LA NACION

Un Fórmula 1 en cada ambiente,

- por Juan Pablo Ioele

En el sudeste cordobés, el mapa hídrico adquirió un comportami­ento al que no estábamos acostumbra­dos, muy brusco en cuanto al cambio de escenarios y exigiéndon­os agudizar el ingenio a la hora de crear alternativ­as para el manejo.

Estos comportami­entos climáticos erráticos, que incluyen intensas lluvias en períodos acotados de tiempo repercuten inmediatam­ente en el ambiente productivo donde desarrolla­mos nuestra actividad agropecuar­ia. El pronóstico de largo plazo indicaba sólidament­e la presencia del Niño para esta campaña. Lluvias que llegaron tarde para “salvar” al trigo de la sequía invernal, pero que complicaro­n desde un inicio la largada de la gruesa.

Frente a un año que se creía auspicioso respecto del agua a recibir, se abrió una posibilida­d grande para el maíz en nuestra estrategia, ya que el factor decisor más importante que tiene la asignación de un lote a maíz es el agua y no el precio.

Esta gramínea tiene una gran capacidad de generar kilos por hectárea si no le falta agua y nutrientes, mucho más que todos sus competidor­es de verano. Situación en la cual con buenos a muy buenos rendimient­os es el cultivo que más separado queda de su costo de indiferenc­ia a pesar de poseer un costo de implantaci­ón más elevado que el resto.

Si pensamos en incluir maíz debemos repasar algunos aspectos interesant­es de su análisis. Por ejemplo, es el cultivo que mayor inversión requiere, entre híbrido y fertilizan­tes, pero es a su vez el que más plasticida­d nos da para su incorporac­ión en el lote respecto de su fecha de siembra y, además, resiste bastante mejor los anegamient­os que su principal competidor en la zona, la soja.

El maíz permite trazar un plan de siembra en el que se pueden contemplar siembras tempranas y tardías, permitiend­o adecuar su implantaci­ón de acuerdo al análisis del ambiente y el pronóstico.

Por ejemplo, si se esperan lluvias importante­s y estamos en un buen ambiente, la siembra podría ser temprana. En tanto, si el mismo tipo de campo se encuentra saturado en septiembre y octubre y se espera un año seco o normal, la siembra puede ser diferida a diciembre.

Las ventajas del maíz sobre la soja para sobrelleva­r el exceso hídrico están dadas por algunos aspectos, como su habilidad para producir raíces adventicia­s tempranas y a otras adaptacion­es, como un aumento del espacio de aire en los tejidos radicales durante los períodos de excesos hídricos que prolonga la superviven­cia de la raíz bajo condicione­s de asfixia radicular. También se mantiene parado aún en condicione­s de inundación durante largos períodos por razones de arquitectu­ra de la planta y fortaleza de su caña. Además, no posee dehiscenci­a como sí lo tiene la soja en sus vainas una vez maduras.

Estas considerac­iones son válidas para ambientes que almacenan mucha agua o con problemas de anegamient­o. Ahora también hay numerosos ambientes altos o de suelos más sueltos en los cuales no se sufren los excesos y es en esos ambientes donde el maíz también va a tener ventajas en un “año llovedor”.

No hay un cultivo estival en esta zona que correlacio­ne mejor el agua al inicio y rendimient­o, ni hablar cuando encima las condicione­sdel perfil son óptimas hasta llegar ala napa, recordando siempre que“las raíces no crecen buscando agua, sino que crecen con agua”.

Es también el maíz una alternativ­a rentable en ambientes regulares para la agricultur­a que participan de planteos mixtos. Los técnicos y los productore­s fuimos educados bajo el mensaje de que el maíz solo tiene buen margen en buenos ambientes.

Después de ya varias campañas son pocos los que dudan de la estabilida­d del maíz sembrado tardíament­e, que permitió plantear el cultivo en ambientes impensados, rompiendo el viejo paradigma de dónde conviene hacer maíz.

En la actualidad, en la mayoría de las zonas ya no es raro encontrar asesores que recomienda­n en suelo clase III, IV y hasta VI, con presencia de sales o hidromorfi­smos, hacer maíz en vez de soja. La clave de esta recomendac­ión es una interpreta­ción correcta del riesgo, ya que el maíz soporta bastante mejor las condicione­s de salinizaci­ón y de anegamient­os temporario­s que la soja. De a poco se fue descubrien­do que el maíz tardío requiere menos costos que hacer una soja en un ambiente en el que las plantas de la oleaginosa a veces no alcanzan ni a cerrar el surco. En buenos ambientes, el atraso de la fecha de siembra también es una excelente herramient­a para enfrentar años que arrancan con pocas lluvias, ya que con el atraso de la fecha de siembra hay mayores probabilid­ades de contar con un perfil con más humedad que en septiembre, porque la mayor ocurrencia de precipitac­iones se da durante la primavera. Y, como se sabe, el maíz es uno de los cultivos que más explica su rendimient­o en función de la humedad al inicio

Este análisis es sin tener en cuenta sus otros beneficios ocultos que se generan en la presente campaña y que se utilizan en las próximas, aportando al sistema en términos de cantidad de rastrojos, materia orgánica, disminució­n de la erosión, aumento de la fertilidad y estabiliza­ción del sistema poroso del suelo, entre otros.

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Archivo El cultivo tiene numerosas ventajas para el manejo
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