Las razones detrás del “enojo” de Macri
En su entorno aseguran que no es impostado y que lo fastidia la oposición
La caracterización responde más a su estado de ánimo que a la estrategia electoral. La “calentura” que el presidente Mauricio Macri manifestó en sus últimas presentaciones públicas obedece, según aquellos que comparten con él cada paso que da, a la necesidad de exponer las “mentiras” que ofrecen los que hoy lo enfrentan con expectativa de sucederlo en el poder. Macri está “enojado” con la oposición. “Está saturado de escuchar siempre las mismas recetas que llevaron una y otra vez al fracaso”, graficó uno de los hombres de consulta del Presidente que habita en la Casa Rosada.
Pese a que a veces parece que se trata de una puesta en escena o de una maniobra con fines electorales, en su entorno niegan que obedezca a una táctica desplegada por Marcos Peña y el consultor Jaime Durán Barba para acercar posiciones con los votantes desencantados.
“Les está hablando a los propios”, resumió uno de los responsables de la comunicación presidencial. Fue un aviso de que escuchó el reclamo de mayor “firmeza” y “más antikirchnerismo”. A ellos, los que deberán expandir el mensaje de Macri durante la campaña, les dedicó sus palabras en la reunión de gabinete ampliado en el CCK. Preparó su discurso sin ayuda. Incluso, Julieta Herrero, quien comanda el grupo que trabaja sobre lo que va a decir el Presidente se encuentra de vacaciones. Macri tampoco lo debatió con el filósofo Alejandro Rozitchner. “Fue él… Quería dejar un mensaje a su equipo”, confiaron fuentes oficiales.
En medio de la sucesión de malas noticias económicas, el Presidente busca dejar en claro qué es lo que está en juego. “La mentira, otra vez escuchar ese maravilloso atajo, la solución mágica. ¡Es inaguantable!”, dijo ante su feligresía en el CCK.
Así, cuando ya se largó el año electoral, al que describió como “fundacional”, Macri cerró filas y ordenó a la tropa. “Lo que dejó en claro en el discurso del 1° de marzo ante la Asamblea Legislativa y en el CCK es que vamos a dar la pelea. Y en las malas vamos a sacar pecho”, se entusiasmó un veterano colaborador del Presidente.
En la comparación, según altas fuentes de la Casa de Gobierno, Cambiemos es una “alianza que funciona en 23 de los 24 distritos” y ya tiene a los tres principales jugadores, Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, en la cancha listos para el partido final. “Enfrente todavía no hay nada”, coincidieron dos hombres con acceso al despacho del Presidente. El golpe tiene destinatarios: Cristina Kirchner, Roberto Lavagna y Sergio Massa.
En el macrismo siguen con atención cada paso que da el exministro de economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Pero, aunque parezca una contradicción, también se quejan del espacio que tiene en los medios de comunicación Lavagna. Por lo bajo acusan al círculo rojo de fomentar su instalación. Cerca de Peña niegan ser los responsables de subirlo al ring, pero el “factor Lavagna” ya es parte del monitoreo del equipo de campaña de Cambiemos.
Massa, en tanto, disfruta del momento. Está seguro de que Macri no tiene futuro y apuesta todo para dar el gran salto en la PASO, en la que espera competir contra el salteño Juan Manuel Urtubey y Lavagna. En el kirchnerismo aún todo es una incógnita. El tiempo y los problemas judiciales son los principales problemas de una eventual candidatura de la expresidenta Cristina Kirchner.
El Gobierno celebra la falta de certezas, mientras busca estabilizar a la economía, factor determinante para sus posibilidades de permanencia en el poder. Si el discurso de Macri en el Congreso hace 23 días marcó el comienzo de la carrera por la banda presidencial y dejó instalado el tono que tendrá gran parte de la batalla electoral, la presentación en el CCK ratificó que el Presidente se siente cómodo en ese rol.