LA NACION

Lali Espósito. Con un plan listo para comerse el mundo

Pocos días antes de presentars­e en el Lollapaloo­za, la figura pop argentina habla sobre sus proyectos, canciones nuevas y la revolución feminista de la que forma parte

- Dolores Moreno

Lali Espósito está por viajar a Miami, una vez más en pocos meses. Si bien se considera una persona old school no puede evitar subirse a la vertiginos­a rueda del momento: está trabajando en nuevos temas y, por consiguien­te, en lo que será su cuarto trabajo discográfi­co.

La ídola pop argentina no solo se impuso en nuestro país, donde empezó la onda expansiva de su figura como cantante pop y producto bien acabado, sino que en los últimos meses se sumó a la moda de las colaboraci­ones –algo muy habitual en la industria musical actual– e hizo temas con Mau y Ricky, Thalía y Pabllo Vittar. Lo que la llevó a cantar en el Times Square, en Nueva York, el 31 de diciembre la canción “Mi mala”, junto a los hijos de Ricardo Montaner; a presentars­e en los premios Lo Nuestro, que organizó la cadena Univisión, junto a la mexicana con “Lindo pero bruto” y, además, a coquetear con el gigante brasileño con “Caliente” en medio del carnaval de Salvador de Bahía junto a la drag queen.

En este contexto, Mariana (Lali) se conecta con sus orígenes y asegura que ella va por lo que quiere. Y que lo quiere ella ahora es expandir su música por el mundo, conquistar nuevos mer- cados y llevar la música pop argentina a otro terreno. Y parece estar bastante bien orientada: sin ir más lejos el año pasado fue reconocida como mejor artista de América del Sur en los premios MTV Europe Music Awards.

En ese camino está, mientras se prepara para debutar en el festival Lollapaloo­za 2019, el fin de semana próximo, en el Hipódromo de San Isidro. Desde ese espacio donde conviven muchos estilos de música, figuras internacio­nales y glorias locales, Lali, así a secas, quiere desplegar sus alas para llegar bien lejos en el mundo.

Horas antes de tomarse el avión a Miami, Lali habla con la nacion por teléfono. Está ansiosa por todo lo que se viene: del Lolla a los nuevos temas que está produciend­o. Además de su crecimient­o artístico, Mariana viene mostrando un fuerte cambio en su papel como mujer. Con 27 años es una integrante activa del Colectivo Actrices Argentinas y se ha mostrado muy involucrad­a en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito; también acompañó a Thelma Fardin cuando hizo pública su denuncia por violación contra el actor Juan Darthés. Espósito, sin pelos en la lengua se abre y da su mirada sobre feminismo, egos, críticas, referentes y su forma de encarar a los haters desde la risa.

–El tema “Lindo pero bruto” causó un gran revuelo y críticas, pero al mismo tiempo te llevó a los Estados Unidos…

–Fue divino todo. Es una canción de Valiente, un disco de Thalía. Muchos se preguntaba­n si era algo que había escrito yo. La verdad no soy tan buena escribiend­o canciones. Me hubiera encantado que se me ocurra el concepto de “lindo pero bruto”. Fue genial cantarla, creo que sorprende y genera cierta polémica porque no estamos tan acostumbra­dos a escuchar a mujeres contando sus experienci­as en una cita. –Llevás más tiempo en el medio que fuera, ¿la experienci­a cambió tu forma de tomarte las críticas?

–Creo que es por la personalid­ad, quizá la madurez y el tiempo te ayudan a sortear algunas cosas. Pero si me remonto a mi adolescenc­ia y mi niñez siempre fui un poco así como que me no me importaba nada. En mi familia nos reímos de todo. Haberme criado en un lugar así me ayudó a entender que el humor salva cualquier cosa.

–Siempre hablás de tus orígenes de chica de barrio, ¿qué hay de esa Mariana en vos?

–Desde Mariana surge toda esa conciencia de cumplir las metas y los deseos que uno tiene. Eso siempre es el empuje del nuevo proyecto: sea un nuevo disco, un nuevo año con posibilida­des de shows que te hacen crecer como artista, como estar en el Lolla.

–El Lollapaloo­za llega ahora, después Brava, premios, viajes, Miami, Nueva York…

–Es cierto que un tercer disco te planta de otra manera. Por lo menos ya le contaste al público que te sigue qué es lo que hacés, qué tipo de artista sos. Es bastante definitori­o para un artista y también es una posibilida­d para darte a conocer ante gente que aún no escuchó tu música. Tal vez no sentían que era para sus oídos, de pronto te ven en vivo en el Lolla con tus canciones y sumás un público nuevo.

–No seguís la lógica del resto de las chicas pop, que graban sencillos y salen a tocar con eso, seguís apostando al disco…

–El mundo del single me da como una ansiedad. Necesito más. –¿Cómo se logra tener una identidad en un género donde hay referentes tan marcados como

Beyoncé o Lady Gaga?

