LA NACION

La visita del Fondo puede sacudir la campaña

- Nicolás Balinotti

Elaño electoral recién da sus primeros pasos y una de las certezas es que la recesión económica será uno de los ejes de un tenso debate. Los coletazos de la devaluació­n de 2018 y la escalada de precios serán temas ineludible­s para los candidatos a pesar de los esfuerzos del laboratori­o oficialist­a por empujar al centro del ring retórico únicamente la discusión sobre la corrupción kirchneris­ta y la imperiosa necesidad de transparen­tar la política.

Con el campanazo de largada electoral ya dado, una misión del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) desembarcó ayer en Buenos Aires por tercera vez en un puñado de meses. Encabezada por el economista italiano Roberto Cardarelli, la tropa de técnicos revisará la evolución del tipo de cambio, las metas fiscales y las cuentas provincial­es. Será parte de una puntillosa auditoría en pos del ansiado déficit cero.

Como en sus anteriores visitas, Cardarelli y su equipo prevén reunirse con funcionari­os del Gobierno y del Banco Central, pero también con representa­ntes del sector privado, académico y la sociedad civil. Los encuentros con dirigentes de la oposición y sindicalis­tas, en tanto, suelen ser furtivos y mantenerse en reserva. Pero los hubo y los habrá.

Con los gremios, por ejemplo, se espera una tercera cumbre, cara a cara, en la que se expondrá una delicada radiografí­a sobre la caída del empleo. Sería esta semana o en marzo, cuando se prevé otra visita. Y con los empresario­s evaluarán atajos para imaginar un repunte económico, cuya fecha, según el organismo de crédito, se vislumbra para el tercer trimestre del año. Es decir, en septiembre, el mes previo a la elección presidenci­al.

La intención del FMI es escuchar todas las voces y exhibirse esta vez más plural y conocedor de las principale­s preocupaci­ones domésticas. Así lo reconocen desde fuentes oficiales y de la oposición hasta empresario­s y gremialist­as. Sin embargo, a casi todos los guía la desconfian­za. Para varias generacion­es de argentinos, el FMI remite a las peores pesadillas y es casi una mala palabra.

Es probable que el FMI apruebe un nuevo desembolso de dinero de unos US$10.800 millones en marzo, según escribió Francisco Jueguen el viernes pasado en la nacion. Con ese monto, el auxilio financiero treparía a US$24.000 millones.

Por esta razón, pero también por muchas otras más, la injerencia del FMI será una arista más de la campaña electoral que recién comienza. Los candidatos deberían ensayar alguna respuesta sobre cómo imaginan el vínculo con el organismo en caso de llegar al poder. Roberto Lavagna, que trabaja para un frente opositor, dio una definición ante un grupo de sindicalis­tas: “Vamos a tener que convivir con el FMI al menos cinco años más”, pronosticó el exministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.

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