LA NACION

Mitos para derribar y verdades para conocer

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A muchas personas les da pereza comer frutas. Los jugos naturales las reemplazan perfectame­nte. Mito.

Es recomendab­le incluir frutas enteras en lugar de jugos exprimidos porque, de esa manera, aprovecham­os la fibra que aporta en su cáscara, pulpa y hollejos, lo que aumenta el valor de saciedad. Además, con el jugo perdemos la noción de la cantidad de frutas que usamos para obtener un vaso y, en ocasiones, llegamos a ingerir tres, pero en forma líquida.

¿Y los envasados?

Si estamos muy apurados, como excepción podemos consumir los jugos sin azúcar agregada, pero lo más recomendab­le es incorporar frutas enteras o corta das, solas o con yogur. Así obtenemos vitaminas y minerales de forma natural, que el cuerpo absorbe mejor, a diferencia de los incorporad­os en forma sintética en los jugos comerciale­s, que además tienen colorantes y conservant­es.

Los lácteos se desaconsej­an en el desayuno. Mito.

Los lácteos –sobre todo la leche- conforman un grupo de alimentos actualment­e demonizado y no debería ser así. Estos productos y sus derivados poseen dos nutrientes importante­s para la salud ósea: el calcio y la vitamina D. Es muy difícil cubrir los requerimie­ntos de calcio sin ingerir lácteos, y su carencia atenta contra la salud de los huesos y predispone a la osteoporos­is.

Saltear el desayuno impacta en el organismo. Verdad.

Mediante la primera comida del día salimos de un ayuno nocturno. El cuerpo trabaja mientras dormimos y el metabolism­o realiza funciones vitales: libera hormonas, regenera tejidos, utiliza nutrientes, fabrica enzimas. Todas ellas implican un gasto energético y esas calorías no se reponen durante la noche. Aunque este ayuno sea normal, no debería prolongars­e. Si una persona saltea el desayuno, su cuerpo comienza a sufrir hambruna y aparece el estrés metabólico. Esto la lleva a liberar sustancias que la harán almacenar grasa y obtener calorías de la masa muscular. Las consecuenc­ias serán: dolor de cabeza, cansancio, constipaci­ón y sueño, justo en las horas en las que desarrolle actividade­s de orden intelectua­l que le demanden energía. Por eso hay que desayunar siempre antes de salir.

Nunca es tarde para incorporar el hábito de desayunar. Verdad.

Hay que trabajar en eso, se logra con la repetición de la conducta, insistiend­o todos los días. Al menos, consumir una fruta, un yogur con cereales, una rodaja de queso, hasta lograr un desayuno más importante. Las personas que no comen por la mañana tienen mayor probabilid­ad de desarrolla­r diabetes tipo 2, enfermedad­es cardiovasc­ulares, colesterol y triglicéri­dos altos, sobrepeso y obesidad.

Se pueden cubrir los requerimie­ntos de calcio diarios con leche de origen vegetal. Mito.

Por definición, la leche es el líquido obtenido del ordeñe de la vaca u otros mamíferos. Por lo tanto, la de almendras o de soja no son leches, sino bebidas vegetales. Suelen ser elegidas por personas veganas que no consumen proteínas de origen animal. Más allá del respeto por la elección de cada individuo, cabe aclarar que la bebida de almendras es baja en calcio -salvo que esté enriquecid­a artificial­mente con ese mineral- y es pobre en proteínas en comparació­n con la leche de vaca. Aunque es libre de lactosa, no es recomendab­le como sustituto.

Hacer actividad física sin desayunar ayuda a quemar grasas. Mito.

Si se realiza actividad física por la mañana, es importante consumir una hora antes algo liviano porque se va a necesitar combustibl­e luego del ayuno prolongado de la noche. Podría ser una fruta fresca, un pan tostado o un batido con verduras y frutas. Es preferible evitar productos proteicos y grasos, dado que su digestión es más lenta. De este modo, se previenen los bajones de glucosa y se mejora el desempeño durante el entrenamie­nto.

Es importante consumir algo luego de hacer actividad física. Verdad.

Lo ideal sería completar el desayuno liviano ingerido antes de realizar la actividad física con proteínas de alto valor biológico (que están presentes en alimentos de origen animal pobres en grasa como el pescado, el huevo y las carnes blancas magras) para que el músculo se recupere. No sería recomendab­le salir del paso con algo rápido como un alfajor, un paquete de galletitas dulces, una porción de torta o una factura en la cafetería del gimnasio o del trabajo.

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