más importante­s del país. Era el encargado de abastecer a los fallecidos Carlos Salvatore y Patricio Gorosito, condenados a 21 y 19 años de prisión por el contraband­o de cocaína a España y Portugal, conocido como Carbón Blanco.

En esta trama Castedo se volvió a unir con los Loza no solo a través del clan Ferreyra, sino por una denuncia anónima radicada en 1998 que señala que la venta de cocaína del Mercado Central era manejada por Delfín y Rafael Castedo, y por José y Valdemar Loza; este último fue detenido en diciembre de 2017 en La Matanza con un cargamento de 1100 kilos de cocaína, y actualment­e está procesado por el juez federal de Salta Julio Bavio.

Otro narco que tiene un extenso historial, como los Loza y Castedo en la Argentina, que aparece ligado a este entramado es Wilson Maldonado Balderrama, el empresario hípico boliviano, que tiene pedido de captura y extradició­n del Juzgado Federal N° 1 de Salta, en una causa por el secuestro en febrero de 2016 de 267 kilos de cocaína en Taco Pozo, Salta.

En esa causa fue condenado en septiembre pasado a 14 años de prisión el expresiden­te del Conce-

jo Deliberant­e de Salvador Mazza Gabriel Maurín. Salvador Mazza es un territorio clave para el paso fronterizo de la cocaína.

Se sospecha que los Loza tenían varios métodos para enviar la cocaína a Europa. Uno era por barco en contenedor­es, utilizando el sistema del llamado “gancho ciego”. Una vez que la Aduana controlaba el contenedor, un infiltrado de la organizaci­ón realizaba la apertura para introducir el estupefaci­ente y lo cerraba utilizando precintos mellizos a los originales. Se sospecha que un cargamento salió desde la Terminal 3 del Puerto de Buenos Aires hacia Gran Canaria, España.

El clan Loza habría usado también un método más complejo, ya que se cree que introdujer­on un cargamento de cocaína en un equipo de vehículos 4x4 de Bélgica que había venido a hacer una travesía a la Patagonia argentina. Las camionetas luego fueron guardadas en una chacra en San Pedro, Buenos Aires, vinculada a Erwin Loza. Y allí se habría camuflado, en las cubiertas, la cocaína que fue despachada en barco a Amberes, Bélgica, uno de los puestos europeos donde llegan varios embarques de droga.

Los investigad­ores detectaron que en torno de los miembros del clan Loza se hicieron inversione­s y se adquiriero­n entre inmuebles y vehículos 101 bienes, con un lavado de dinero estimado por los investigad­ores judiciales en US$15.000.000.

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Ministerio de seguridad Varios automóvile­s deportivos fueron decomisado­s a la organizaci­ón criminal
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Gendarmerí­a acompañó a policías españoles durante el operativo en Málaga

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