–Ellas son las número uno. Cuando hice mi primer disco, A bailar, salió de manera independie­nte, a conciencia total. Fue sin disquera. Pudimos hacerlo muy bien, nos sorprendió lo que pasó. Me acuerdo de que lo que más escuchaba de gente que me daba devolucion­es era: “qué bizarro” o qué “jugada” al hacer este estilo musical, que era ese pop electrónic­o tirado hacia el funk. Era difícil encontrar ese sonido en castellano. Fue algo muy directo, muy burdo: quiero hacer la música que me gusta. No hay una mujer en mi país que me proponga estos trajes, estas coreos, estas canciones. El segundo corte fue “Asesina” y era como un hip-hop pop superyanki­e de sonido. Y la crítica era: “ay, se hace la yankie”. Obvio, porque eso no estaba cantado en castellano y era un sonido que para mí hacía falta. –También hay mucho prejuicio sobre la figura de la chica pop y sus poses y body sexy. ¿Cómo llevás eso?

–Estamos en el jardín de infantes. Bardear es lo más fácil. Si ves una mina sexy, se está entregando al patriarcad­o. La verdad me quiero poner bodies para bailar porque me gusta cómo me quedan y me parece que van con las canciones que hago. Si hay algo que me hace “flu” a mí son los actos de violencia. Son pura frustració­n propia. A veces te sentís un poco bastardead­a. El pop femenino se mira como “la música de las boludas” pero tiene un laburo enorme.

–Fuiste como una punta de lanza para el resto de las chicas pop, como Tini Stoessel, Jimena Barón, Oriana Sabatini, Ángela Torres…

–Ahora que tengo la suerte de viajar e interpreta­r lo mío en otros lados, me dicen: “Sos la primera argentina que entrevista­mos” o “sos la primera argentina que canta acá”. Cuando me tiran esos comentario­s me doy cuenta de lo que significa. Me emociona y me alegra ser un humilde canal para que las tengan en cuenta a las mujeres argentinas en este estilo musical.

–Se habla mucho de los egos y de las enemistade­s entre las mujeres del pop, ¿qué hay de cierto? –Sigue existiendo esto del ego entre las mujeres. Creo que estamos pasando de la secundaria a la universida­d y nos cuesta el cambio. Estamos a full con la competenci­a. Creo que tiene que ver con varios factores: uno tiene que ver con la seguridad o insegurida­d, depende de la persona. Siento que es una cosa más argentina que femenina. A veces somos las primeras que cargamos contra otra mujer. No hay que juzgar tanto. Venimos con otra escuela. Algunas podemos cambiar un poco más rápido, otras más lento, pero no bardeo eso. En esta revolución, todavía hay mucha más gente por adoctrinar y enseñar. La cuestión es que haya compañeris­mo, sororidad y unión. –¿Pensás que pueden cambiar esas formas?

–No estábamos acostumbra­dos a que una mina triunfe y en algunas cabezas no es algo tan aceptable. Thalía me abrió la puerta doble hoja de un montón de sectores y lugares de la música en la industria en los Estados Unidos. Sin la ayuda de ella no lo hubiera podido hacer. Ojalá yo también pueda hacer lo mismo con otras artistas, sé lo que cuesta darte a conocer cuando sos del sur del mundo.

–Estás con el colectivo, militando por el aborto. ¿Surgió una Lali más politizada?

–No sé si politizada. Es más desde un lugar como mujer, como ser social. Tiene que ver con la edad. Agradezco a todas las mujeres que impulsaron este movimiento. Muchas lo teníamos escondido. Tenía un concepto equivocado sobre feminismo, que tenía que ver con una crianza desde el patriarcad­o.

–En tu caso la denuncia de Thelma debe haber resonado fuerte, también estuviste de gira cuando eras muy chica. ¿Cómo lo viviste?

–Se me hizo muy fácil entender el contexto de Thelma. El mundo del trabajo infantil que ella describe lo conozco. Es un poco confuso para el niño, siempre agradezco la suerte de volver a casa después de la gira con Cris y que mi mamá me tratara como uno más. Era una niña adulta, porque trabajaba, cumplía con responsabi­lidades y tenía muchas exigencias, pero también iba al colegio y me tenía que sacar buenas notas y cuando me portaba mal me castigaban. Respecto al ámbito laboral, pensé: ¡qué suerte que tuve! Lo de Thelma es heavy por la vulnerabil­idad de una joven trabajando y que nadie se haga cargo de lo que les estaba pasando. Con Cris Morena no pasaban esas cosas, se ocupaba mucho de nosotros.

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Cantante y actriz, figura pop teenager y una personalid­ad que no le huye a la actualidad
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ADRIAN QUIROGA Con mucha rotación en los escenarios, Lali piensa cruzar las fronteras argentinas para proyectars­e en el mercado latino y anglosajón

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