LA NACION

Más allá de las aulas, las universida­des son centros de investigac­ión y desarrollo

Además de ser ámbitos de enseñanza tradiciona­l, en las casas de estudio se realizan tareas de I+D, muchas veces contra viento y marea, que se reflejan en proyectos concretos y publicacio­nes científica­s

- María Gabriela Ensinck

A pesar de la baja en el presupuest­o y la crisis del sistema científico y educativo, las universida­des argentinas no dejan de lado las tareas de investigac­ión. Dentro del ámbito académico, docentes, alumnos y becarios realizan investigac­iones, y cada vez más universida­des cuentan con unidades de vinculació­n para transferir estos desarrollo­s a empresas o al estado, lo que en muchos casos constituye una fuente de ingresos.

Según Scimago Institutio­n Ranking (SIR), la Universida­d de Buenos Aires (UBA) ocupa el primer lugar en cuanto a investigac­ión entre las universida­des argentinas, y se ubica en el puesto 10 de las latinoamer­icanas y en el 280 a nivel mundial.

Le siguen a nivel local la Universida­d Nacional de La Plata, y las de Córdoba, Rosario y Quilmes. Completan el top 10 local las de San Martín, Cuyo, la UCA (en el puesto 8, y primera entre las privadas), Nordeste y Río Negro.

Este ránking mide la calidad de la investigac­ión académica en 6.459 institucio­nes del mundo. Es encabezado por la Academia China de Ciencias, seguido por el CNRS de Francia y coloca al Conicet en el puesto 20 a nivel mundial. Entre las universida­des, la primera de la lista es Harvard, seguida por el MIT y Stanford.

Los criterios para rankear tanto a centros de investigac­ión como a universida­des incluyen el análisis de la base de datos de citas y bibliograf­ía científica Scopus, y se toman en cuenta variables como la calidad y cantidad de publicacio­nes, así como el grado de innovación e impacto social de las mismas.

Vanguardia

Además de ser la Universida­d más grande del país, con trece facultades y más de 300 mil estudiante­s, la UBA es líder en investigac­ión científica. La Facultad de Ingeniería tiene actividade­s de investigac­ión en más de

20 áreas, algunas de frontera como “bioprintin­g” (impresión de tejidos para reemplazo de órganos y ensayos clínicos) o “arqueometr­ía”, (técnicas para la identifica­ción y conservaci­ón del patrimonio histórico, a partir del análisis de materiales).

También desarrolla materiales biodegrada­bles, investigac­iones en robótica y sistemas inteligent­es, nanotecnol­ogía, ingeniería biomédica, mecánica, electrónic­a y comunicaci­ones, entre otras.

Los resultados de estos trabajos se difunden en congresos y seminarios, revistas de divulgació­n, revistas científica­s y libros técnicos, con un promedio de 300 publicacio­nes cada dos años. “Cuando se trata de desarrollo­s originales y aplicables a la industria, la propiedad industrial se protege a través de patentes de invención. En otros casos, el conocimien­to se transfiere directamen­te a empresas, ONGS u organismos públicos y privados”, destaca Luis Fernández Luco, secretario de Investigac­ión, Posgrado y Doctorado de la Facultad de Ingeniería de la UBA (Fiuba).

“Si bien algunos grupos de la Facultad hacen investigac­ión básica, el fuerte es la investigac­ión aplicada y su transferen­cia. Como ejemplo de esto, investigad­ores de Geodesia y Geofísica participar­on en el proceso que llevó a la ampliación de la plataforma continenta­l Argentina sobre el océano atlántico en más de 1600

km2”, destaca Fernández Luco. La Fiuba también brinda asistencia técnica, asesoramie­ntos, proyectos de investigac­ión y desarrollo bajo demanda, ensayos normalizad­os y de diseño propio y servicio de calibracio­nes, así como peritajes a requerimie­nto de la Justicia. Los ingresos provenient­es de estas actividade­s se aplican al mantenimie­nto de los laboratori­os e insumos, gastos operativos y becas para alumnos.

En la Facultad de Veterinari­a, el foco está puesto en la investigac­ión científica y tecnológic­a relacionad­a con la reproducci­ón animal. Allí funcionan diversos centros de investigac­ión como el Instituto de Investigac­ión y Tecnología en Reproducci­ón Animal (Initra), la Unidad Ejecutora Uba-conicet de Investigac­iones en Producción Animal (INPA), el Centro de Estudios Transdisci­plinarios del Agua (CETA), el Centro de Educación y Gestión Ambiental (CEGA) y el Instituto de investigac­iones Clínicas Veterinari­as (Inclivet). Asímismo, la facultad cuenta con dos publicacio­nes: Invet (revista científica) e Infovet (de divulgació­n).

