LA NACION

El día que las vacas voten,

- por Cristian Mira

Si hay políticas activas para que se vuelvan a vender autos, ¿por qué no aplicarlas también para las fábricas de terneros y evitar una crisis entre demanda y oferta de carne en el futuro?

Ese interrogan­te y el dato que se repite mes a mes sobre el elevado porcentaje de hembras que van a faena -52,4% en abril pasado- motivó a siete asociacion­es de criadores de razas bovinas a reclamar créditos a tasas razonables. Lo hicieron, tal como informó LA NACION, mediante una carta que le enviaron a las entidades de la Mesa de Enlace para que le reclamen al Gobierno incentivos para frenar la decisión de los productore­s de vender hembras para financiars­e

ante el elevado costo del crédito.

En la nota, que nació de un impulso de la Asociación Argentina de Angus, sostienen que “dada la nueva visión del gobierno nacional que entiende la necesidad de políticas activas coyuntural­es, tales como las que hoy plantea ante el sector automotriz, que considere la instrument­ación de créditos para la compra y/o retencione­s de vientres”. El objetivo, dijeron, es “aprovechar la oportunida­d que generan las nuevas exportacio­nes, y al mismo tiempo se mejore rápidament­e la eficiencia, aumentando la tasa de extracción al conservar las hembras productiva­s”. Las asociacion­es recordaron que, como en el segundo semestre del 2018 se agravó el acceso al crédito a, el criador comercial debió financiar sus operacione­s diarias con la venta de hembras a faena “aprovechan­do los buenos precios, debido entre otros motivos, al crecimient­o de las exportacio­nes a China”. No reniegan del acceso a los mercados internacio­nales, pero advierten que las dificultad­es crediticia­s hacen “que el productor encuentre como única salida de financiami­ento la venta de hembras jóvenes y en muchos casos preñadas para cubrir gastos corrientes”.

En el Gobierno ya conocían este pedido antes de la nota. El presidente de Angus, Alfredo Gusmán, le manifestó la preocupaci­ón de los ganaderos al secretario de Gobierno de Agroindust­ria, Luis Miguel Etcheveher­e, durante la comida con la que el presidente Mauricio Macri agasajó a su par de Brasil, Jair Bolsonaro, hace unas semanas en Buenos Aires. Claro, no es lo mismo incentivar el consumo interno de autos con medidas que tendrán un costo fiscal de $1000 millones de pesos, aunque la industria argumenta que se compensa con la recuperaci­ón de las ventas, pocos meses antes de las elecciones nacionales y en recesión que tomar decisiones pensando en el mediano plazo. En el Gobierno sostienen que nunca se han abierto tantos mercados externos para la carne vacuna como en los últimos años -Swift comenzó a exportar carne de calidad a China tras la firma de los protocolos sanitarios- y que las dificultad­es del acceso al crédito son una turbulenci­a ya pasará. La discusión está abierta.

Hay especialis­tas, como el consultor Matías Sara, que creen que “la faena alta de hembras tiene su raíz en los malos precios de la invernada; mientras ese negocio no mejore nadie se va a guardar las hembras, por más que la tasa sea negativa”. En su opinión hay cuatro factores que inciden en esta situación, “la expectativ­a política (lo que sea que engordes, se va a vender luego de las elecciones); el alto precio del maíz (el costo de alimentaci­ón no permite a los feedlotero­s jugarse demasiado); el pequeño aumento en el stock de terneros y una mayor participac­ión en la demanda de los exportador­es”. Como sea, las vacas todavía no votan.

Las asociacion­es de criadores pidieron que “se considere la instrument­ación de créditos para la compra y retención de vientres”

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