Nueva Zelanda conocía el supremacismo blanco
Desde 2017, nueva Zelanda tiene una primera ministra progresista, Jacinda ardern. Hace unos meses ardern, de 38 años, saltó a los medios globales cuando pidió licencia por maternidad para tener a su bebé y cuando concurrió con su hija de tres meses a la asamblea General de las naciones Unidas. Estos días, apareció otra vez en los medios: esta vez con los ojos llorosos y vestida con un hiyab (pañuelo islámico), abrazando empáticamente a las familias que perdieron seres queridos en la matanza de christchurch.
Sin embargo, nueva Zelanda y australia, de donde provino el perpetrador de los ataques, tienen una historia nacional marcada por el supremacismo blanco. así lo recuerda un artículo del periodista David c. atkinson en The New Republic, donde destaca que primero las víctimas fueron los indígenas, pero más tarde el rechazo a los “no blancos” se extendió a los migrantes asiáticos, sobre todo chinos, atraídos a mediados del siglo XIX por la fiebre del oro.
la metrópoli británica estaba lejos y las masas de “indeseables” asiáticos muy cerca. la política “australia blanca” y “nueva Zelanda blanca” delineó las estrategias migratorias oficiales. Eso ya no está vigente, pero ambos países no son ajenos al extremismo de derecha, el nacionalismo blanco y la islamofobia que crecen en Europa y Estados Unidos. “aunque el número total de personas implicadas en estos fenómenos sigue siendo pequeño, muchas de ellas participan en grupos de Facebook interconectados. allí comparten artículos de noticias de fuentes marginales y se preocupan por la próxima invasión musulmana”, escribe el periodista Marc Daalder en la revista The Spinoff. Entre esos grupos virtuales están los chalecos amarillos de nueva Zelanda –que buscan usufructuar la “marca” francesa– y Kiwis Unidos contra la islamización radical de nueva Zelanda. Un debate en todos estos foros, como en Europa o Estados Unidos, es sobre el antisemitismo. Hoy las simpatías de la “derecha alternativa” hacia el premier israelí Benjamin netanyahu –visto, además, como aliado contra el islam– se mezclan con sentimientos antisemitas.
paul Spoonley, académico y experto en la extrema derecha, advirtió en una entrevista con el diario El Mundo: “Hay que prestar la misma atención al terrorismo islamista y al supremacista blanco”. Y agregó: “la acción de los grupos ultraderechistas en nueva Zelanda se remonta a los años 60. por eso no puedo decir que me resultara inesperado que hayamos sufrido una acción violenta, pero sí me ha sorprendido su enormidad”.