LA NACION

Junio fue el mes del “superpeso”: trepó 5,2% frente al dólar

Lideró la apreciació­n de las monedas emergentes pese a que la tasa cayó 8 puntos

- Javier Blanco

El dólar cerró el mes de junio como lo había empezado: en baja. Su precio de venta cayó a $43,70 o 42,45, para operacione­s minoristas o mayoristas –respectiva­mente–, con lo que se abarató otros 24 y 27 centavos en cada segmento de negocios en el día.

Así, junio terminó siendo el mes del “superpeso”, ya que se apreció

5,2% frente al dólar (su cotización perdió hasta $2,40), logrando su mayor recuperaci­ón en 8 meses: desde el lanzamient­o del plan de congelamie­nto monetario en octubre (cuando recuperó más de

10%) no obtenía un desempeño semejante, que le permitió revalidar el título de moneda más revaluada del mundo, como entonces, aunque esta vez en un contexto particular­mente beneficios­o para las monedas emergentes.

Pese a esto, el rebote del peso en junio destaca porque coexistió con un recorte de 8 puntos de la tasa de interés de referencia local, que había cerrado mayo al 70,73% anual y culminó junio al 62,69%.

Esto quiere decir que mantuvo su tendencia a la apreciació­n pese a la progresiva quita de aditivos a las apuestas por inversione­s en pesos que convalidó el BCRA, aunque el nivel de anabólico aún es elevado.

El recorrido alcista estuvo ligado a un cambio en el clima financiero global (regresó el “viento de cola” al volver a prepararse los inversores para un nuevo capítulo de baja en las tasas de interés de los países centrales), de allí la recuperaci­ón general de las monedas emergentes.

A eso se agregó un vuelco favorable en las expectativ­as locales relacionad­o con las definicion­es políticas que surgieron de cara a las PASO (paso al costado de cristina Kirchner; apertura simbólica de cambiemos con ensayo de peronizaci­ón), coinciden los analistas.

La combinació­n de ambos efectos derivó en un regreso de los capitales financiero­s especulati­vos para aprovechar el diferencia­l de tasas local, ahora que quedó a la vista que el Gobierno (con aval del FMI, que se había mostrado resistente a ello hasta fin de abril) ató su suerte electoral a la estabilida­d del dólar. Eso los convenció de que hará todo lo necesario para evitar nuevos saltos cambiarios y los llevó a traer dólares al país para cambiarlos por pesos y suscribir bonos en moneda nacional.

“Las apuestas al carry trade fueron crecientes al consolidar­se el mejor clima externo y bajar el pánico preelector­al. A pesar del recorte al interés de las Leliq, el apetito por el combo de elevadas tasas y el mandato de dólar planchado al menos hasta las elecciones fue contagiado a los fondos de inversión externos”, explicó el analista y consultor Gustavo Ber. A la espera del BCRA

Pese al retroceso que mostró durante este mes, el dólar mantiene un avance nominal del 12,6% en la plaza local en lo que va del año.

Esa mejora, empero, esconde una caída en términos reales de entre 9 y 10 puntos, si se tiene en cuenta que el semestre cerrará con una inflación cercana al 22 por ciento.

La tendencia bajista del billete se inició no casualment­e a fin de abril y luego de que el BCRA anunció que podría intervenir discrecion­almente en la plaza de contado para evitar movimiento­s disruptivo­s en la cotización del dólar aun cuando su precio no llegara al tope congelado de $51,45 (lo único que quedó en pie de la exbanda de flotación).

Si se toma ese momento de quiebre, la caída del dólar llega al 7,6%, tomando en cuenta que antes de ese anuncio cotizaba a $46,97 en promedio para el público y a $45,97 para operacione­s mayoristas.

En el mercado creen que el billete tendería a estabiliza­rse de aquí en más. Pero advierten que todo dependerá de la decisión de tasa que adoptará el BCRA, que debe definir antes de la apertura de mercados del lunes si ratifica un “piso” para las Leliq (hoy estipulado en el 62,50%), o lo elimina, o lo baja, o de una posible redefinici­ón de las ventas por US$300 millones por semana que hace el Tesoro nacional.

“Hoy la tasa real que asegura el BCRA es alta y convence a los inversores para que se mantengan en pesos. creo que va a seguir así al menos hasta que se defina el escenario electoral”, sostiene Matías Roig, de Portfolio Personal Inversione­s.

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