LA NACION

Condena por resistenci­a a la autoridad

La joven dijo que sufrió un acto de discrimina­ción tras besar a su esposa

- Julia D’arrisso

La Justicia condenó a un año de prisión en suspenso a Mariana Gómez, la joven de 26 años que fue detenida por dos oficiales de la Policía de la Ciudad y fue denunciada por “resistenci­a a la autoridad” y “lesiones leves”. Así lo confirmaro­n fuentes de la defensa, que también adelantaro­n que apelarán la sentencia.

Al conocer el fallo del Tribunal Oral Criminal N° 26, Gómez gritó: “Los pedófilos tienen que estar en cana, no nosotras”. Luego, se descompens­ó. “Me defendí de un acto de violencia discrimina­toria de la Policía de la Ciudad”, dijo Gómez en sus últimas palabras antes de conocerse el veredicto, según consignó la agencia Télam. Así se refirió al episodio que consideró como un caso de “lesbofobia”. Las organizaci­ones que defienden los derechos LGTB cuestionar­on la decisión. En tanto, los argumentos del fallo se conocerán el viernes próximo.

Según la denuncia presentada contra Gómez, después del pedido de los oficiales de apagar un cigarrillo en la estación de Constituci­ón, ella respondió: “Ustedes son masculinos y no me pueden tocar”. Luego, le “propinó de forma repentina varios golpes de puño y una patada en los testículos al oficial Jonatan Rojo”. La acusación incluye las agresiones que habría sufrido la oficial Karen Villarreal. “Gómez se abalanzó sobre ella y le arrancó cabellos del sector derecho de la cabeza”.

El 2 de octubre de 2017, Gómez estaba junto a su esposa, Rocío Girat, en el hall de la estación de la línea C de Constituci­ón, próximo a las boleterías, según figura en el expediente. Ese día, Gómez contó que ambas venían de su casa, en Avellaneda, para hacer un trasbordo. Se habían besado. Como llovía, esperaron unos minutos en un espacio que antecede a la estación de subte y prendieron un cigarrillo. Alrededor de ellas, según recuerda, había al menos 20 personas más. Minutos más tarde, se acercó un empleado de Metrovías y le pidió que apagara el cigarrillo porque se trataba de un lugar cerrado, pero ella respondió que no había ninguna indicación que prohibiera fumar.

“El policía me dijo: ‘Pibe, apagá el cigarrillo’, me puso la mano en el pecho y me dijo que me iba a llevar detenido. Le aclaré que era mujer y le pregunté por qué. Me quise ir, empezamos a forcejear y vino otra policía, que me quiso esposar”, explicó Gómez. Y agregó: “Nunca me contestaro­n por qué me querían arrestar. Forcejeamo­s, me esposaron y me quedé ahí por cuatro horas. A Rocío le decían ‘que la amiga se aleje’ y ella respondía que era mi esposa, incluso nos pidieron algún certificad­o para comprobar el estado civil”.

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