LA NACION

Nora Briozzo.

Inauguró la época dorada de las FM musicales como La 100; hoy habla sobre la necesidad de retomar ciertos aspectos de aquellos años y de cómo se enamoró del medio de muy joven

- | Foto Santiago Filipuzzi Texto Fernanda Iglesias

“Extraño la conexión con la música... le falta protagonis­mo”

Nora Briozzo fue parte del boom de la música en la radio, cuando un dólar costaba un peso y los empresario­s argentinos traían cantantes de todo el mundo, favorecido­s por el cambio. Los noventa son suyos y así lo siente ella, casi dos décadas después. Todavía sueña con volver a conducir un programa de música, porque esos fueron –según cuenta– los mejores años de su vida. Mientras espera concretar ese deseo, forma parte de dos programas de espectácul­os en Radio 10: Bien arriba, con Carlos Monti (sábados, de 13 a 15) y Todo por hacer, con Jorge Lafauci (domingos, de 13 a 15). Es locutora, pero no engola la voz ni dice solo la temperatur­a. De hecho, nunca lo hizo.

–¿Por qué?

–Porque lo que pasó con La 100 en su momento fue que hubo un quiebre en la forma de comunicars­e. Que haya mujeres conduciend­o… no era tan habitual. Y no nos pedían a la locutora formal, querían que fuéramos una compañía para la gente. Fueron unos años divinos, venían los cantantes, hacíamos acústicos. Había mucha música. –¿Siempre te gustó la música?

–Siempre. Mucho. Mi abuelo era folclorist­a. En mi casa se escuchaba mucha música. La radio empecé a escucharla con mis amigos, a los que les encantaba escuchar Radio Nacional. Recuerdo pasar veranos en Mar

del Plata, escuchando a Julio Lagos, a Omar Cerasuolo… Había mucha radio en mi vida, pero más por parte de mis abuelos. –¿Tus padres qué hacían?

–Mi viejo era gráfico. Toda su vida trabajó en Clarín. También muy conectado con los medios, pero la música me llegó de parte de mis abuelos. –¿Tus abuelos te cuidaban?

–Mi mamá y mi papá trabajaban un montón, así que me criaron mis abuelos. Nací en Caballito. Mi papá trabajaba horas y horas. Mi mamá también. Ella tenía una casa de moda, una fábrica en el centro y siete locales. Vendía por mayor, muy bien. Una talentosa. Diseñaba, cortaba… –Y vos nada que ver con ese mundo…

–Nada que ver. Sí la ayudé un montón, pero me gustaban los medios. Hoy en día pienso que tendría que haber dejado alguna pata en ese rubro porque me gusta la moda y también me divierte. Me acuerdo de que íbamos a comprar telas a Alsina y hacíamos polleras. Me encantaban los pañuelos, la bijouterie, todo lo que acompañaba a la ropa. –Pero estudiaste otra cosa.

–Sí. Me tomé un año sabático cuando terminé la secundaria y después empecé a estudiar periodismo en el Grafotécni­co. Paralelame­nte, en segundo año, empecé la carrera de locución. Hice las dos. –¿Tus padres siempre acompañand­o?

–Siempre acompañand­o. Me acuerdo de haberle dicho a mi papá, cuando me recibí de periodista: “Papá, si hay una beca te pido por favor que me digas”. Y él me dijo que no iba a dejar que hiciera gráfica porque era muy sacrificad­o. Finalmente, terminé trabajando dentro del mismo grupo. Él cumplía su horario en el diario y me pasaba a buscar por la radio. –¿Cómo empezaste a trabajar tan rápido?

–Apenas me recibí, me tomé vacaciones y cuando volví un compañero de Cosal que se había casado y volvía de los Estados Unidos, me pidió que lo vaya a buscar a las 6 de la mañana. Yo pensaba: “¿Qué hago a esta hora haciendo esto?”. Y, bueno, fue mi golpe de suerte. A Ezeiza había ido otro amigo de él, gerente técnico de Radio Mitre. Me contó que había un casting y bueno… Fue todo una casualidad. –¿Cómo fue el casting?

–Me lo tomó Anselmo Marini. Después de la prueba, Juan Carlos Mareco, que estaba haciendo otra cosa en el mismo estudio, me vino a felicitar. Y a los dos días empecé a trabajar. Fue muy soñado todo lo que me pasó. Muy rápido, sorpresivo, ni me di cuenta. –¿Tuviste tu propio programa enseguida?

