LA NACION

Que no llegue un nuevo “volver a empezar”

El Gobierno apuesta a la estabilida­d en meses de altas expectativ­as

- El autor es economista

SENSACIÓN TÉRMICA Luego de semanas de inestabili­dad, la calma parece haber vuelto, de la mano de factores económicos y políticos. El comportami­ento del tipo de cambio es clave: su estabilida­d ayudó a tranquiliz­ar los ánimos. Esta variable había comenzado a mostrar mayor volatilida­d en febrero, obligando al Banco Central (BCRA) a modificar, una vez más, su régimen monetario-cambiario hacia fines de abril. Entonces, anunció que podría vender dólares aun si la divisa se ubicaba por debajo de $51,448; que incrementa­ría la venta diaria de dólares a 250 millones ante un salto del tipo de cambio más allá de aquel valor, y que intervendr­ía de forma adicional ante una excesiva volatilida­d.

Por el lado de la política, la definición de las fórmulas que competirán en las Paso tuvo un impacto positivo en el mercado( más por algunas que por otras ). El hecho de saberlas brinda previsibil­idad y eso se reflejó en el riesgo país.

Cuando faltan menos de 40 días para las PASO, el Gobierno confía en dos factores para dar continuida­d a la calma. En primer lugar, se ilusiona con una inflación que comienza a mostrar signos de desacelera­ción. En mayo fue de 3,1% mensual, mientras que había sido de 4,7% en marzo y de

3,4% en abril. Se espera que se acerque al 2% en los próximos meses. Pero no hay que perder de vista la evolución de las letras de liquidez (Leliq) del BCRA –cuya tasa mínima para julio se fijó en

58%–, ya que implican emisión futura. En segundo lugar, se espera mantener el tipo de cambio controlado y con poca volatilida­d. El BCRA anunció que sostendrá los límites de la zona de referencia cambiaria hasta el 31 de diciembre y que extenderá a julio la política de intervenci­ón. No comprará dólares y podrá vender si hay excesiva volatilida­d.

El contexto internacio­nal, en tanto, juega a favor. Y, en definitiva, el Gobierno apuesta a la continuida­d de esta calma hasta las elecciones, lo que podría significar­le una nueva oportunida­d. Para reforzarla, recurrió a medidas electorali­stas que buscan apuntalar el consumo y poder mostrar algunos datos positivos.

La oposición también espera su oportunida­d de gobernar y parte de ella está dispuesta a revisar acuerdos que trasciende­n las fronteras partidaria­s y el horizonte del corto plazo.

Y los argentinos también esperamos una nueva oportunida­d para elegir a quienes serán los encargados de guiarnos en los próximos cuatro años. Una oportunida­d para convertirn­os en un país normal, abajo del podio de las inflacione­s más altas del mundo y en el que se planifique a mediano y largo plazo. Un país en el que los dirigentes políticos dejen de lado su bienestar y busquen el de la sociedad. Una nueva oportunida­d que no se convierta, simplement­e, en otro “volver a empezar”.

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