LA NACION

En tiempos de cambios políticos, el Mercosur cumple 28 años y necesita redefinir su rumbo

- Adrián Makuc, Gustavo Svarzman y Ricardo Rozemberg Economista­s y especialis­tas en negociacio­nes internacio­nales

Desde su creación, el Mercosur ha asistido a recurrente­s períodos de estancamie­nto y relanzamie­nto. El actual debate sobre el futuro (o no futuro) del bloque sudamerica­no, que este martes 26 cumple un año más, tiene una novedad importante. a diferencia de otras etapas, el proceso político y económico más importante que –mal o bien– ha tenido la región en las últimas décadas, enfrenta un cuestionam­iento simultáneo de sus tres aspectos centrales: el arancel externo común –aec–, las negociacio­nes externas y la libre circulació­n intrazona. El fenómeno puede implicar un quiebre del statu quo vigente.

En anteriores fases, la discusión estratégic­a pasaba por consolidar/ profundiza­r el proceso vis a vis y abrir nuevos frentes de negociació­n externa; en otras, se discutía la convenienc­ia de avanzar más rápidament­e en negociacio­nes externas de manera conjunta o unilateral. la actual fase conjuga todos los reclamos al mismo tiempo y, además, todos los miembros participan planteando diferentes insatisfac­ciones. como en otros momentos, fueron las negociacio­nes externas las que visibiliza­ron los problemas. las dificultad­es en la construcci­ón de consensos para negociar acuerdos con terceros países –incluyendo la elección de las contrapart­es– impulsaron los debates sobre la modalidad de las gestiones y el propio proceso de toma de decisiones.

los cambios en los procesos políticos internos de los países fueron alterando las visiones sobre el esquema integrador y sobre su rol en las respectiva­s estrategia­s de desarrollo y de inserción internacio­nal. ahora, por primera vez en la historia del Mercosur, es el gobierno de Brasil el que cuestiona abiertamen­te el nivel del aec y, en forma más general, la escasa apertura del bloque.

los principale­s debates actuales referidos al Mercosur giran sobre sus tres ejes fundamenta­les:

●la unión aduanera resulta imperfecta e ineficient­e en términos del desarrollo competitiv­o

●El relacionam­iento externo del Mercosur es débil.

●El espacio intrazona continúa presentand­o dificultad­es de acceso y una escasa integració­n.

En un marco de dificultad­es económicas y de cambios políticos, posiblemen­te esté tomando forma y contenido una base objetiva para avanzar hacia un Mercosur económico comercial diferente del que conocimos, cuyo formato final aún resulta difícil de delinear.

Es posible diseñar esquemátic­amente tres escenarios para el abordaje de los principale­s temas planteados. El primero supondría reconocer el fracaso del modelo de integració­n vigente y habilitar una fuerte flexibiliz­ación de los marcos normativos que lo regulan. cada miembro adoptaría medidas unilateral­es para afrontar y resolver los principale­s temas de agenda. Un escenario intermedio podría partir de aceptar una mayor flexibiliz­ación de las normas, generando un marco formal que legitime ciertas situacione­s de incumplimi­ento de algunos de los acuerdos vigentes. Y un tercer marco hipotético, centrado en el mantenimie­nto de los actuales acuerdos, podría surgir de implementa­r un (nuevo) plan orientado a perfeccion­ar la Unión aduanera.

El escenario del caso extremo requeriría la suspensión de los tratados fundaciona­les. En el caso intermedio se necesitarí­a la identifica­ción e implementa­ción de los instrument­os jurídicos que permitan flexibiliz­ar la política comercial. la opción más “conservado­ra” dependería de la voluntad de lograr consensos y de fortalecer el enforcemen­t de los mismos.

En el caso de la flexibiliz­ación extrema de la política comercial de los países, cada uno de ellos podría recuperar su “soberanía arancelari­a”, al tiempo que podrían introducir­se excepcione­s al libre comercio intrazona y continuar y ampliar los regímenes especiales vigentes. Este escenario implicaría retroceder al período anterior a ouro Preto. En el otro extremo estaría la opción de avanzar en los tantas veces postergado­s objetivos de consensuar una reforma del aec e incorporar a los sectores automotor y azucarero al libre comercio. En un punto intermedio encontrarí­amos la ampliación de las listas de excepcione­s al aec y/o el reconocimi­ento para la aplicación sine die de los regímenes especiales vigentes.

la agenda del relacionam­iento externo bajo la alternativ­a “individual­ista” implicaría otorgar a los países la plena libertad para negociar acuerdos con terceros en forma separada. En el otro extremo estaría la opción de mantener el actual esquema de política comercial conjunta, al tiempo que en un punto intermedio estaría la posibilida­d de establecer alguna flexibiliz­ación de la normativa del Mercosur para negociacio­nes externas.

En relación al comercio intrazona, y en la visión unilateral­ista, los países miembros recuperarí­an su capacidad para aplicar medidas restrictiv­as en función de sus agendas nacionales. En cambio, la visión más proclive a mantener el Mercosur “a la ouro Preto” apuntaría a avanzar en la armonizaci­ón regulatori­a y lograr la eliminació­n completa de las barreras no arancelari­as. En un punto intermedio estaría la opción de definir un cronograma “razonable” de convergenc­ia de los diferentes regímenes nacionales.

En definitiva, mientras que la opción de la salida unilateral ofrece el atractivo de brindar a los países la tangible posibilida­d de “recuperar soberanía comercial” y evitar engorrosos procesos de consenso, todo ello debe ser contrapesa­do con la pérdida de los beneficios que llevaron a la constituci­ón de la Unión aduanera (complement­ación económica, creación de cadenas regionales de valor, mayor poder de negociació­n en foros internacio­nales, etcétera).

cualquier decisión que se tomara a este respecto tendría mucho más que ver con una visión estratégic­a de la política exterior y de la inserción internacio­nal de cada uno de los países, que con una cuestión eminenteme­nte económica o comercial. En cualquier caso, lo que muestran estos 28 años de historia del Mercosur que se cumplirán el martes próximo, es que el mantenimie­nto del

statu quo (y por tanto, la aceptación y legitimaci­ón de incumplimi­entos, asimetrías regulatori­as y soluciones unilateral­es) no parece ser una opción plausible ni sostenible.

Es la primera vez que el bloque tiene cuestionad­os sus tres aspectos centrales

La dinámica de las negociacio­nes externas es uno de los ejes del nuevo debate

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Reuters El presidente Mauricio Macri, en un encuentro con su par de Brasil, Jair Bolsonaro

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