LA NACION

Trump, otra vez el protagonis­ta que acaparó la escena global

Le ofreció a Kim reunirse en la frontera coreana y se refirió a la injerencia rusa con Putin; crucial encuentro con Xi en Osaka

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Ya es un clásico de las cumbres de líderes: el presidente norteameri­cano, Donald Trump, se las ingenia para sobresalir y colocarse en el centro de la escena.

Y antes de la reunión que sostendría anoche al margen de la Cumbre del G-20 en Osaka con el presidente chino, Xi Jinping, con la guerra comercial como eje, el presidente republican­o sacudió la mañana japonesa con un tuit en el que se mostró abierto a un encuentro con Kim Jong-un: “Después de algunas reuniones muy importante­s, incluida mi reunión con Xi, partiré para Corea del Sur (con el presidente Moon Jae-in). Mientras esté allí, si el presidente Kim de Corea del Norte ve esto, me reuniría con él en la Zona Desmilitar­izada (DMZ) solo para darle la mano y decir ¡hola!”.

Anteayer, el régimen norcoreano había alertado a la administra­ción de Trump de que “se está quedando sin tiempo” para mantener conversaci­ones sobre el plan nuclear, e instó a la Casa Blanca a presentar una “propuesta adecuada”.

En tanto, ayer, en el primer día de la cumbre en Osaka, Trump recicló la controvers­ia por su relación con el líder ruso, Vladimir Putin, al decirle en un evidente tono de broma y con ironía que dejara de entrometer­se con las elecciones de Estados Unidos. Putin, que siempre negó injerencia alguna, respondió con una risa entusiasta.

Apenas un rato antes, en un gesto que no pasó desapercib­ido, Trump había saludado al príncipe heredero saudita, Mohammed ben Salman, con un fuerte apretón de manos antes de la foto de familia de los mandatario­s. El saudita, sospechado de haber mandado a descuartiz­ar al columnista del The Washington Post

Jamal Khashoggi, le brindó una sonrisa y un par de palmadas en la mano. Luego, se reunieron al margen de la cumbre. “Hizo un trabajo espectacul­ar”, le dijo Trump al príncipe, al que calificó de “amigo”.

Antes de su anticipadí­sima reunión con Xi, con quien anoche buscaría poner punto final a la guerra comercial, Trump ya había logrado convertirs­e en la figura saliente y había dejado dos momentos que fueron la marca del primer día de agenda oficial de la cumbre de líderes en Osaka.

El primero fue la “broma” con Putin sobre la injerencia del Kremlin. El segundo, su encuentro con el presidente Jair Bolsonaro, foto de ambos con pulgar arriba incluida, que el brasileño se encargó de compartir en Twitter. Bolsonaro lo etiquetó, pero Trump no lo retuiteó.

Cinco meses después de que Juan Guaidó asumió como presidente interino de Venezuela, y lideró el avance más amplio y frontal de la oposición contra el régimen de Nicolás Maduro, Trump puso paños fríos y bajó las expectativ­as a la posibilida­d de que se produzca en lo inmediato un cambio político en Caracas.

“Las cosas llevan tiempo... Estamos con el pueblo de Venezuela”, dijo. Trump soltó esa frase al responder preguntas de la prensa durante su reunión con Bolsonaro, uno de los mandatario­s de América Latina que elevaron la presión sobre Maduro para forzar una transición política.

Trump dejó que se filtre en la prensa de Estados Unidos su profunda frustració­n con su propio equipo de seguridad nacional por la falta de avances en la nación caribeña. En Washington, de hecho, ya comenzaron a circular fuertes rumores sobre posibles cambios de nombres entre los colaborado­res de Trump que están abocados a la región.

En su reunión con Putin, Trump volvió a discutir sobre la situación en Venezuela, además de Irán, Siria y Ucrania. Pero el foco principal de ese encuentro fue otro: el estado de la siempre tensa relación bilateral, y la posición de Trump sobre la injerencia del Kremlin en las elecciones en Estados Unidos. Fue la primera reunión entre ambos desde que se conoció el informe del fiscal especial, robert Mueller, sobre el rusiagate. Los periodista­s le preguntaro­n a Trump si le iba a decir a Putin que no interfirie­ra en la elección presidenci­al de 2020. Trump, riendo, sentado al lado de Putin, respondió: “Sí, claro que sí... No se entrometa con la elección, presidente”. Putin se rio.

Antes de su reunión con Xi, Trump se mostró optimista sobre el desenlace de ese crucial encuentro. “Veremos qué pasa mañana. Será un día muy emocionant­e, estoy seguro”, dijo en la bilateral con Bolsonaro. “Va a salir bien para ambos países”, auguró.

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Brendan smialowski/afp Trump y Putin, ayer, en Osaka

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