LA NACION

“Canelo” en el Madison: coronas y pruebas

Osvaldo Principi

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El Madison Square Garden de Nueva York cobijó las historias más crueles y dulces del boxeo desde que erigió el primero de sus cuatro estadios emplazados en distintos lugares de Manhattan, en 1879. Siempre algo ocurrió allí. Sobre todo en las cercanías de la Navidad Blanca, cuando el pugilismo, su deporte rey, presenta su última cartelera de temporada. Algo que afianzaron hace tiempo Muhammad Alí y el inolvidabl­e porteño Oscar Bonavena, en una ciudad llena de luces e invadida por una música festiva, donde Papá Noel capturaba la mayoría de sus compases. Aquel combate del 7 de diciembre de 1970 marcó un camino y este sábado la historia va a repetirse.

A los 28 años y con el fresco recuerdo de la injusta victoria que validó su consagraci­ón como campeón mediano (CMB-AMB) ante el kazajo Gennady Golovkin, el 15 de septiembre último, el mexicano Saúl “Canelo” Alvarez intentará conquistar algo más que su tercer cetro mundial en pesos diferentes, cuando enfrente al inglés Rocky Fielding. Buscará elevar su imagen hacia una popularida­d masiva y encendida que aún no tiene y cada día le cuesta más lograr. Algunos lo llaman “ángel”, otros “carisma” y los que entienden del boxeo y de la vida sostienen que su falta de humildad y exceso de egocentris­mo lo alejan de la calidez que siempre expusieron los auténticos ídolos. Y eso lo posterga.

Buscará conquistar el cetro supermedia­no AMB (76,200 kg) en poder del inglés Rocky Fielding, de 31 años, alto, flaco y largo. Sin jerarquía internacio­nal y con una coronación reciente ante el alemán Tyron Zeuge, en Alemania. Su récord de 27 victorias (15 KO) y un revés no inquieta. Pero sí, en cambio, preocupa su gran ventaja física.

“Canelo” se convierte en la gran figura de la industria pugilístic­a. Hoy por hoy no puede quitar al ucraniano Vasyl Lomachenko del sitial de Nº 1, en el gramo por gramo o libra por libra. Es decir, el mejor del momento.

Sobrelleva­rá, mañana, tres importante­s cargas deportivas y emocionale­s para convertirs­e en campeón de una nueva división:

1º) Distribuir un importante sobrepeso en su cuerpo, planificad­o para boxear, con su mejor potencial en 69,850 kg y lanzado ahora a los 76,200 kg. Aumentará el poder de su pegada, pero perderá velocidad y traslación. No tiene estructura atlética para soportar este kilaje.

2º) Su última pelea con Golovkin fue la más dura de su carrera, de 50 triunfos (34 KO), una derrota y dos empates. Tres meses más tarde y después de recibir cortes graves en su rostro y absorber golpes de KO, vuelve a escena. ¿Están su mente y su cuerpo preparados para ello, con tan poco descanso?

3º) Deberá asimilar su debut en el Madison. Sus murmullos, sus rumores y su público, de base puertorriq­ueña, al que los aztecas no le caen muy bien. Y ello, también, pesará cuando suene la campana.

El sistema de streaming de la empresa DAZN difundirá este acontecimi­ento a gran parte del mundo por una paga de 10 dólares por teléfono o aplicación digital (en la Argentina se verá por TNT Sports, a partir de las 22) y en esto también “Canelo” afronta otra prueba en torno al consumo y venta que produce su propia marca.

Su pelea con Fielding no arroja mucho más. Solo acopia un informe adicional que anticipa un probable choque: “Canelo- Golovkin III” para el 4 de mayo próximo en Las Vegas. Quizás este sea el regalo de Navidad que en boxeo todos estamos esperando.

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