LA NACION

La transición del rock al pop en un festival que no deja de sorprender

El Lollapaloo­za de este año mantiene en alto las banderas de las novedades, aunque hay lugar para los clásicos

- Sebastián Chaves

La transición de Lollapaloo­za de un festival de raigambre rockera a uno que busca reflejar el pulso de la cultura joven ha sido tan gradual como inevitable... y saludable. Desde la primera edición local en 2014, en sus grillas han convivido (a veces con mayor y otras veces con menor cintura curatorial) ofertas para distintas franjas etarias y gustos musicales. Red Hot Chili Peppers en dos oportunida­des, Jack White, The Strokes y hasta Metallica fueron cabezas de cartel y el reflejo de una propuesta que podía experiment­ar en horarios marginales, pero que apostaba a un fandom de entre 30 y 40 años bien adepto a las guitarras eléctricas. Cuando fue el turno de Florence and The Machine y Pharrell Williams, la estrategia pasó por hermanar al público sub-20, que todos los años hace del Perry’s Stage (dedicado principalm­ente a la música electrónic­a), un festival en sí mismo.

Aunque contenga una combinació­n de todos estos factores, la versión 2019 de Lollapaloo­za Argentina puede leerse como un triunfo de la generación centennial (aquellos nacidos entre mediados de los 90 y principios de 2000) y de su avidez por escuchar música de todos los estilos. Un repaso por lo más alto del line-up del día 1 no hace más que confirmar la hipótesis: el pop-rock de Twenty One Pilos, el pop-rap de Post Malone y la EDM transversa­l de Steve Aoki apuntan, antes que a nadie, a un público en sus primeros veinte. Por supuesto que el público +30 tendrá lo suyo con Arctic Monkeys y Lenny Kravitz (casi un gesto nostálgico), mientras que Kendrick Lamar puede funcionar como un nexo entre los escuchas de hip-hop más experiment­ados y los que se sumaron al género con las nuevas olas. El caso de Sam Smith, que será una de las atraccione­s principale­s del sábado, viene a completar el cupo melódico para las grandes masas, también capaz de unir generacion­es.

Al puso de los tiempos que corren, el trap se ganó un espacio prepondera­nte en el escenario que en años anteriores estuvo dominado por la música electrónic­a, que ahora tendrá su espacio en horario nocturno. La exhibición de la batalla de gallos en 2018 funcionó como premonició­n de lo que este año ya es una realidad insoslayab­le. Desde exponentes locales como Paulo Londra, Khea, Cazzu, Dak1llah, Lucho SSJ y Neo Pistea hasta internacio­nales como el ya mencionado Post Malone, C. Tangana y Rosalía, la música urbana parece ser la nueva vedette del festival, en consonanci­a con los millones de clics que estos artistas suman en las plataforma­s de streaming (especialme­nte Spotify y Youtube). Por el lado de los DJ, la oferta se redujo en cantidad pero no en artistas de renombre. Además de Steve Aoki, se suman Tïesto y Odesza, que cerrarán las jornadas de sábado y domingo respectiva­mente. Más abajo en la grilla, RL Grime, Zhu, Don Diablo y GTA tomarán las bandejas cuando el sol empiece a caer.

En Retromanía - La adicción del pop a su propio pasado (2012), el crítico e historiado­r Simon Reynolds describía, de manera tan exhaustiva como brillante, un tipo de público que se había vuelto modelo de consumos musicales. Se trataba de gente de entre 35 y 45 años de clase media y media alta que aún compraba discos, revistas y, sobre todo, asistía a shows en vivo. Entre otras cosas, eran consumidor­es que alentaban a las giras aniversari­os, la nostalgia por un pasado que se suponía mejor y a potenciar un revival por la música de las décadas del 60, 70 y 80. El éxito de bandas como The Strokes y Arctic Monkeys a principios de siglo eran las resultante­s más visibles de una estética retro que se propagaba también en el cine, la televisión y hasta en los filtros de Instagram. Como si estuviésem­os viviendo la transición hacia el fin de la Retromanía, la edición 2019 de Lollapaloo­za refleja los gustos e intereses de un oyente modelo que no sabe de tribus, que vio germinar sus gustos en lo profundo de los algoritmos, los singles editados digitalmen­te, el modo aleatorio y el eclecticis­mo de las playlists propias y ajenas. La escucha se volvió fragmentad­a, sí, pero quienes escuchan son todo lo contrario.

 ??  ?? Kendrick Lamar es una de las figuras más importante­s y cierra el evento
Kendrick Lamar es una de las figuras más importante­s y cierra el evento

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina