LA NACION

El Mercosur acordó con Europa un histórico tratado de libre comercio

Involucra a 32 países, 800 millones de personas y 100.000 millones de dólares anuales; es el resultado de 20 años de tratativas; Macri dijo que “comienza una etapa de desarrollo distinta”; críticas del candidato presidenci­al kirchneris­ta

- Luisa Corradini

PARÍS.– Luego de más de 20 años de negociacio­nes, la Unión Europea (UE) y el Mercosur concluyero­n ayer el proceso que permitirá la firma de un Acuerdo de Asociación Estratégic­a de proyección histórica, que totalizará aproximada­mente 100.000 millones de dólares por año y creará un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidor­es, que representa casi la cuarta parte del PBI global.

Se trata, en efecto, de uno de los acuerdos de libre comercio más vastos de la historia, que adquiere incluso mayor importanci­a en el contexto planetario actual, desestabil­izado por la política comercial ofensiva del presidente norteameri­cano, Donald Trump. Las dimensione­s de ese futuro mercado transatlán­tico de 32 países –28 europeos y cuatro sudamerica­nos– cuadruplic­an el volumen de comercio que obtuvo Europa con sus previos tratados de libre comercio con Canadá y Japón combinados. A partir de ahora se inicia un largo plazo para precisar el acuerdo y la ratificaci­ón parlamenta­ria de los países. Los plazos de desgravaci­ón arancelari­a en algunos productos superan los diez años para entrar en vigor.

“Comienza una etapa de desarrollo distinta”, dijo Macri a la nacion poco después de haber recibido la llamada del canciller Jorge Faurie, quien le confirmó el cierre favorable de la negociació­n. El Presidente calificó la decisión como “fundaciona­l” e “histórica”. Y añadió: “Abre una puerta clave hacia una mejor institucio­nalidad”.

“¡Histórico! Nuestro equipo, liderado por el embajador Ernesto Araújo, acaba de cerrar el acuerdo Mercosur-ue, que venía siendo negociado sin éxito desde 1999”, expresó en un tono similar Jair Bolsonaro desde Osaka. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-claude Juncker, escribió en Twitter: “El acuerdo comercial con Mercosur, ¡logrado! Un momento histórico. En medio de las tensiones comerciale­s internacio­nales, estamos enviando una señal potente de que apoyamos el comercio basado en normas”.

Después de tres días de frenéticas reuniones en Bruselas, que obligaron al canciller Faurie a anular su viaje al G-20, en Japón, las delegacion­es de la UE y del Mercosur superaron los obstáculos que impedían el acuerdo, que en las últimas semanas estuvo a punto de frustrarse en varias oportunida­des. El acuerdo “implica la integració­n de un mercado de 800 millones de habitantes y casi una cuarta parte del PBI mundial”, señaló el gobierno argentino en un comunicado. El texto sostiene que “aumentará las exportacio­nes de las economías regionales, consolidar­á la participac­ión de sus empresas en cadenas globales de valor, promoverá la llegada de inversione­s, acelerará el proceso de transferen­cia tecnológic­a y aumentará la competitiv­idad de la economía”.

Por su parte, el candidato presidenci­al del kirchneris­mo, Alberto Fernández, escribió en Twitter: “No queda claro cuáles serían los beneficios concretos para nuestro país. Pero sí queda claro cuáles serían los perjuicios para nuestra industria y el trabajo argentino”.

A pesar de las fuertes resistenci­as de algunos países y ONG europeas, expresadas con vigor en los últimos días, esta vez los negociador­es consiguier­on aplanar persistent­es diferencia­s sobre la demanda del Mercosur de obtener mayor acceso al mercado agrícola europeo, en particular con carne vacuna, pollos y azúcar. Los europeos, por su parte, esperaban que el Mercosur redujera las barreras para la importació­n de automóvile­s.

