La maternidad hace reír: de Amy Schumer a Working Moms
tendencia. Los conceptos sobre el tema han cambiado y la sororidad se expande en comedias, series y películas donde las madres ya no son el prototipo perfecto de La familia Ingalls
Estamos viviendo una nueva era para la representación de la maternidad en las pantallas. Las figuras extremas de madre abnegada y dulce o abandónica y maligna ya no tienen lugar en una cultura popular en la que las mujeres van ganando espacios de poder en la creación audiovisual. El público femenino se cansó de ver su experiencia de vida reducida a los modelos que se le han dado históricamente, ligados siempre a la idea de complemento del protagonista masculino. Excepciones siempre hubo, claro, desde las mujeres de la screwball comedy hasta Murphy Brown. Pero ahora más mujeres pueden crear narrativas propias en las que esos roles dejan de ser tan esquemáticos y se profundizan.
La maternidad aparece en la actualidad como tema central de una forma mucho más compleja y se presenta como material ideal para la comedia. Ser madre se convirtió en algo que puede ser observado con humor porque las comediantes se animan a ser brutalmente honestas con la experiencia multifacética que es traer un niño al mundo.
Desde la primera persona, comediantes como Amy Schumer y Ali Wong demuelen los preconceptos de cómo debería mostrarse en sociedad una madre, de qué se puede hablar y de qué no, generando una empatía con las otras madres y ofreciendo una ventana abierta a quienes no lo son para comprenderlas mejor. Todo esto conseguido a través del humor.
Growing, el especial de Schumer que está disponible en Netflix, es un ejemplo de este humor sobre la maternidad. La comediante hizo la gira con este espectáculo embarazada y dedica la mayor parte a contar lo que le está pasando en esta etapa. Con su estilo zafado y ácido se ocupa de hablar de las molestias físicas, la presión de las famosas embarazadas y la noción imposible para ella de que debe cambiar su forma de ser por convertirse en madre.
“No sabía que me podía pasar algo así con el embarazo porque ustedes, perras, nunca lo contaron”, dice Schumer, luego de explicar que sufre de hiperémesis, es decir, náuseas extremas y vómitos intensos y persistentes. En esa frase se mezclan la honestidad, el sufrimiento propio y también el puntapié para quejarse sobre una visión idealizada sobre el embarazo, que escondía sus aspectos menos agradables. Las mujeres ya tienen esta honestidad en privado desde hace tiempo, pero la exposición de estas cuestiones en público, a través del humor, no son tan comunes.
Una de las comediantes actuales que hizo ruido con sus rutinas de stand-up sobre el embarazo y el matrimonio, entre otros temas, fue Ali Wong. La comediante norteamericana, cuyos especiales Baby Cobra y Hard Knock Wife también están disponibles en Netflix, se presenta en ambos embarazada y con monólogos feroces en los que se mete con los problemas de fertilidad, los cambios del cuerpo y la desigualdad entre hombres y mujeres a la hora de ocuparse de las tareas hogareñas.
“Baby Cobra presentó algo nuevo, una mujer embarazada en su tercer trimestre ofreciendo una hora de comedia delirantemente sucia y graciosa entretejida con un ataque feminista furtivo al doble estándar de la paternidad y la maternidad –escribió Jason Zinoman en The New York Times–.
Pioneras como Joan Rivers, quien también hizo shows mientras estaba embarazada, o Roseanne Barr allanaron el camino con chistes mordaces sobre la maternidad y la domesticidad, pero Wong hace que la comedia maternal parezca más glamorosa, sexual y abiertamente política”.
Ambas comediantes desafían la visión del embarazo y la maternidad como idílicos. Wong lo hace siempre en el mismo tono desafiante y todo está enfocado en la construcción cómica, mientras que Schumer se toma algunos momentos con algo de seriedad y cierta ternura, como cuando habla de que su marido está diagnosticado en el espectro del autismo y las cualidades que eso implica y la hicieron enamorarse de él. Aunque enseguida vuelva al estilo zafado que la caracteriza, también hace comedia con eso y luego continúa con otras cuestiones, incluso políticas, como el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Lo que recorre el material de ambas, y de otras comediantes como Natasha Leggero, es la necesidad de correr el velo sobre la maternidad con honestidad convertida en chistes. Hay una intención profunda ligada al feminismo detrás de esto que tiene que ver con la idea de que cuando las mujeres se trasmiten unas a otras sus experiencias, se sienten menos solas y pueden unirse para luchar contra la desigualdad.
El humor fue siempre un arma perfecta para plantear temas importantes de una forma que resulta más atractiva y que llega con mayor potencia al espectador. Además de estas comediantes y muchas otras con mayor o menor fama que se están ocupando del tema de la maternidad, también las series y las películas están cambiando la forma en que retratan a las madres.
Uno de los cambios más importantes es que las madres puedan ser protagonistas. Ese rol solía ser un satélite dentro de la historia de un personaje principal o una parte más de una familia en la que se centraba el relato.
En las exitosas películas El club de las madres rebeldes y La Navidad de las madres rebeldes tres actrices glamorosas (Mila Kunis, Kristen Bell y Kathryn Hann) interpretan a madres muy distintas entre sí que se rebelan contra diversos aspectos de su realidad. Ambos films, que fueron escritos y dirigidos por hombres, son fallidos pero igual resultan divertidos y muy positivos en cuanto a mostrar cómo la vida de estas madres mejora a través de la amistad y el acompañamiento mutuo.
En el siempre en expansión universo de las series también hay madres protagonistas que se alejan del modelo beatífico de Caroline Ingalls y se acercan más a la realidad. Working Moms es una serie canadiense sobre cuatro madres que enfrentan las presiones y complicaciones del volver a trabajar luego de tener un bebé.
La amistad es, de nuevo, central en esta historia que habla de temas complejos, como la depresión posparto y la relación de pareja ante la llegada de un hijo, pero mantiene un tono de comedia.
Reírse de la maternidad ya no es un tabú, sino una forma de comunión y un llamado a la empatía a través del humor.