Las cámaras empresariales se repartieron entre los elogios y las dudas
Destacaron que es un paso hacia la reinserción internacional del país, pero advirtieron por las asimetrías económicas
Algunas ya se venían manifestando “por las dudas”, algo apuradas por un acuerdo que suponían inminente. Otras prefieren callar hasta no conocer los detalles. Las cámaras empresariales empiezan a sacar algunas conclusiones sobre el acuerdo Mercosur-unión Europea (UE) a pesar de que aún no se conoció la letra chica. También se mezclan, según el sector, celebraciones por oportunidades para exportar y quejas por las importaciones.
“Desde el punto de vista institucional, me parece un paso importante por las necesidades de integración al mundo, sobre todo teniendo en cuenta los años en los que estábamos en medio de estas conversaciones”, dijo Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal).
Aun así, ante la consulta de la
nacion, advirtió que “hace falta ver la letra chica” para analizar cómo impactará en los diversos sectores de la entidad que dirige, pero que el acuerdo “exige una estabilidad macroeconómica y previsibilidad sobre las reglas de juego para que haya simetría”. Y añadió: “La UE tiene mucha estabilidad, con una moneda única y bajos niveles de inflación, de gasto público y de presión fiscal. Ahí partimos de una asimetría”.
En coincidencia con Funes de Rioja, en otras cámaras también plantean diferencias entre miembros. “Es una buena noticia para el país, pero a nivel sectorial todavía no nos pusimos de acuerdo”, dijo Horacio Moschetto, de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC).
La diferencia más profunda tiene que ver con las reglas de origen. “Nosotros somos muy claros en que el 60% del producto tiene que tener un contenido regional, del Mercosur. Lo mismo para recibir: 60% del producto tiene que ser europeo. Y ellos proponen un umbral de precios: sobrepasado determinado valor, no debería tenerse en cuenta el origen”, explicó.
Para José Luis Lopetegui, del sector de Comercio Exterior de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el acuerdo “tiene luces y sombras”, pero es una buena noticia en tanto que contribuye a mejorar una situación de virtual aislamiento de la región. “El Mercosur tiene acuerdos solo con el
10% del PBI mundial, mientras que Chile, por ejemplo, tiene con el 80%. Con este acuerdo pasamos al 30%, que todavía es poco pero contribuye a mejorar la ecuación”, dijo.
Con respecto a los sectores, señaló que algunos podrían verse afectados al estar “obligados a competir en desigualdad de condiciones”. Mencionó, como ejemplo, el sector olivícola, que actualmente exporta aceite de oliva a Brasil y ahora deberá competir por ese mercado con países europeos, donde la producción está fuertemente subsidiada.
Consideró que para que este acuerdo redunde en mejoras para el país en el futuro, el Gobierno deberá hacer esfuerzos, como trabajar en la reducción de la carga tributaria y optimizar los costos logísticos.
Dentro del sector vitivinícola también ven luces y sombras. En líneas generales, la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) advirtió en los días previos al acuerdo sobre los “riesgos” que un tratado así implicaría para el desarrollo de la industria. En tanto, Bodegas de Argentina, que agrupa a más de
250 firmas, prefirió centrarse en la oportunidad para las exportaciones de vino hacia Europa.
En la cámara de productos eléctricos y electrodomésticos, Afarte, coincidieron en que el Mercosur y la UE tienen realidades opuestas, en cuanto a la dinámica tributaria, el acceso al capital y el costo del financiamiento. “Nuestra principal preocupación es proteger la producción nacional de lo que podría ser la importación sin restricciones. En Europa, los países del Este tienen fabricación de productos electrónicos y electrodomésticos. Dentro de la agenda de negociaciones internacionales, la UE no es el bloque que representa la mayor amenaza para nuestro sector; no obstante, hay que tener mucho cuidado en todo lo que se pacte en términos de canastas de desgravación y homogenización arancelaria, compartiendo información y viendo cuáles son los riesgos expuestos”, señaló Federico Hellemeyer, presidente de Afarte.
Los más optimistas hasta el momento son los exportadores de servicios de alto valor agregado. “Para nuestro sector, este acuerdo viene muy bien porque refuerza la capacidad que vamos a tener por la sanción de la ley de economía del conocimiento. Se junta una gran apertura de mercado con esta norma, lo que nos genera oportunidades auspiciosas”, resaltó Luis Galeazzi, CEO de Argencon.
Añadió que si la relación entre el tipo de cambio y la inflación no se deteriora, el acuerdo da la ventaja de meterse en el mercado europeo, hasta el momento abastecido por polos de economía del conocimiento internos como Polonia o Irlanda.
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) también se hizo oír: “El acuerdo constituye un paso muy importante en la reinserción de nuestro país en el escenario internacional. Subrayamos la significación de una negociación internacional inteligente para el desarrollo de la Argentina”.
En IDEA, en tanto, “celebraron la firma del acuerdo histórico, el cual generará el desarrollo sostenible para la Argentina y para facilitar la competitividad de nuestras empresas y de toda la cadena de valor”.