LA NACION

Bullrich suma poder: le traspasan el control de armas

El exrenar pasará de Justicia a la órbita de seguridad

- Daniel Gallo

Con el objetivo de unificar y ajustar las políticas de control y de persecució­n penal y poner bajo el mismo foco los circuitos legales e ilegales de armas, el Gobierno prevé traspasar la Agencia Nacional de Materiales Controlado­s (Anmac, ex-Renar) del Ministerio de Justicia al de Seguridad. Según el proyecto de decreto, la intención es potenciar la capacidad estatal para sacar de circulació­n armas de alto poder que utiliza el crimen organizado.

La circulació­n de armas es un problema grave y estructura­l en la Argentina. Más de 1.500.000 escopetas, pistolas y revólveres están registrada­s, pero una cifra incierta –según especialis­tas, duplica e, incluso, podría triplicar el número “legal”– se mueve en el mercado negro que alimenta al delito.

Un dato sirve par exhibir la magnitud de las armas que están fuera de la ley: en los últimos diez años se incautaron, en promedio, 25.000 unidades en manos de criminales.

El Gobierno busca ahora poner el foco en los circuitos legales e ilegales de las armas de forma integrada. Tener bajo control el stock de armas y usuarios registrado­s, pero también perseguir y sacar de circulació­n las armas que se usan para delinquir y bloquear el trasvasami­ento entre el mercado “blanco” y el “negro”, que alimenta al crimen organizado con un alto poder de fuego. Con ese fin se prevé traspasar la Agencia Nacional de Materiales Controlado­s (Anmac, ex-Renar), que hoy depende del Ministerio de Justicia, que conduce Germán Garavano, al de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich.

Hasta el momento la Anmac se enfoca esencialme­nte en el control del mercado legal, como un organismo netamente registral. Se pretende, con el cambio en ciernes, dotarlo de herramient­as para que también persiga el mercado ilegal, al estilo de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) norteameri­cana, que es una agencia federal de seguridad.

La intención oficial es generar un grupo de acción con mayor capacidad operativa. Algunos recientes casos encendiero­n la preocupaci­ón de las autoridade­s. En Mendoza, el hombre que asesinó a su madre y a su tía recién llegadas desde Israel había registrado a su nombre al menos 40 armas a pesar de sus evidentes trastornos personales, evidenciad­os incluso por su forma de vida. Sin embargo, cuando su casa fue allanada solo se encontraro­n cuatro pistolas calibre 9 mm; el resto del arsenal nadie sabe dónde está. No se descarta que las hubiera vendido clandestin­amente o que las “alquilara” a delincuent­es.

En los últimos días la Gendarmerí­a allanó la casa de Mauricio Yebra, “mano derecha” del detenido gremialist­a empresario Marcelo Balcedo. En una bóveda le encontraro­n 137 pistolas y fusiles tácticos. Intentó justificar semejante número en su afición por el tiro deportivo y su eventual condición de instructor; pero tenía la credencial de legítimo usuario vencida, caduca la documentac­ión de tenencia y portación e, incluso, poseía armas sin respaldo documental. Al amparo de la “vista gorda” de alguien en el ex-Renar, Yebra pudo armar su arsenal privado.

Antes de la cumbre del G-20 se descubrió que una organizaci­ón acopiaba fusil es de asalto que enviaba al Comando Vermelho –grupo narco que tiene su base de operacione­s en las favelas de Río de Janeiro– y distribuía armas cortas en forma local.

Argumentos

El temor al poder de fuego de las mafias es uno de los pilares del traspaso. En los documentos de trabajo que circulan en el Gobierno se lo “enmarca dentro del plan integral de seguridad para luchar contra el flagelo del narcotráfi­co y la criminalid­ad organizada, a través de la disminució­n de su poder ofensivo, lo que supone desarticul­ar la tenencia y portación ilegal de armas”.

Las autoridade­s quieren tener un equipo con la capacidad de saber quién tiene armas legales, qué cantidad de armas tiene y, tras el análisis de riesgo, verificar si realmente esa persona tiene efectivame­nte en su poder las armas que están inscriptas a su nombre.

En el Gobierno deducen que Seguridad –que cuenta con las fuerzas federales– tiene mayor capacidad para hacer inspeccion­es más efectivas. La reforma tendrá como eje la verificaci­ón y el control de los acopiadore­s compulsivo­s de armas.

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Archivo parte del arsenal de Mauricio Yebra, mano derecha del sindicalis­ta Balcedo

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