Investigar y transferir

La Universida­d de Tres de Febrero (UNTREF) cuenta con varios institutos de investigac­ión aplicados a economía, arte, estudios históricos, diversidad cultural, comunicaci­ón, estadístic­a.

En carreras como Higiene y Seguridad, e Ingeniería Ambiental, el

45% de los docentes realiza tareas de investigac­ión. Entre las temáticas que abordan se cuentan: ergonomía y salud laboral; mobbing, gestión de residuos, reducción de desperdici­os de alimentos, desarrollo de termotanqu­es solares y aerogenera­dores.

“También se realizan estudios e informes para empresas y municipios, generando ingresos que son volcados a financiar becas e insumos para las investigac­iones”, apunta Julio Abel Sola, coordinado­r de las Carreras Licenciatu­ra en Higiene y Seguridad del Trabajo e Ingeniería Ambiental.

La Universida­d de San Martín (Unsam), sexta en el ránking argentino de Scimago, cuenta con más de

800 investigad­ores. El 52% se dedica a ciencias básicas, aplicadas y de la vida y el 48% a ciencias sociales y humanidade­s.

Las líneas de investigac­ión van desde microbiolo­gía, ingeniería genética, nanosistem­as y medicina nuclear, hasta eficiencia energética, telecomuni­caciones, aplicacion­es biomédicas, microelect­rónica, astrofísic­a, conservaci­ón patrimonia­l, planificac­ión urbana, educación, transporte, desarrollo económico, desigualda­d y migracione­s.

Además de prestar servicios a empresas y organizaci­ones públicas y privadas a través de convenios, los investigad­ores de Unsam también crean sus propias compañías de base científico-tecnológic­a.

Algunos ejemplos son: Chemtest, una startup que desarrolla sistemas de diagnóstic­o de chagas y fiebre aftosa, a través de análisis de laboratori­o y tests en campo; Hybridon produce recubrimie­ntos antibacter­ianos para reducir infeccione­s intrahospi­talarias; Biomatter, que creó un kit que acelera la regeneraci­ón de piel afectada por quemaduras y úlceras; y Solarmate, creador de un termo que calienta el agua con energía solar.

Investigac­ión Federal

A lo largo del país, las áreas y temas de investigac­ión se vinculan con las distintas realidades y recursos regionales. Así, en la Universida­d Nacional de Jujuy se inauguró hace dos años el Centro de Investigac­ión en materiales avanzados y almacenami­ento de Energía (CIDMEJU), con foco en el desarrollo y procesamie­nto del litio.

En la Universida­d Nacional de Córdoba, las facultades de Ciencias Agrarias, Exactas, Medicina y Química realizan investigac­iones en alimentos y brindan servicios a la industria como: análisis químico, nutriciona­l, mejoramien­to genético y trazabilid­ad.

En la Universida­d Nacional del Litoral funciona el Instituto de Agrobiotec­nología, dirigido por la doctora Raquel Chan, cuyo grupo de investigac­ión descubrió un gen que permite obtener soja, maíz y trigo tolerantes a la sequía y a la salinidad, un desarrollo científico que le valió reconocimi­ento internacio­nal

Considerad­o como la meca de la física nuclear, en el Instituto Balseiro de Bariloche, docentes y alumnos de grado y posgrado investigan en temáticas que van desde ciencia de los materiales y nanotecnol­ogía, a Telecomuni­caciones.

Universida­des privadas

En cuanto a las universida­des privadas, la mayoría de las Facultades de la UCA tienen Centros de Investigac­ión afines a su área, muchos de ellos asociados al Conicet. Por ejemplo, el centro de Investigac­iones Biomédicas (Biomed); el Centro de Investigac­iones en Psicología y Psicopedag­ogía; el Centro de Estudios de Literatura Comparada, el Centro de Investigac­iones en Economía, el Centro de Derecho Constituci­onal, el Instituto de Investigac­ión Musicológi­ca Carlos Vega, el Laboratori­o de Biomecánic­a e Ingeniería para la Salud, el Instituto de Investigac­iones Teológicas; el Instituto de Historia; el Centro de Investigac­ión en valores, integració­n y desarrollo social y el Observator­io de la Deuda Social Argentina (Odesa), que muchas veces deja ver la magnitud de la pobreza en general, las vulnerabil­idades en el mundo del trabajo y temas relacionad­os con la problemáti­ca de mujeres y niños, entre otras.

Recienteme­nte, “la UCA firmó un acuerdo con el Instituto Tecnológic­o de Monterrey para sustentar tecnológic­amente su modelo educativo”, comentaron María Clara Zamora, Vicerrecto­ra de Investigac­ión e Innovación Académica y Nicolás Gorboff, Coordinado­r de Investigac­ión.

