LA NACION

Ciclón de éxitos. San Lorenzo hace época en el básquetbol y no parece ser un ave de paso

El éxito ante Instituto lo hizo tetracampe­ón nacional en un deporte que ya le cumplió el objetivo inicial de instalarse en Boedo, pero que sigue teniendo más proyección

- Xavier Prieto Astigarrag­a

¿Cómo quedará, en la historia, que San Lorenzo vive un tiempo de éxtasis cuando viene de terminar casi último en el certamen local de fútbol? La explicació­n es que San Lorenzo, como otros grandes clubes, es más que fútbol. Bastante más. La memoria y el balance dirán que en julio de

2019 recuperó su añorado terreno de Boedo luego de décadas y que en otro deporte fuerte, el básquetbol, gritó campeón argentino. Con más esfuerzo que nunca. O sea, con más satisfacci­ón. Y que es tetracampe­ón, nada menos.

En 1997, Boca Juniors logró su primera conquista de la Liga Nacional de Básquetbol. La Bombonerit­a estallaba de gente, y la euforia excedía el placer que generaba un equipazo: muchos entendiero­n que la sequía futbolera, que llevaba cinco años –se cortaría al año siguiente–, potenciaba el interés en los dobles y triples e intensific­aba los festejos. La aventura azulgrana con la pelota naranja tiene puntos de contacto con aquello: la última alegría grande en fútbol ocurrió hace casi cinco años y el básquetbol parece una vía de escape para la sed de satisfacci­ones.

Pero San Lorenzo no acaba de ganar por primera vez la Liga. Ya acopió la cuarta, y seguida, un récord. Y desplazó a otros dos grandes de los

34 años de la competenci­a, Boca y Ferro Carril Oeste, en el podio: con los cuatro títulos, el Ciclón quedó a uno de Peñarol y a cinco de Atenas. Y no solamente en el campo local le va muy bien. Es el bicampeón de la Liga de las Américas, les ha ganado amistosos a nada menos que Real Madrid y Barcelona en España y fue invitado a jugar en 2016 con una franquicia de NBA, Toronto Raptors –hoy el campeón de la mejor liga del planeta–.

Alcanzó lo que nadie en tan poco tiempo en el ambiente argentino. Lo que empezó como una iniciativa para poner el primer pie en el proceso de vuelta a Boedo, con el polideport­ivo Roberto Pando, contó siempre con una copiosa inyección de dinero, el único punto que le objetan los que no son del palo. El básquetbol azulgrana dispuso de unos 75.000.000 de pesos para esta temporada, una fortuna para este ámbito. Por eso era amplio favorito en la final que lo enfrentó con Instituto, otro equipo bien alimentado de billetes: unos 45.000.000. Claro que pocos en comparació­n con la cifra que permitió reunir a Marcos Mata, Nicolás Aguirre, José Vildoza, Máximo Fjellerup y un racimo de calificado­s extranjero­s: Dar Tucker (premiado como el jugador más valioso de la serie), Jerome Meyinsse, Joel Anthony, Mathias Calfani, Donald Sims y Ramón Clemente. Demasiado nombre, demasiado poderío.

Y así y todo le costó mucho doblegar a Instituto, que lo venció en los tres cruces en Córdoba y lo llevó a algo desconocid­o en sus finales: un séptimo partido. Un encuentro que en algún momento, temprano, tuvo

11 puntos arriba (28-17) al retador y visitante. Después llegó la lógica.

Esa lógica que rige la Liga desde hace cuatro años, cuando el Ciclón formó un dream team en 2015, comandado por Julio Lamas –entrenador e hincha–, que después se mantuvo. Y aunque al conjunto, dirigido por Gonzalo García en las últimas dos temporadas, vengan costándole cada vez más las finales (4-0 en 2016,

4-1 en 2017, 4-2 en 2018, 4-3 en 2019), esa lógica se proyecta por más tiempo, porque Vildoza ya tenía otro año de contrato, porque Aguirre y Mata firmaron sus renovacion­es poco antes del partido decisivo, y porque la dirigencia quiere más. “Hay que mostrar internamen­te que seguimos apoyando este proyecto, que lleva a San Lorenzo como marca mundial, no nacional. Cuando fuimos a Toronto iban peñas de todos lados, hasta de Canadá. San Lorenzo juega todo, todo el tiempo”, destacó el vicepresid­ente Marcelo Tinelli, el encargado del básquetbol en el club.

La Liga Nacional tuvo varios proyectos pretencios­os pero fugaces. Algunos, exitosos, como el del extinto bicampeón GEPU. San Lorenzo no parece ser un ave de paso con vuelo alto. El baloncesto ya le había permitido cumplir el objetivo de instalarse en Boedo. Pero la meta fue cambiando: ahora apunta a ser el mejor fronteras afuera y por un buen tiempo.

 ?? Télam ?? Desde 2016 la Liga Nacional termina siempre con imágenes como esta: San Lorenzo campeón
Télam Desde 2016 la Liga Nacional termina siempre con imágenes como esta: San Lorenzo campeón

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina