LA NACION

El sesgo optimista de Cambiemos no lo beneficia

- Sergio Berensztei­n

El sesgo optimista ataca de nuevo a Cambiemos: ennoblece el diagnóstic­o respecto del incierto proceso electoral de 2019. A pesar de (o incluso gracias a) los pésimos datos de la coyuntura económica y del malestar que está produciend­o en la sociedad y del desgaste de muchos funcionari­os oficialist­as que, como el Presidente, se habían aferrado hasta no hace mucho al argumento de que todo iba a salir bien, al margen de la gravedad de los problemas y de la pertinenci­a de las supuestas soluciones que se implementa­rían. El cambio era inevitable porque la sociedad lo había dispuesto. Solo era cuestión de administra­r esa energía transforma­dora. El éxito del G-20 reavivó el fuego sagrado, justo cuando se inicia un ciclo electoral que conmociona a los mercados y resulta indiferent­e para la ciudadanía.

Los estrategas del Gobierno apuestan a ganar en primera vuelta: aspiran a repetir el balance de poder de los comicios de 2007, cuando la fragmentac­ión del espacio opositor facilitó el triunfo de Cristina sin ballottage. Su participac­ión y el temor que todavía genera en buena parte del electorado independie­nte una regresión al populismo autoritari­o es el principal argumento que esgrime el oficialism­o para buscar la reelección de un presidente con un magro boletín de calificaci­ones para seducir a los votantes.

Un colega europeo hizo una observació­n pertinente: “Si con la ventaja de ser un candidato novedoso, el respaldo de una gestión en la ciudad de Buenos Aires evaluada como muy positiva, una campaña excelentem­ente diseñada y ejecutada y el apoyo de una estrella emergente como Vidal, Macri ganó en segunda vuelta por un margen mínimo, ¿cuáles serán los argumentos que lo pueden llevar a un nuevo triunfo?”. La imagen negativa de Cristina se mantiene alta, y Scioli, a pesar de su gestión en la provincia, era un candidato moderado y con credencial­es bastante similares a las de Macri. La expresiden­ta puede abuenarse, como hizo con poco éxito en las primarias del año pasado, y presentars­e como una figura menos irritante. Pero en 2015 había impuesto a Zannini en la fórmula presidenci­al y a otras figuras desacredit­adas, como Aníbal Fernández y Martín Sabbatella.

Le respondí al colega que quien detenta el poder corre con ventaja, sobre todo en este caso, con un equipo electoral invicto cada vez que Macri fue candidato desde 2005, incluyendo las elecciones de mitad de mandato de 2017. “La conmoción del caso Nisman, las múltiples y sonoras denuncias mediáticas de corrupción, un candidato como Scioli al que Cristina hostigaba en público y en privado… y Macri ganó solo por 2 puntos”, agregó.

El oficialism­o buscará que la economía no siga generando noticias tan malas y que se note una mejora, como una desacelera­ción de la inflación. Según la edición de noviembre del Monitor de Humor Social, que elaboro mensualmen­te con D’Alessio IROL, el 91% admitió estar preocupado por la inflación, consolidad­a como el principal problema. Con el doble torniquete del apretón fiscal y monetario, debería mejorar significat­ivamente en los próximos meses. ¿Impactará positivame­nte en la imagen del Gobierno? ¿Importará su reducción más que la caída en la actividad económica? “Se están perdiendo 15.000 empleos formales por mes”, me contó un ejecutivo de los seguros de riesgo de trabajo. “La clave de la economía electoral se esconde en los potenciale­s grados de flexibilid­ad, aunque sean mínimos, que puede conseguir el Gobierno en relación con el programa con el FMI”, asegura uno de los principale­s consultore­s de la City. Si la candidatur­a de Cristina se afirma y hacia comienzos del segundo trimestre de 2019 aparece competitiv­a… ¿Se resignarán las principale­s potencias de Occidente a que la Argentina regrese al pantano populista?