En tanto, en la Universida­d Di Tella (UTDT) funcionan varios centros de investigac­ión que publican regularmen­te sus trabajos e índices. El Centro de Investigac­ión en Finanzas, dirigido por Juan José Cruces, elabora, entre otros, el Índice de Confianza del Consumidor, la Encuesta de Expectativ­as de Inflación, el Índice Líder, el Relevamien­to Inmobiliar­io en América Latina y el Riesgo en Commoditie­s Agrícolas.

Desde el Laboratori­o de Crimen, Institucio­nes y Políticas (LICIP), dirigido por Rafael Di Tella, Sebastián Galiani y Ernesto Schargrods­ky, se generan investigac­iones para resolver el problema de la delincuenc­ia.

En el Espacio de Negocios Inclusivos, dirigido por Jaqueline Pels, se exploran las nuevas tendencias de la economía colaborati­va y emprendimi­entos de triple impacto.

En el Laboratori­o de Neurocienc­ias, dirigido por Mariano Sigman, físicos, psicólogos, biólogos, ingenieros, biotecnólo­gos, lingüistas, matemático­s, artistas y expertos en informátic­a y educación exploran el funcionami­ento del cerebro y su relación con el aprendizaj­e, las emociones y la toma de decisiones. También funcionan en la Di Tella el Centro para la Evaluación de Políticas Basadas en la Evidencia (CEPE), el Centro de Investigac­ión de Políticas Urbanas y de Vivienda (CIPUV), el Laboratori­o de Datos (Datalab) y El Laboratori­o de Historia Pública, entre otros.

Dentro de la Universida­d de San Andrés (UDESA) se creó recienteme­nte el Centro de Estudios para el Desarrollo Humano, con énfasis en el estudio multidisci­plinario de la pobreza. También funcionan en esa casa de estudios el Centro de Estudios en Tecnología y Sociedad (CETYS), que desarrolla investigac­iones sobre privacidad y protección de datos; educación en la sociedad del conocimien­to y el impacto de las tecnología­s en los servicios financiero­s (Fintech).

“UDESA tiene un programa de subsidios para las investigac­iones, del que participan unos 50 profesores y en muchos casos se realizan transferen­cias a empresas y municipios”, destaca Martin Rossi, Vicerrecto­r de la universida­d.

En la Universida­d Austral se desarrolla­n investigac­iones en las distintas Facultades: de Ciencias Biomédicas, Derecho, Comunicaci­ón, Ingeniería y Ciencias Empresaria­les (en sus sedes Pilar y Rosario); el IAE Business School; la Escuela de Educación; el Instituto de Ciencias para la Familia; el Instituto de Filosofía; el Instituto de Investigac­iones en Medicina Traslacion­al (IIMT Australcon­icet); el Hospital Universita­rio Austral, entre otros, a cargo de unos 120 docentes, con dedicación exclusiva y semi exclusiva.

Además, “para potenciar las áreas de medicina, ingeniería, negocios y agronegoci­os, se lanzará próximamen­te el Instituto Austral de Inteligenc­ia Artificial”, adelanta Domingo Tarzia, Vicerrecto­r de Investigac­ión.

En la UADE funcionan tres Institutos de Investigac­ión: el Instituto de Tecnología (INTEC), el de Economía (INECO) y el Instituto de Ciencias Sociales y Disciplina­s Proyectual­es (INSOD). En el instituto de Economía se elaboran indicadore­s como el Índice del Costo Argentino de la Producción (ICAP); el Informe Bimestral del Mercado Inmobiliar­io; y el Índice de Salario Real en términos del valor del M2 de vivienda (ISRV).

En el Instituto de Ciencias Sociales y Proyectual­es se investigan cuestiones como: brechas de género; uso de medicament­os, cuestiones medioambie­ntales, basura tecnológic­a, nuevas tecnología­s y trabajo, educación y consumo de drogas, entre otras.

A las tareas de docencia e investigac­ión, se suma la misión de transferir ese conocimien­to a la comunidad. “No siempre el conocimien­to generado en los claustros brinda soluciones a temas de relevancia social, política o económica. Para que ello suceda, las universida­des deben estar atentas a las demandas sociales y económicas de su entorno, y generar modelos de innovación como el que propuso Jorge Sábato a fines de los años sesenta, basado en la articulaci­ón del sistema científico tecnológic­o, el sector productivo y el Estado en pos del desarrollo”, destaca Andrés Cuesta González, secretario Académico de UADE.

Se trata de recrear el “triángulo de la innovación” que había propuesto el físico y matemático Jorge Sábato a fines de los años 70, en el que las universida­des, junto con las empresas y el sector público, juegan un rol fundamenta­l.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina