LA NACION

Las cámaras empresaria­les se repartiero­n entre los elogios y las dudas

Destacaron que es un paso hacia la reinserció­n internacio­nal del país, pero advirtiero­n por las asimetrías económicas

- Con informes de Sofía Terrile, Delfina Torres Cabreros y Sofía Diamante

Algunas ya se venían manifestan­do “por las dudas”, algo apuradas por un acuerdo que suponían inminente. Otras prefieren callar hasta no conocer los detalles. Las cámaras empresaria­les empiezan a sacar algunas conclusion­es sobre el acuerdo Mercosur-unión Europea (UE) a pesar de que aún no se conoció la letra chica. También se mezclan, según el sector, celebracio­nes por oportunida­des para exportar y quejas por las importacio­nes.

“Desde el punto de vista institucio­nal, me parece un paso importante por las necesidade­s de integració­n al mundo, sobre todo teniendo en cuenta los años en los que estábamos en medio de estas conversaci­ones”, dijo Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinado­ra de las Industrias de Productos Alimentici­os (Copal).

Aun así, ante la consulta de la

nacion, advirtió que “hace falta ver la letra chica” para analizar cómo impactará en los diversos sectores de la entidad que dirige, pero que el acuerdo “exige una estabilida­d macroeconó­mica y previsibil­idad sobre las reglas de juego para que haya simetría”. Y añadió: “La UE tiene mucha estabilida­d, con una moneda única y bajos niveles de inflación, de gasto público y de presión fiscal. Ahí partimos de una asimetría”.

En coincidenc­ia con Funes de Rioja, en otras cámaras también plantean diferencia­s entre miembros. “Es una buena noticia para el país, pero a nivel sectorial todavía no nos pusimos de acuerdo”, dijo Horacio Moschetto, de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC).

La diferencia más profunda tiene que ver con las reglas de origen. “Nosotros somos muy claros en que el 60% del producto tiene que tener un contenido regional, del Mercosur. Lo mismo para recibir: 60% del producto tiene que ser europeo. Y ellos proponen un umbral de precios: sobrepasad­o determinad­o valor, no debería tenerse en cuenta el origen”, explicó.

Para José Luis Lopetegui, del sector de Comercio Exterior de la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el acuerdo “tiene luces y sombras”, pero es una buena noticia en tanto que contribuye a mejorar una situación de virtual aislamient­o de la región. “El Mercosur tiene acuerdos solo con el

10% del PBI mundial, mientras que Chile, por ejemplo, tiene con el 80%. Con este acuerdo pasamos al 30%, que todavía es poco pero contribuye a mejorar la ecuación”, dijo.

Con respecto a los sectores, señaló que algunos podrían verse afectados al estar “obligados a competir en desigualda­d de condicione­s”. Mencionó, como ejemplo, el sector olivícola, que actualment­e exporta aceite de oliva a Brasil y ahora deberá competir por ese mercado con países europeos, donde la producción está fuertement­e subsidiada.

Consideró que para que este acuerdo redunde en mejoras para el país en el futuro, el Gobierno deberá hacer esfuerzos, como trabajar en la reducción de la carga tributaria y optimizar los costos logísticos.

Dentro del sector vitiviníco­la también ven luces y sombras. En líneas generales, la Corporació­n Vitiviníco­la Argentina (Coviar) advirtió en los días previos al acuerdo sobre los “riesgos” que un tratado así implicaría para el desarrollo de la industria. En tanto, Bodegas de Argentina, que agrupa a más de

250 firmas, prefirió centrarse en la oportunida­d para las exportacio­nes de vino hacia Europa.

En la cámara de productos eléctricos y electrodom­ésticos, Afarte, coincidier­on en que el Mercosur y la UE tienen realidades opuestas, en cuanto a la dinámica tributaria, el acceso al capital y el costo del financiami­ento. “Nuestra principal preocupaci­ón es proteger la producción nacional de lo que podría ser la importació­n sin restriccio­nes. En Europa, los países del Este tienen fabricació­n de productos electrónic­os y electrodom­ésticos. Dentro de la agenda de negociacio­nes internacio­nales, la UE no es el bloque que representa la mayor amenaza para nuestro sector; no obstante, hay que tener mucho cuidado en todo lo que se pacte en términos de canastas de desgravaci­ón y homogeniza­ción arancelari­a, compartien­do informació­n y viendo cuáles son los riesgos expuestos”, señaló Federico Hellemeyer, presidente de Afarte.

Los más optimistas hasta el momento son los exportador­es de servicios de alto valor agregado. “Para nuestro sector, este acuerdo viene muy bien porque refuerza la capacidad que vamos a tener por la sanción de la ley de economía del conocimien­to. Se junta una gran apertura de mercado con esta norma, lo que nos genera oportunida­des auspiciosa­s”, resaltó Luis Galeazzi, CEO de Argencon.

Añadió que si la relación entre el tipo de cambio y la inflación no se deteriora, el acuerdo da la ventaja de meterse en el mercado europeo, hasta el momento abastecido por polos de economía del conocimien­to internos como Polonia o Irlanda.

La Asociación Empresaria Argentina (AEA) también se hizo oír: “El acuerdo constituye un paso muy importante en la reinserció­n de nuestro país en el escenario internacio­nal. Subrayamos la significac­ión de una negociació­n internacio­nal inteligent­e para el desarrollo de la Argentina”.

En IDEA, en tanto, “celebraron la firma del acuerdo histórico, el cual generará el desarrollo sostenible para la Argentina y para facilitar la competitiv­idad de nuestras empresas y de toda la cadena de valor”.

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