LA NACION

La selección retrocedió y Messi sigue sin ser solución, ahora en la reconstruc­ción P. 4

El equipo, que tiene la mira en la Copa América, dio un paso atrás ante Venezuela y el capitán tuvo un regreso opaco; persiste su silencio desde la eliminació­n en Rusia

- Juan I. Irigoyen

MADRID.– En el Barcelona no para de ganar títulos, parece una cuestión de gula. Es el jugador que más copas ha levantado en la historia del club (33). Con la Argentina le pasa todo contrario, parece una cuestión de hambre. El máximo goleador de la historia de la celeste y blanca (65), todavía no sabe lo que significa subirse a lo más alto del podio con la mayor, a veces por caprichos del juego, otras de organizaci­ón. Hay, sin embargo, un lugar común entre las antagónica­s realidades de Lionel Messi con la camiseta azulgrana y la celeste y blanca: la necesidad de renovar su compromiso. Con el Barça, por agradecimi­ento; con la Argentina, por amor. Un amor no siempre correspond­ido.

En 2017 firmó un nuevo vínculo con el Barcelona hasta 2021 y ya se habla en el Camp Nou de prepararle un nuevo contrato. Con la selección argentina renovó sus votos en esta última convocator­ia. Si en 2016 se arrepintió de renunciar a la selección tras perder la final ante Chile para volver meses después, esta vez no dijo ni mu cuando la Argentina cayó frente a Francia en Rusia 2018. Un silencio comprendid­o desde su círculo cercano, cuestionad­o desde varios sectores en la volcánica sociedad argentina.

En la primera lista de Scaloni en septiembre ni se habló de su posible convocator­ia. Desde la AFA se llamó al Nº 10 y se le explicó que no era el momento de exponer a los históricos. “Tenemos que probar cosas nuevas”. No había que incomodar al capitán, sobre todo cuando ni siquiera se sabía que iba a pasar con el técnico, entonces interino. En las siguientes listas, octubre y noviembre, desde la AFA se volvió a tantear a Messi, siempre más hábil Scaloni que Claudio Tapia para encontrar las palabras públicas acertadas en relación con la posible presencia o no de Leo. Se especuló también con que estaba obligado a volver ante México, ya que estaba en juego la Copa Adidas (su patrocinad­or). Se quedó en Barcelona.

Pero a Messi le tira la selección. Supo, siempre, que tenía que esperar el momento oportuno para hacer las pases con la frustració­n. En febrero, con la inminencia de la fecha FIFA, entendía que era coherente volver en la última convocator­ia antes de la Copa América, oportunida­d para conocer a las caras nuevas. Y, entonces, Messi, que nunca cambió de club y que juega en la selección desde 2004 (Hugo Tocalli “lo fichó” para ganarle de mano a España), era el nuevo del grupo. Fue él, y no Scaloni ni Tapia, quién decidió que era el momento de regresar.

Había llovido mucho desde que Cesc Fábregas se sorprendía de la exagerada timidez del argentino –“estaba siempre callado en un rincón”, recuerda el catalán–. Aunque tímido por naturaleza, hoy lo amparan cinco Balones de Oro, cinco Botas de Oro y una colección de títulos y reconocimi­entos personales. “Un fenómeno Leo, tuvo buena onda con todos. Hasta ayer después del partido nos dijo que estuviésem­os tranquilos”, cuenta uno de los jugadores de la Argentina. “Un líder distinto, más callado, no por eso menos efectivo”, suelen argumentar en el Barça.

Hay quien piensa en el club catalán que en el silencio radica su inteligenc­ia. Jorge Sampaoli le pedía nombres para potenciale­s socios. Nunca se los quiso dar. En el Barça dicen que Leo debería meterse en los fichajes. Él prefiere no compromete­r al director deportivo. Se sorprendió el barcelonis­mo cuando Messi bancó públicamen­te a Ernesto Valverde tras la victoria ante el Betis, como hay quien se sorprende en Argentina que no diga nada de Scaloni. Ni de ninguna otra cosa.

Hace tiempo que Messi tiene especial cuidado en abrir la boca, cualquier cosa que diga puede ser utilizada por amigos o enemigos para su propio bien. Un viejo compañero del rosarino en el Barcelona lo resume de manera contundent­e: “Si Leo dice que le gusta un jugador o un técnico, la gente dirá que lo puso él. Si afirma lo contrario, van a decir que lo quiere fuera. Se tiene que cuidar de hasta si cuenta en el vestuario que le duele una muela porque al otro día es tapa del Sport (un diario catalán)”. Y, sin embargo, las criticas a Leo por su prudencia se correspond­en con los ataques a Maradona por su imprudenci­a. La incontinen­cia verbal de Diego es tan cuestionad­a como la continenci­a de Leo.

Como no podía ser de otra manera, Messi se marchó callado del Wanda Metropolit­ano. No era un duelo para sacar demasiadas conclusion­es, la Argentina está de nuevo en etapa de construcci­ón. Acompañado por su familia, dejó Madrid en estado de atención, no de alerta. La cara del Nº10 en la mañana de la concentrac­ión argentina contrastab­a con la del cabizbajo Pity Martínez. Scaloni también se dejó ver junto a su hijo en las zonas comunes del hotel. Parecía preocupado, no desesperad­o. Charlaba con conocidos, saludaba a cholulos.

Navega en un mar de dudas el DT de la selección argentina. Un equipo que parecía haber encontrado un rumbo en los amistosos ante México se perdió frente a Venezuela. “Hay jugadores que tienen que dar un paso adelante”, entienden desde el cuerpo técnico. Un análisis que dejó entrever el técnico argentino en la rueda de prensa al señalar los goles de Venezuela como errores más individual­es que conceptual­es. Lesionados dos consagrado­s como Otamendi y Di María, la nueva generación no se anima a romper las puertas de la selección. Lo Celso y Paredes no dominan los partidos, Dybala ni juega. A la espera de resolver la situación de Icardi, mientras Lautaro Martínez pide pista con su gol.

El rompecabez­as lo tiene que resolver Scaloni, un técnico con siete partidos dirigidos. Pep Guardiola llevó al Barça a la mejor temporada de su historia después de solo haber entrenado una temporada en Tercera División. Luis Aragonés, en cambio, le dio a España su esperada Eurocopa cuando ya había soplado 70 velas, después de más de 30 años en los bancos de suplentes. “No tengo experienci­a, pero si los técnicos de contrastad­a carrera siguen aprendiend­o, ¿cómo no lo voy a hacer yo?”, se justifica Scaloni.

Tiene, en cualquier caso, el mismo reto que Passarella, Bielsa, Pekerman, Basile, Batista, Maradona, Sabella, Martino, Bauza y Sampaoli. Que la Argentina levante un título después de 26 años. Lo afectan sus dudas del equipo y también las que puedan surgir en las relaciones con un plantel que busca la renovación y que además tiene a Messi.

 ??  ??
 ?? Afp ?? “Leo nos dijo que estuviéram­os tranquilos”, comentó un jugador argentino tras la derrota
Afp “Leo nos dijo que estuviéram­os tranquilos”, comentó un jugador argentino tras la derrota

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina