Compromiso con la verdad
Cu ando un nuevo año culmina, es necesario llamar una vez más a la reflexión sobre las dificultades crecientes y de todo orden que enfrentan quienes ejercen la difícil profesión de periodista en este convulsionado mundo. Sobran ejemplos en distintas latitudes, muchos particularmente duros. Tal el caso del estremecedor episodio aún no debidamente aclarado que terminó con la muerte del periodista saudita Jamal Khashoggi, descuartizado en octubre pasado en el consulado de su país en Estambul. La revista Time destacó a Khashoggi como una de las personas del año. Comparte esta distinción post mortem con dos periodistas birmanos de la agencia Reuters que hoy están cumpliendo condena a siete años de cárcel en Birmania por investigar
una masacre de la perseguida etnia rohingya a manos de militares birmanos. Integran también ese triste podio los integrantes de la redacción de un diario local norteamericano, Capital Gazette, de Annapolis, cinco de cuyos miembros fueron asesinados por un desequilibrado.
En todos los casos, la búsqueda y difusión de la verdad y la emisión de opiniones condujeron a muchos periodistas a la muerte o a la cárcel.
Por eso, nuestro sentido y solidario homenaje a todos ellos, así como a todos quienes han sufrido o sufren cualquier tipo de persecución o daño en el ejercicio de ese oficio. No suele valorarse en su justa medida esta riesgosa labor ni se ponderan los efectos que acarrea a una sociedad el silenciamiento de sus periodistas. Alertar y denunciar cualquier ataque de los que son objeto los cronistas en el ejercicio de su difícil profesión es defender a la prensa libre, baluarte insustituible de cualquier sociedad democrática.