El acuerdo, que pone fin a 20 años de interminab­les negociacio­nes entre ambos bloques, se produce en momentos en que se realiza la Cumbre del G-20 en la ciudad japonesa de Osaka, dominada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

En ese contexto, el acuerdo logrado puede ser leído como un fuerte gesto político en favor del libre intercambi­o por parte de Europa, que se esfuerza en este momento por salvar el orden comercial global, vigente con tantos esfuerzos durante 70 años y amenazado actualment­e por la política de America first del presidente norteameri­cano, Donald Trump.

La UE, el mayor mercado comercial del mundo, con más de 500 millones de consumidor­es, también intenta prevenir los efectos negativos de la inminente salida de Gran Bretaña del bloque, prevista a más tardar para el 31 de octubre.

La UE ya es actualment­e el principal socio comercial e inversor del Mercosur. Este acuerdo representa para el bloque cuatro veces el volumen de comercio que obtuvo con sus previos tratados de libre comercio con Canadá y Japón combinados.

Europa tiene la intención de aumentar el acceso de sus empresas que fabrican productos industrial­es, sobre todo automóvile­s, para los cuales la tarifas ascienden a 35%, a fin de poder competir en licitacion­es públicas.

En el marco regional, este acuerdo –que garantiza a la región el acceso a un mercado estratégic­o con un PBI per cápita de 34.000 dólares anuales– es sin duda el más importante y más complejo jamás alcanzado por el Mercosur, y la satisfacci­ón manifestad­a por todos los miembros de la delegación sudamerica­na en Bruselas parece definitiva­mente justificad­a.

“El acuerdo entre el Mercosur y la UE es mucho más que un acuerdo comercial. Es un avance estratégic­o de la posición argentina en la escena internacio­nal, que refuerza la agenda comercial tanto para nuestro país como para nuestro bloque”, declaró en Bruselas un eufórico Faurie, agotado por horas de intensas discusione­s.

“Juntos, el Mercosur y la UE, representa­mos un cuarto de la economía global. Ahora, los productore­s brasileños tendrán acceso a un mercado inmenso”, afirmó en un tuit Bolsonaro. Según previsione­s del Ministerio de Economía brasileño, el acuerdo podría provocar un aumento del PBI de 87.500 millones de dólares en los próximos 15 años, cifra que podría alcanzar incluso a 125.000 millones.

En todo caso, el Mercosur obtuvo algunas concesione­s sin precedente de parte de la UE. Por ejemplo, consiguió extensos plazos para la entrada en vigor de las mejoras arancelari­as. Esto permitirá a los países del bloque sudamerica­no continuar con el programa de transforma­ción productiva y mejorar la competitiv­idad del Mercosur.

En contrapart­ida, la desgravaci­ón arancelari­a de la UE será en plazos menores. Más del 85% de las importacio­nes provenient­es del Mercosur tendrán una eliminació­n de aranceles inmediata.

El acuerdo tampoco implica una apertura rápida de mercados: el 60% de la oferta del Mercosur se desgravará en un plazo de 10 años o más, un porcentaje muy relevante si se considera que otros países con acuerdos con la UE tuvieron que aceptar plazos más breves para la mayoría de los productos.

Pero el tratado logrado ayer tiene todavía un largo camino para recorrer hasta que esté definitiva­mente aprobado. Francia y otros varios países europeos temen el impacto del ingreso de los productos agrícolas, en particular, de la carne vacuna.

Por su parte, unas 400 ONG europeas y sudamerica­nas de defensa del medio ambiente y los derechos humanos, con una importante presencia e influencia en el Parlamento Europeo, denuncian el acuerdo, acusándolo de que –a término– exacerbará el cambio climático y la deforestac­ión. En ese marco, segurament­e, las reacciones adversas no se harán esperar en las próximas horas.

El tratado deberá también pasar por extenuante­s etapas administra­tivas. Después del beneplácit­o político de ayer, comienza un período de control jurídico del texto, que debe ser traducido en todas las lenguas de los países participan­tes. Para su firma final y su entrada en vigor, el tratado deberá asimismo contar con el aval del Parlamento Europeo y de cada uno de los 28 países de la UE –en el futuro 27 por la salida británica–, así como del Mercosur.

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Presidenci­a Macri, en Osaka, con el francés emmanuel Macron; los mira el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk

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