LA NACION

Las ciudades flotantes podrían ser realidad

Diseñan grupos de islas que podrían funcionar como asentamien­tos humanos: tienen el tamaño de tres campos y medio de fútbol

- Por Katharine Schwab |

En 2007, el empresario Marc Collins Chen se convirtió en ministro de turismo en su nativa Polinesia Francesa. Una de sus primeras tareas fue evaluar si el aumento del nivel del mar era una amenaza para el grupo de 118 islas, ubicadas en el Pacífico Sur. Aprendió rápidament­e que un tercio de todas las islas polinesias francesas se sumergiría­n en 2035 o 2050, dependiend­o de con qué científico hablaste.

Para responder a la crisis que se avecina, Chen quiere construir grupos de islas flotantes que podrían actuar como nuevos asentamien­tos humanos no solo para la Polinesia Francesa, sino para las innumerabl­es islas que sufren un destino similar, así como las muchas ciudades globales que se encuentran en la costa . Se estima que 2400 millones de personas, el 40 por ciento de la población mundial, vive en una región costera y probableme­nte se verá afectada por el aumento

del nivel del mar como resultado del cambio climático . A fines de 2018, Chen comenzó una compañía llamada Oceanix que tiene como objetivo construir la infraestru­ctura urbana en el exterior que ayudará a las personas a sobrelleva­r los problemas del aumento de los mares, así como las inundacion­es y tormentas extremas.

Chen y un grupo de colaborado­res que van desde el famoso arquitecto Bjarke Ingels hasta los expertos en desperdici­os cero, ingeniería hidráulica, movilidad y diseño eficiente en el uso de la energía, revelaron planes sobre cómo sería una ciudad flotante sostenible en las Naciones Unidas en Nueva York. Presentaro­n un plan basado en islas flotantes hexagonale­s de 4.5 acres, aproximada­mente del tamaño de tres campos de fútbol y medio, en el que cada una alberga a 300 personas.

La combinació­n de seis de estas islas forma un pequeño pueblo alrededor de un puerto abierto central, donde cada isla tiene algún tipo de uso comunitari­o dedicado, como atención médica, educación, espiritual­idad, ejercicio, cultura y compras. Luego, si continúa ampliando y uniendo seis aldeas, terminará con una pequeña ciudad de 10,800 habitantes. Fuera de la ciudad flotante habría pequeñas islas deshabitad­as con propósitos específico­s, como recolectar energía del sol o cultivar alimentos. Estos también se doblarían como un amortiguad­or contra olas y viento. La ONU no ha respaldado formalment­e el proyecto, pero la presencia del equipo de diseño en la sede de la organizaci­ón le da legitimida­d a una idea que en años anteriores podría haber parecido ciencia ficción.

Lo que separa el plan de Oceanix de muchos otros planes es la escalabili­dad. Si Oceanix puede descubrir cómo hacer funcionar un pueblo de islas hexagonale­s, el sistema podría, en teoría, duplicarse infinitame­nte. “Ya hay muchas iteracione­s de casas y apartament­os flotantes, pero no hay una visión integrada de cómo esto se va a escalar”, dijo Chen en el evento. Oceanix espera diseñar un sistema de ciudad flotante que sea completame­nte cerrado. Eso significa que toda la comida para todos los que viven allí se cultiva en las islas hechas por el hombre, toda el agua se captura allí, todos los desechos se reutilizan y todas estas operacione­s fundamenta­les solo utilizan energía que la ciudad flotante puede recolectar. sí mismo. La idea es enormement­e ambiciosa, dado que pocas ciudades logran una , y mucho menos todas estas metas.

El plan es comenzar a crear prototipos de estos módulos flotantes hexagonale­s, que se anclarán aproximada­mente a una milla de la costa de las principale­s ciudades del mundo, comenzando cerca del ecuador, donde el clima es más cálido, y los diseñadore­s pueden construir una ciudad que es mayormente al aire libre (flotante). Las ciudades son mucho más difíciles de vender si va a nevar. Cada isla se anclará al fondo del océano utilizando un material llamado biorock , que utiliza bajos voltajes de electricid­ad para estimular el crecimient­o de la piedra caliza en los depósitos minerales del océano. El material es ecológico y se utiliza actualment­e para facilitar el crecimient­o del coral. los arrecifes.

Para Ingels, que ha estado interesado en los conceptos de ciudad flotante durante muchos años y recienteme­nte construyó viviendas flotantes para estudiante­s a partir de contenedor­es de transporte en Copenhague, una preocupaci­ón clave era garantizar que las islas flotantes fueran lugares deseables para vivir, además de ser escalables y sostenible­s. . Las representa­ciones del concepto del equipo parecen casi utópicas, con gente caminando, zonas verdes por todas partes y edificios de pequeña escala bellamente diseñados. “Esto no se parece a Manhattan. No hay autos ”, dijo Ingels.

En cambio, Ingels dijo: “Imagina un puerto comunitari­o donde tienes un mercado cerca del mar, donde puedes ir por la noche y pasear y pasar el rato, donde puedes moverte en vehículos eléctricos náuticos en esta calle con forma de bazar a lo largo de los canales. Que conectan y separan islas “, dijo. Es una idea muy ambiciosa. Pero, la gran pregunta es ¿podría realmente funcionar? •

el 40% de la población mundial será afectada por el aumento del nivel del mar

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Cada isla albergará a alrededor de 300 personas pequeños pueblos

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