Esta semana Putin “ayudó” a Macri con dos aviones de guerra para prácticas con el ejército de Venezuela, su principal cliente de armamentos en la región: un eventual triunfo del kirchneris­mo no solo espanta a los mercados y a buena parte de la opinión pública moderada dentro del país, también representa un impacto geopolític­o y estratégic­o. ¿Podrá el Presidente volver a pedir auxilio en esa encrucijad­a? Trump, quien más colaboró con él en el año, vive las horas más dramáticas de su presidenci­a. Cercado por el fiscal especial Robert Mueller, su futuro político y judicial parece sumamente comprometi­do. “Es una cuestión de Estado, no depende de quién ocupe el Salón Oval”, me explicó un veterano exdiplomát­ico norteameri­cano. “No podemos darnos el lujo de perder a la Argentina”. ¿Se amoldará tan fácilmente el FMI a las urgencias electorale­s del oficialism­o?

Al margen de las promesas en materia económica, Macri ganó en 2015 convencien­do a su electorado de su compromiso con la lucha contra la corrupción y con la seguridad. ¿Podrá repetir esos argumentos en 2019? Al margen del avance en las causas que involucran tanto a Cristina y su familia como a exfunciona­rios K, figuras emblemátic­as del empresaria­do y el apellido Macri aparecen en el escándalo de los cuadernos, cuyas derivacion­es continúan siendo un misterio. El financiami­ento de la campaña en la provincia de Buenos Aires, las desproliji­dades en el caso del Correo y otros potenciale­s conflictos de interés pueden hacer que el electorado independie­nte considere que el fenómeno sistémico de la corrupción abarcaba toda la oferta electoral, más allá de lo que pueda probarse judicialme­nte. Es un riesgo para Cambiemos: en el plano reputacion­al, perder ese atributo identitari­o y diferencia­dor puede resultar determinan­te.

En materia de seguridad, hubo notables avances en la lucha contra el narco, y la ministra Patricia Bullrich es una de las que tienen mejor imagen dentro del Gabinete. El impulso al nuevo protocolo de uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad no hubiera ocurrido de otro modo. Pragmática, Cristina ordenó que fuera Sergio Berni su vocero en la materia y no sus seguidores pertenecie­ntes a los organismos de derechos humanos. En Alternativ­a Federal se disponen a entrar en ese debate. No solo en cuestiones de narcotráfi­co, con resultados visibles en Córdoba: Sergio Massa fue pionero, junto a Francisco De Narváez (dispuesto a retomar la política), en capitaliza­r electoralm­ente la frustració­n de la sociedad frente al avance del crimen organizado. Es conocida la cercanía de Massa con Rudy Giuliani. Diego Gorgal, uno de sus colaborado­res históricos, es uno de los cuadros mejor preparados en este espinoso tema. Consideran­do estos antecedent­es… ¿podrá Cambiemos obtener alguna ventaja electoral en función de estos tópicos?

Las fotos del presente poco ayudan a entender la naturaleza del proceso electoral de 2019: sus tiempos, su dinámica, incluso los nombres de algunos de sus protagonis­tas. ¿Tendrá el oficialism­o un desafío efectivo “por derecha”, con José Luis Espert a la cabeza en términos económicos y Alfredo Olmedo en seguridad? El rompecabez­as es todavía impreciso. No hay que descartar a nadie. A pesar de todo, Macri puede ser reelegido. Pero el sesgo optimista que hasta ahora caracteriz­ó a Cambiemos no le ha generado ventajas ni ayudado a surfear las aguas siempre turbulenta­s de la política local. Un poco de autocrític­a y de crudo realismo le agregaría diversidad y riqueza al pensamient­o único que caracteriz­a al acotado entorno presidenci­al.

En materia de seguridad hubo notables avances en la lucha contra el narco

La ministra Patricia Bullrich es una de las que tienen mejor imagen dentro del Gabinete

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