LA NACION

Los primeros años son cruciales

- Cora Steinberg y Alejandra Cardini Steinberg es especialis­ta en Educación en Unicef Argentina y Cardini, directora del Programa de Educación del Cippec

Todo lo que ocurre en los primeros años deja huellas para toda la vida. Por eso es clave que el acceso al jardín de infantes de todos los niños no esté determinad­o por su edad, el lugar donde viven o el nivel socioeconó­mico de sus familias. La Argentina ha realizado avances importante­s en las últimas décadas. La ley de educación nacional vigente establece el nivel como una unidad pedagógica desde los 45 días hasta los 5 años; y las salas de 4 y 5 años son actualment­e obligatori­as.

Cada vez son más los niños que asisten al nivel inicial. El acceso a la sala de 5 años es casi universal y se ha ampliado considerab­lemente la cobertura de las salas de 4 y 3 años en la gran mayoría de las provincias del país. Pero aún queda un largo camino por recorrer. Los niños más pequeños, los que pertenecen a los sectores más vulnerable­s y los que viven en las provincias del noroeste y nordeste, especialme­nte en el ámbito rural, tienen

menos posibilida­des de acceso.

La oferta de escuelas del nivel inicial presenta también disparidad­es y una distribuci­ón inequitati­va en el territorio, tanto entre provincias como dentro de ellas. En los últimos años el sector estatal ha focalizado su esfuerzo en garantizar la oferta de las salas obligatori­as, logrando que cerca de 9 de cada 10 escuelas ofrezcan hoy salas para ambos grupos. Del total de las escuelas del nivel, solo 2 de cada 10 son de gestión privada. Sin embargo, estas escuelas brindan en mayor proporción, la oferta completa: salas desde los

45 días hasta los 5 años.

En cuanto a la forma en la que se organiza el nivel, clave para garantizar su calidad, también quedan desafíos. Los lineamient­os curricular­es nacionales que indican lo que debe suceder en las aulas ya tienen

15 años. Su alcance es limitado, porque están diseñados para los niños más grandes. También son sectoriale­s, porque solo son aplicables a las institucio­nes del sistema educomúnca­tivo reconocida­s oficialmen­te. La normativa administra­tiva es de difícil acceso y no hay una fuerte articulaci­ón entre los niveles nacional y provincial­es que siente las bases para un piso nacional común.

La formación de los profesiona­les está pensada para el sistema educativo y suele centrarse en la enseñanza, invisibili­zando las funciones de crianza y cuidado, fundamenta­les para el trabajo con los más chicos. Los informes del proyecto “Mapa de educación inicial en la Argentina” elaborados por Unicef y Cippec advierten sobre la urgencia de avanzar en la definición de acuerdos nacionales para las institucio­nes que trabajan con la primera infancia, sean o no parte del sistema educativo formal. Estos acuerdos deben resultar de un consenso entre los distintos actores involucrad­os (gobierno, sindicatos, sector privado, sociedad civil y familias) consideran­do los distintos sectores y niveles de gobierno. Es necesario construir una mirada que incluya las cuestiones que hacen a la enseñanza, así como las condicione­s de infraestru­ctura y mobiliario; la salud, la higiene y la nutrición; la protección y la cantidad y perfil de los profesiona­les a cargo, entre otros.

El análisis de la informació­n disponible y la construcci­ón de un diagnóstic­o federal constituye­n un primer paso para alcanzar estos acuerdos. Así, se podrán planificar acciones y definir metas realistas para mejorar el acceso y la calidad de los espacios para los más chicos. Avanzar en esta dirección requiere asegurar la inversión en el corto y el mediano plazo. Solo así será posible ofrecer a todos una crianza, una enseñanza y un cuidado de calidad, y romper con las desigualda­des territoria­les y socioeconó­micas existentes.

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