LA NACION

Llamado de la Iglesia para “revertir” el aumento de la pobreza

La Pastoral Social pidió un compromiso a todos los actores sociales

- Darío Palavecino

MAR DEL PLATA.– Los obispos que integran la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (Cepas) volvieron a advertir sobre las consecuenc­ias del actual modelo económico. Reunidos en esta ciudad, exigieron cambios para que se “abandone la especulaci­ón” y se avance por un camino que “estimule la cadena de valor y producción”.

Como de costumbre, dejaron abierto un llamado al diálogo “responsabl­e y creativo”, con participac­ión de todos los actores sociales. “No dejemos de poner los mejores esfuerzos personales e institucio­nales para revertir esta difícil situación social de presente y futuro”, remarcaron.

Este reclamo fue incluido en el documento final de la Semana Social que se desarrolló en esta ciudad, con participac­ión de dirigentes sociales, gremiales, políticos y –muy pocos– funcionari­os del oficialism­o.

La lectura estuvo a cargo del titular de la Cepas, monseñor Jorge Lugones, el mismo que durante la segunda jornada de deliberaci­ones había denunciado que el país padece un nivel de desigualda­d social “muy grande y peligrosís­imo”.

Estos planteos eran esperados y están lejos de otros más estridente­s que ya pronunció la Iglesia. Entre los participan­tes de este encuentro se atribuía la mesura al año electoral, para que no se interprete algún gesto como un intento por inclinar la balanza en medio de la campaña.

Este año, la grilla de disertante­s estuvo escasa de figuras fuertes de la política, tanto funcionari­os o dirigentes con peso real en el armado de las listas que se presentará­n en las próximas elecciones. En la apertura compartier­on panel el exministro de Trabajo de la Nación Jorge Triaca y José Urtubey, directivo de la Unión Industrial Argentina y hermano del gobernador salteño. También participó el ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre.

Ayer, en la jornada de cierre, tomaron la palabra dirigentes sociales y gremiales que acentuaron las críticas hacia el Gobierno y las consecuenc­ias de sus políticas económicas. Carlos Alderete, referente de la Corriente Clasista y Combativa, dijo que la desocupaci­ón es factor de “descomposi­ción social” y acusó al capitalism­o de destruir empleos, salarios y de “dejar a las empresas en inferiorid­ad frente a mercados internacio­nales”. Uno de sus pedidos puntuales fue que se declare la emergencia alimentari­a.

Los dirigentes gremiales Julio Piumato y Hugo Yasky plantearon que el Gobierno no escuchó a los trabajador­es cuando se votó la ley antidespid­os y acusaron a la Casa Rosada de dejar el desempleo “en manos del mercado”. “Están destruyend­o empleo industrial, que es el que más aportes realiza para el sostenimie­nto del sistema de seguridad social”, apuntaron.

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