–Todos teníamos un segmento horario. Yo estaba en Mitre y pasé a La 100 cuando se fue María Muñoz a Canal 13. Empecé en la 100 a las 6 de la mañana. Una superrespo­nsabilidad. Porque era un programa que ya funcionaba y que iba bien. –Eran casi todas mujeres, ¿entre ustedes eran amigas? ¿Competían? –Éramos superamiga­s. Marcela Oviedo Montserrat, Karin Cohen… Fue un lindo grupo, pasábamos muchas horas en la radio. No era solamente el tiempo que estabas al aire, sino que además eran las notas, los viajes, los acústicos… Vivíamos ahí adentro. Pero con mucha felicidad. –Ustedes eran el medio para que los oyentes se comunicara­n con sus ídolos. –Sí, hacíamos muchas acciones para que ellos los vieran. Cortábamos la calle. Xuxa, Chayanne, Ricky Martin… –Y ustedes se fueron haciendo famosas también.

–Nos hicimos conocidas a partir de eso. Y nos veían como a alguien cercano. Antes, las radios eran más frías, más distantes. Ponían música y había un locutor, nada más. Esto fue distinto. Les hablábamos como

si fueran amigos, era como una fraternida­d. Es como lo que hoy pasa en Instagram, como pertenecer a un grupo que maneja un código. Era un poco eso lo que pasaba. Todos sabían todo, pero era muy de ese grupo. –Estabas tanto en la radio que te enamoraste…

–Sí, en una máquina de café… sacando un cafecito. Fue durante una elección, yo me quedé a contar los votos y ahí conocí al que es el papá de mi hijo Mariano. –Él era Jorge Santos, el director de la radio. ¿Fue difícil manejar eso? –Fue complicado. De hecho, me fui de la radio porque pensaba que era incompatib­le. –¿Volviste?

–Sí, Anselmo me llamó para volver. Yo no estaba segura, me acuerdo de que fui con Pagliaro y le dije: “Mirá, Anselmo me ofrece esto y la verdad es que Jorge no quiere y yo me muero de ganas. ¿Qué te parece?”. Me respondió: “Es muy sencillo, si la radio llega a estar primera, te quedás y, si no, te vas”. –¿Y qué pasó?

–Lo que me ofreció Anselmo fue el remplazo de María Muñoz en La 100. Y bueno, la radio fue primera muchos años. –O sea, apenas entraste a la radio te pusiste de novia.

–Sí. Estuve un año en Mitre y me fui por eso. –Pero ¿qué pasó? ¿Hubo alguna situación incómoda? ¿Alguien te dijo algo? –Jamás. Y él tampoco me lo pidió. Nadie nunca me dijo nada. En ese tiempito que estuve afuera trabajé en Horizonte. Poco tiempo. Enseguida volví a La 100. –¿Te casaste enseguida?

–Enseguida. Seis meses de novios y nos casamos. Después tardamos en tener a Mariano. Estuvimos solos muchos años. –¿Él te tenía cortita en el trabajo?

–No, no. Yo trabajaba con mucha libertad. Él no estaba a cargo de La 100 en sí, sino a cargo de todas las radios. No teníamos un trato cotidiano. –¿Y por qué te fuiste de la radio?

–Llegó Iván Velazco, el hijo de Velazco Ferrero y, bueno, propuso un cambio total. –¿Los echó a todos?

–Y, de a poquito, de a poquito hizo un recambio. –¿Extrañás la época de La 100?

–Extraño la conexión con la música y creo que le falta un papel más protagónic­o. Hay como una idea en los medios de que un programa de música no funciona. Me parece un concepto equivocado. –¿Se podría hacer lo que hacían ustedes hoy?

–Sí, podría hacerse algo parecido, integrando las redes. La BBC tuvo todo un debate con respecto a eso. Qué hacer con las redes sociales: ¿subimos o no las notas a las redes de manera gratuita? Y se dieron cuenta de que no se podían pelear con las redes, que tenían que sumarlas. –Tu hijo te dio el gusto y hace algo que tiene todo que ver con la música: ¡se hizo DJ! –¡Sí! Mariano empezó con Fantino, que le dio mucho protagonis­mo y mucha exposición. Explotó en redes y en todos lados, así que trabaja un montón. Estuvo en los Estados Unidos, fue a hacer cursos. Todos los fines de semana está rotando con la música por ahí. Estaba en las venas la música y sigue en las venas. –¿A tu exmarido también le gusta la música?

–Sí. Ahora está más tranquilo. No está trabajando en los medios, escribe por Twitter, está más relajado. En toda la primera etapa de Mariano estuvo muy presente y disfrutó toda esa parte de la carrera. –¿Tuviste otros novios después de separarte? Me acuerdo de que saliste con Rozín… –Tuve otros novios, pero preferimos olvidarlos y les mandamos un beso enorme a todos.

“Hay como una idea en los medios de que un programa de música no funciona”

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